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Quién es la Chica de la Tela Roja que “vuela” en el Parque Saavedra: “Hacer acrobacia en público se siente como un show”

Tamara Alexandra Pantuso es una joven vecina de Villa Urquiza que estudia paisajismo en la Universidad de Buenos Aires y tiene su empresa de jardinería. También es profesora de acrobacia en telas y enseña en el Parque Saavedra.

“Me conocen todos los que pasan la tarde cerca del eucalipto como La Chica de la Tela Roja”, cuenta con orgullo en diálogo con Saavedra Online, y habla de esta disciplina como “un arte tan maravilloso e igualable a la sensación de estar volando”.

En el presente, el Parque cuenta con una nutrida vida social, cultural y deportiva mediante las clases y talleres al aire libre. En este clima, Alexandra ofrece clases individuales y grupales para personas de todas las edades. “Acrobacia puede hacer cualquier persona que no se maree. Luego están los logros y metas que se pone cada uno”.

El Parque Saavedra es su espacio de enseñanza y el lugar donde descubrió el mundo de la acrobacia en tela: “Hace seis años me mudé a Villa Urquiza, a dos cuadras de Donado, en el límite con Saavedra. Al tener conocidos en el barrio empecé a concurrir al bellísimo Parque, en cuál hay mucha gente haciendo diferentes ramas de la acrobacia lo cual me encantó. Por una conocida empecé a tomar clases de PoleSport durante un año. Un día quedé con una amiga en el parque y ella estaba con los suyos y una tela color azul colgaba del eucalipto (a seis o siete metros de altura) de curiosa fui a querer subir, y no era lo mismo que el caño, pero ver los chicos que hacían trucos para mí era como verlos volar. Automáticamente dije voy a venir más seguido”.

“Por motivos personales dejé de concurrir a las clases de pole, pero para la fecha ya sabía subir en la tela (siete metros) y tocar la rama del Eucalipto y como la práctica hace al maestro logré cada vez más y mejores trucos. Hacer tela en público se siente como un show. Con esos metros de altura tenés espectadores desee muchos ángulos, en un principio sentía presión con las miradas pero al ganar confianza me empezó a gustar que vean mi progreso, lo lindo de esta disciplina. Voy a admitir que no es lo mismo ir de temprano (con poca gente) que un dominguito explotado y hasta hacer la hamaca gigante que yo sé que a más de uno tienta”.

La historia de cómo empezó a enseñar da cuenta de los vínculos que nacen en el parque del barrio y de cómo adquirir confianza en uno mismo: “Siempre se acercaron curiosos de todas las edades a mirar y preguntar. Venían a preguntarnos si se podían subir, y más de una vez me pedían enseñarles, lo básico. Ahí me empezó la picar la curiosidad de enseñar. El mismo parque me enseñó a enseñar. Por creer que no estaba lista no me animaba a dar clases. Hasta que le di clases a mis amigas,con las que me juntaba en el parque. Ahí dije que estaba lista. Este verano me crucé con una mujer en el parque que me vio haciendo tela. Se me acercó y me dijo que ella estaba haciendo una colonia en el barrio y que la casa tenía un árbol y buscaba a alguien que diera clases. Le di mi tarjeta. Resulta que también necesitaba a alguien que hiciera paisajismo. Estábamos destinadas a encontrarnos. Nos juntamos y al mes siguiente empecé en la colonia. Fue mi primera experiencia, con nenes de entre siete y 10 años. Fue el empujón para decirme a mí misma que yo puedo enseñar”.

Alexandra cuenta que tras esa experiencia y poco antes del inicio del aislamiento social por la pandemia estaba en la búsqueda de un inmueble para dictar clases. “La cuarentena opacó todos los planes. Retomé ahora y estoy dando clases por suerte hay muchas interesadas”.

Para concluir, Alexandra nos cuenta qué es lo que más disfruta de de Saavedra: “Lo que más me gusta del barrio es el Parque. Todos los barrios deberían tener su parque (además de las plazas) Es ahí donde se conocen todos, un punto verde de sociabilización, distensión de la ciudad”.