Código Urbanístico: vecinos piden cambios en Parque Chas
En paralelo a los “ajustes” al Código Urbanístico anunciados por el Gobierno porteño, la agrupación “Somos de Parque Chas” presentó de forma particular un proyecto de Ley para modificar la normativa vigente en varias manzanas de este barrio de la Comuna 15.
Según la propuesta, los cambios alcanzarán al polígono delimitado por el eje de la Av. De los Incas, Av. Combatientes de Malvinas, Av. Chorroarín, Av. Constituyentes, Av. Gral. Benjamín Victorica, hasta el eje de la Av. Los Incas.
“Solicitamos readecuar, en sectores representativos de nuestro barrio, diversos aspectos de la normativa urbanística vigente que constituyen un riesgo tanto para sus características identitarias, como para la calidad de vida de todos los habitantes”, explican los ciudadanos.
“Entre los factores que generan nuestra mayor preocupación se encuentran: La falta de revisión, actualización y preservación de las Urbanizaciones determinadas y su entorno (entre ellas la U39-Parque Chas), en el proceso de elaboración del Código Urbanístico que impuso un paradigma de sobredensificación constructiva y mixtura de usos sin respetar las identidades barriales. El incremento exponencial y arbitrario de la capacidad constructiva en el sector sur de Parque Chas, que distorsiona los valores del suelo e incentiva la renovación urbana con sustitución de tejido patrimonial o histórico”, plantean los vecinos.
También agregan: “El aumento arbitrario de las alturas de la edificación, que alteran la escala urbana y las condiciones de habitabilidad. La intensiva ocupación del suelo permitida por las zonificaciones del antiguo CPU, actúa como antecedente de nuevos proyectos que sostienen una escasa superficie absorbente en pulmones de manzana. La flexibilización de los usos del suelo, que altera la convivencia de las actividades urbanas y modifica negativamente las economías barriales”.
Se trata de “Factores que se combinan con un alto grado de “especulación inmobiliaria”, fenómeno que encuentra incentivo en los certificados urbanísticos2, condiciones novedosas, vinculadas al procedimiento del trámite de registro de las obras y las habilitaciones en el ejido de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, que si bien parecían estimular un horizonte de previsibilidad para la gestión y desarrollo de obras y proyectos e implantación de usos del suelo, trajo aparejadas algunas consecuencias negativas en su objetivo e implementación. Al respecto, tanto la prórroga flexible otorgada por un período de vigencia de (6) meses, cómo el “blindaje normativo”, obtenido dentro de un expediente de registro de obra o habilitación, no solo promovieron acciones de especulación urbana3- de quienes se presume que pretenden perpetuar la mejor interpretación obtenida de los parámetros urbanísticos vigentes (frente a posibles situaciones de cambios normativos), limitaron también, el rol regulador del estado en sus facultades de implementar ajustes y/o acciones correctivas, que se condicen con la implementación de un nuevo marco normativo”.
En la defensa del proyecto, los vecinos explican que “se distinguen 2 sectores especiales de nuestro barrio (A y B) con características y conflictividades particulares2.
Sector A: Polígono delimitado por el eje de la Av. De los Incas, Av. Combatientes de Malvinas, Av. Chorroarín, Av. Constituyentes, Av. Gral. Benjamín Victorica, hasta el eje de la Av. Los Incas; que mantiene la impronta de las antiguas zonificaciones y donde se experimentan los mayores riesgos de renovación con densificación urbana.
Sector B: Urbanización Determinada U39 – “Parque Chas”, conjunto urbano de escala homogénea, caracterizado por un trazado concéntrico planificado y cuyo uso predominante es la vivienda individual.
“Al respecto, la comparativa de marcos normativos (CPU vs CUR) permite comprender y dimensionar los posibles impactos negativos de la nueva norma urbana; en especial en aquellas áreas afectadas generosamente a condiciones de edificabilidad USAM4, que incentivan la renovación urbana de sectores residenciales y de equipamientos de baja escala; mediante parámetros normativos que incrementan la capacidad constructiva y la altura edilicia, disminuyen el suelo absorbente y alteran los usos y actividades existentes”, señalan como uno de los problemas latentes.
Con el objetivo de “calibrar y/o reformular la normativa urbana actual a la estructura física e identitaria” del barrio, los vecinos proponen:
Sector A: Consolidación y jerarquización de los corredores principales (con mayor capacidad ambiental y en proceso de consolidación) con las condiciones de edificabilidad: USAB.2; Transición de las alturas desde los corredores hacia el interior del barrio. (Manzanas con USAB2-USAB1); Consolidación de grandes áreas residenciales, de baja escala, entre corredores comerciales, (en forma de macro-manzanas), con condiciones de edificabilidad USAB 1.; Consolidación de la mixtura de usos (3) en los corredores comerciales y restringir actividades en el interior del barrio, conformando macro-manzanas predominantemente residenciales. Limitación de la ocupación del suelo edificable hasta LFI. (¼ de manzana), preservando los pulmones de manzana y aumentando la capacidad ambiental.
Sector B: Ampliación de los límites geográficos de la U39-Parque Chas, incorporando el frente de viviendas de la Av. Benjamín Victorica.
También proponen criterios comunes para ambos sectores: “Aumento de la catalogación de inmuebles con valoración Urbanística y/o Arquitectónica, Histórica-Cultural, Singular y Ambiental, preservando la identidad barrial en base a la memoria colectiva de sus habitantes. Incorporación de mecanismos de consulta y participación vecinal, frente a toda petición que solicite en el área, garantizando el control y monitoreo ciudadano. Definición de lineamientos paisajísticos para el Espacio Público Compromisos para la elaboración de estudios ambientales que permitan mitigar impactos y calibrar la norma urbana. Suspensión de certificados urbanísticos, hasta tanto no se resuelva una norma urbana que contemple las necesidades/reclamos vecinales”.
“Aspectos que no pretenden poner freno al desarrollo de la ciudad, sino al contrario, pretenden orientar el crecimiento equilibrado y sostenible de los barrios; densificando y mixturando usos en los corredores de mayor capacidad ambiental y preservar pulmones residenciales o de baja mixtura de usos, que a manera de macro-manzanas, garanticen una mejor calidad de vida. Por último, queremos resaltar la importancia de trabajar en la preservación de nuestro patrimonio barrial, no como una operación tendenciosa, hegemónica e institucionalista de reconstrucción del pasado, sino cómo un ejercicio en función de las motivaciones, necesidades y sentimientos de cohesión e identificación de los vecinos y vecinas con su hábitat cotidiano”, finalizan los vecinos.
Juan Castro
Foto: Parquechasweb.com.ar