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Conflicto adolescente. El dolor de crecer

Si bien todo el desarrollo del hombre transcurre superando diversos conflictos individuales y sociales, el mundo de relación entre padres e hijos constituye el aspecto que fundamenta todo proceso ulterior.

El modelo de vincularidad que se le proponga al hijo, será el molde con el que él mismo atravesará sus relaciones posteriores. Será la comunicación la herramienta más importante para establecer las bases de seguridad y confianza en las relaciones con los demás. 

Un ambiente armónico donde se tengan en cuenta las necesidades individuales y  se respeten las diferencias en las estructuras individuales, conformaría una excelente plataforma para atravesar los problemas que la vida nos procura. 

Aun así, favoreciendo y fomentando el crecimiento, el choque entre generaciones ocurre y es necesario. Esta operación para discriminarse y adquirir una identidad es dolorosa, sobre todo durante la adolescencia. El hijo precisa un lugar propio, sede de su independencia que aún no tiene y desea tener. Al decir lugar propio hablo de territorio psíquico, que durante la adolescencia es precario debido al desequilibrio que producen los múltiples cambios que aparecen. 

En la adolescencia se exteriorizan experiencias, impresiones y huellas mnémicas de la infancia que han pasado sin dejar traumas, y que ahora se resignifican ante el desarrollo sexual, las demandas sociales y la reestructuración del aparato anímico. Estos restos de situaciones de la infancia se traducen ahora en “facturas” y reclamos hacia los padres. Como respuesta a este incremento de la autonomía, muchos padres responden con un incremento de autoritarismo, con lo cual se perpetúa el conflicto generacional y la rivalidad se acentúa. Esta situación de desprendimiento del hijo, pone en crisis la economía libidinal de los padres, ya que  aquí también se resignifican los conflictos generacionales de los padres con sus propios padres. Es positivo aceptar y tramitar la diferencia entre padres e hijos, esta confrontación es por demás importante para plasmar la identidad y mantenerla en todas las etapas de la vida.

Graciela Surace

Psicóloga – 30 años de experiencia

15 6008 1961 / 4503 2527