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Vélez, su garra y su gente están en la final de la Copa de la Liga

Con una inconmensurable demostración de carácter, el Fortín se hizo gigante en San Nicolás y clasificó a la final de la Copa de la Liga en una vibrante definición por penales, luego de empatar sin goles ante Argentinos Juniors. Tomás Marchiori fue el héroe de la tarde en la que el equipo de Quinteros debió replantear el partido tras la roja tempranera a Brian Romero. Como el ave Fénix, la V azulada parece haber renacido de entre las cenizas y ahora espera rival para el domingo próximo cuando en Santiago del Estero se corone a un nuevo campeón del fútbol argentino.

Tras una semana de idas y vueltas que ponía en duda la sede del encuentro, el estadio municipal de San Nicolás fue finalmente confirmado como la casa anfitriona de la semifinal y el pueblo fortinero –una vez más- se lanzó masivamente a acompañar al equipo para alentar de cerca. Setenta y cinco micros partieron desde Liniers y cientos de autos viajaron para que en las tribunas de la parcialidad velezana no entrara un alfiler.

El comienzo del partido arrancó impreciso. Los nervios se hicieron notar y los errores de ambos equipos se prolongaron un buen rato. A pesar de ello, el aliento de la gente de Vélez comenzó a hacerse notar y, a la par, creció el peligro de cara al arco de Argentinos Juniors, pero no por mucho tiempo. A los 13 minutos, Brian Romero vio la roja después de la intervención del VAR, tras una plancha a un defensor de Argentinos en el borde del área del Bicho. Sin embargo, lo que parecía ser un baldazo de agua fría para el conjunto de Liniers, terminó siendo el gran impulso para lograr el pase a la final. El equipo se reacomodó en la cancha con dos férreas líneas de cuatro y salió a comerle los talones al Bicho, que no encontraba espacios para desnivelar y hacer notar el hombre de más. Además, cada vez que pudo el Fortín se lanzó de contra. De hecho, en el resto de esa primera etapa tuvo tres ocasiones claras (dos en los pies de Francisco Pizzini y otra con un disparo de Thiago Fernández) que el Ruso Diego Rodríguez logró desactivar con atajadas espectaculares.

Para el segundo tiempo, el equipo de Gustavo Quinteros siguió lamentando la falta de efectividad frente al arco y Argentinos Juniors continuó sin aprovechar la ventaja numérica. Mientras tanto, Tomás Marchiori cerraba la valla en dos ocasiones con estiradas inolvidables y su figura se afianzaba para llevar a Vélez a la victoria. A la par, Valentín Gómez se convertía en caudillo –la defensa fortinera fue un cerrojo infranqueable- y el equipo todo se desdoblaba en un esfuerzo épico. De hecho lo pudo haber ganado en los noventa, cuando Jenny Lobato quedó mano a mano con el arquero de Argentinos, pero su disparo impactó en el cuerpo del uno.

Con el pitazo final llegó la definición por penales y los nervios del pueblo fortinero se multiplicaron en las tribunas y frente a las pantallas de la tele.

Juan Ignacio Méndez abrió la tanda para Vélez con el aliento de los de la Paternal detrás del arco. Diego Rodríguez adivinó el palo y tapó el remate. De esta manera, El Fortín arrancó con una posibilidad de cinco perdida. Pero la suerte daría un viraje rotundo, cuando Leonardo Heredia la tiró por arriba del travesaño y Tomás Marchiori atajó el remate de Luciano Gondou. Finalmente, Lenny Lobato –ahora sí- liquidó la tanda con un zurdazo cruzado para dejar en el camino al Bicho de la Paternal y hacer estallar de alegría a toda la parcialidad fotinera.

En efecto, el cero a cero que terminó en penales, se llenó de figuras. Todo el plantel de Vélez mereció el reconocimiento por el gran trabajo, tanto individual como colectivo, que los llevó a no bajar los brazos y a mantenerse firmes. Sin dudas, los jugadores del Fortín rindieron a la par de la historia del club y volvieron a poner a la V Azulada en otra final. Si, el mismo Vélez que hasta hace seis meses penaba con escapar del descenso hoy está a un paso de coronarse campeón, cuando el domingo por la tarde, en Santiago del Estero, enfrente al ganador de Boca y Estudiantes de La Plata, que el martes por la noche definirán al otro finalista.

Resiliencia, amor propio, trabajo en equipo, mano dúctil del DT y apoyo innegociable de la gente, parecen ser la clave de esta resurrección fortinera que, como decía Berugo Carámbula, hoy se atreve a volver a soñar ¡Quién te ha visto y quién te V!

Micaela Ailup