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El presidente cerró las escuelas sin avisar a CABA: “No la consensué, me hago cargo yo”

Luego de anunciar restricciones más severas en el Área Metropolitana, el presidente Alberto Fernández defendió el hecho de no haber consultado a las autoridades porteñas ante la suspensión de las clases presenciales entre el lunes 19 y el viernes 30 de abril.

“Esta medida no la consensué, la tomé yo y me hago cargo yo”, dijo el jefe de Estado ante Radio 10.

La decisión la contextualizó y le echó la culpa al Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires: “Yo trato de hablar siempre y de hecho las medidas anteriores las conversé con el Gobierno de la Ciudad. Quise cerrar los restaurantes y me pidieron que no lo hiciera. Propuse hacerlo a las 22 y me pidieron extenderlo hasta las 23. Consensué todas las medidas y después me enteré de que cerraban a las 11, pero se podían quedar hasta las 12”.

“Y que tampoco estaban de acuerdo con las restricciones nocturnas a la circulación. Si uno acuerda y después decimos que no estamos de acuerdo, entonces no entiendo para qué lo hacemos”, agregó.

Como era de esperar, la falta de consulta causó malestar entre las autoridades porteñas. De hecho, como informó este medio, en la noche del miércoles circuló un decreto del GCBA que declara a la educación como actividad esencial. Se aclaró luego que ese documento solo permitía que el personal pueda utilizar el transporte público.

En tanto, este jueves habrá una conferencia de funcionarios porteños donde se disiparán las dudas al respecto.

Otro funcionario que fue desautorizado con la decisión de Fernández fue el ministro de Educación de la Nación que, como el GCBA, defiende la presencialidad en las aulas.

Al respecto, el presidente dijo: “Tuve discusiones dentro de mi equipo, porque el ministro de Educación creía que había que insistir más con las clases presenciales; pero las clases presenciales no son solo eso: hay que ir a un colegio primario, estar en el horario de salida, ver cómo las madres se agolpan frente a la puerta y el contagio puede hacerse más fácil, ver cómo los chicos juegan entre sí cambiándose los barbijos. Y en todo este tiempo he escuchado a todos”.