Contra todo y contra todos, el Fortín sigue sumando
Por la 23ª fecha de la Liga Profesional, Vélez recibió a Lanús en el José Amalfitani y empató sin goles en un partido en el que fue protagonista, pero no logró reflejar su dominio en el marcador. Las polémicas de Fernando Echenique, incluida una expulsión de Damián Fernández revisada por el VAR, dejaron un sabor amargo en Liniers y un punto que, aunque mantiene a Vélez líder con 44 unidades, sabe a poco en la recta final del torneo. Sumar sirve, sí, pero no es suficiente cuando el gran esfuerzo queda eclipsado por decisiones arbitrales que parecen responder a un guión macabro. En esta nota, todos los detalles.
En Liniers las noches tienen un aire especial cuando Vélez pisa el Amalfitani. Pero esta vez, la famosa mística que acompañó al Fortín en los últimos partidos parecía tener que pelear contra alguien más que los once de Lanús. En esta recta final del campeonato, sumar es vital. Pero sumar de a tres enfrentando a once jugadores y un poquito más, vuelve el camino más difícil.
Con bajas importantes como las de Emanuel Mammana por lesión y Joaquín García por suspensión, Gustavo Quinteros movió las fichas. Entraron Damián Fernández y Agustín Lagos. Este último con menos titularidades que presentes de Fernando Echenique para dirigir a Vélez, un árbitro que ya había dejado recientemente su huella en ese polémico empate frente a Belgrano.
El Fortín tardó en encontrarle la vuelta al partido. Fue recién a los 15’ cuando Braian Romero empezó a mostrar señales de peligro con un cabezazo que no tuvo ni fuerza ni dirección. Pero esa primera chispa encendió al equipo, y pronto Vélez se hizo dueño del juego. Más tarde, Elías Gómez intentó despejar al córner, pero el destino lo mandó al lateral. De ese lateral surgió un centro venenoso al área chica que Francisco Pizzini quiso aprovechar, pero Carlos Izquierdoz no se lo permitió, tomándolo por todos lados. Pero claro, Echenique no lo consideró falta. Es más, parece que el reglamento del árbitro tiene un apartado especial para ignorar todo lo que favorezca a Vélez.
El primer tiempo fue un monólogo del Fortín, dueño de la pelota y de las intenciones, mientras Lanús apenas cruzaba la mitad de la cancha. Eso sí, con la libertad de pegar sin temores. La autoridad del partido -si es que se le puede llamar así- prefería mirar para otro lado. A pesar de todo, Vélez siguió insistiendo. Valentín Gómez tuvo una chance clarísima, pero Leonardo Jara le negó el gol casi en la línea. Más tarde, Claudio Aquino hizo temblar el travesaño con un tiro libre que merecía ser gol.
Y entonces llegó la perla de la noche. En el tiempo añadido, Eduardo Salvio empujó a Damián Fernández, que perdió el equilibrio y, mientras avanzaba trastabillando soltó la pelota, pero terminó cometiendo falta contra Lautaro Acosta. Germán Delfino llamó al VAR, pero a Echenique sólo le interesó la parte que culpaba a Fernández. Del empujón inicial, nada. Tal vez la repetición estaba trabada. O tal vez, Echenique tiene un talento especial para no ver lo que no quiere. Roja directa y Vélez al vestuario con uno menos.
Con diez jugadores, Quinteros ajustó en el complemento. Francisco Pizzini, que poco había hecho en el primer tiempo, le dejó su lugar a Patricio Pernicone para reforzar la defensa. Lanús, con un hombre más, comenzó a animarse, aprovechó los espacios y llegó más, aunque sin inquietar demasiado a Tomás Marchiori. Pero el Fortín no se achicó, siguió presionando, intentando y buscando ese gol que parecía esquivo. Aquino estuvo cerca, pero un toque desde atrás de Peña Biafore lo desestabilizó cuando iba a empujarla y terminó cayendo en el área. Lo pidieron todos. Penal para cualquiera, menos para quienes tenían que sancionarlo.
Parece que este torneo tiene un guión escrito de antemano, y Vélez, como actor principal, está obligado a seguirlo al pie de la letra. En un campeonato donde todo apunta a definirse en la última fecha, el Fortín no puede permitirse salir de esa narrativa tan ajustada. Porque, claro ¿Cómo puede ser que respire con algo de tranquilidad antes del final? La victoria ante Lanús era crucial para ampliar la ventaja y empezar a sellar el desenlace. Pero no, el libreto exige tensión hasta el último acto, y Vélez parece condenado a protagonizar este drama.
Braian Romero, en los últimos minutos, tuvo la chance de darle el triunfo al Fortín, pero su remate se fue rozando el palo. Thiago Fernández, que había picado, quedó solo como testigo del intento. El grito quedó en la garganta, y aunque Vélez mereció más, se quedó con un empate que duele. Porque sumar sirve, pero sumar de a tres es lo que necesita este Fortín para respirar en una tabla apretada.
Este resultado dejó a Vélez puntero con 44 puntos, pero siente cada vez más cerca el aliento de sus perseguidores; Huracán con 42, Racing con 40 y River y Talleres, ambos con 36 y un partido menos que podría complicar aún más el panorama. Ahora, el Fortín visitará a Godoy Cruz el próximo domingo desde las 19.15, en otra final más de este tramo agónico del campeonato. Quedan cuatro finales, y el Fortín promete dar pelea. Con once, contra doce, y contra todo lo que venga.
Micaela Ailup