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Una parroquia de Liniers ahora lleva el nombre de un matrimonio santo

Se trata de la parroquia San Enrique, de Estero Bellaco y Cosquín, que ahora se llama “San Enrique y Santa Cunegunda”. La iniciativa surgió desde la feligresía local y fue apoyada por el párroco Esteban Sacchi. Poco después, el Arzobispado de Buenos Aires aprobó el pedido y desde entonces el cálido templo de Liniers se transformó en la primera parroquia que lleva el nombre de un matrimonio santo.

Desde el 13 de julio, por disposición del arzobispo de Buenos Aires, monseñor Jorge García Cuerva, el templo linierense de Estero Bellaco 6943 (a metros de Tonelero y Cosquín) se denomina San Enrique y Santa Cunegunda. 

“El 28 de marzo pasado, que coincidió con la celebración del jueves Santo, el arzobispo vino a la parroquia a hacer la misa de la cena del Señor con lavatorio de pies. En esa misa leímos la carta y posteriormente se la entregamos en mano para formalizar el pedido. Poco después él nos aprobó la iniciativa de que nuestra parroquia tenga el añadido de la santa esposa”, le contó a este medio el padre Esteban Sacchi, párroco de la flamante “San Enrique y Santa Cunegunda”.

En sus tramos más salientes, esa carta expresa “la comunidad de San Enrique desea vivamente hacer un significativo añadido al nombre de la parroquia: sumar al nombre de San Enrique el de su fiel compañera y santa esposa, Cunegunda”. Más adelante explica “motiva este pedido el hecho de que hace nueve años la parroquia adquirió una imagen de la santa, similar en tamaño y características a la de San Enrique. Desde entonces hemos celebrado su novena, despertando en la feligresía una gran devoción a la santa, con testimonios de favores realizados por su intersección”. El pedido concluye diciendo “creemos que sería una riqueza para nuestra arquidiócesis contar con una parroquia dedicada a un matrimonio, sería la primera”.

Finalmente, el domingo 13 de julio se oficializó el cambio de denominación en el Boletín Eclesiástico del Arzobispado, que agrega como patrona secundaria a Santa Cunegunda de Luxemburgo, esposa del santo emperador Enrique II.

La concreción de la iniciativa se celebró ese mismo domingo 13, en el marco de las fiestas patronales, con una solemne misa que convocó a una gran cantidad de vecinos, presidida por el obispo emérito de Mar del Plata, monseñor Antonio Marino, en la que además se veneraron las reliquias del santo enviadas desde Bamberg, Alemania. Asimismo, la celebración eucarística fue acompañada por el coro de niños y adultos de la parroquia, que entonó por primera vez el Himno a San Enrique, compuesto por Magdalena Vaccarezza, con acompañamiento de órgano y trompeta.

En ese marco también se entregó de reconocimiento a los laicos de la parroquia con más de treinta años de servicio y se realizó el acto formal de descubrimiento y bendición del nombre de la parroquia San Enrique con el añadido de Santa Cunegunda, su esposa.

En la homilía, monseñor Marino hizo hincapié en las vidas de los santos como modelos de laicos comprometidos en su fe y con formación cristina profunda. También los destacó como “gobernantes responsables y cercanos a su pueblo y matrimonio fiel a los valores”.

La ceremonia tuvo también otro aditamento especial, ya que ese 13 de julio se cumplieron mil años exactos de la muerte de Enrique II de Alemania, luego canonizado como San Enrique.

Dos santos con historia

Hijo del duque de Baviera, Enrique había nacido en 973 en Abbach, cerca de Ratisbona, Alemania. Poco después, hacia el año 980 nació Cunegunda, en una familia noble en Luxemburgo. Ambos recibieron una esmerada formación humana y cristiana y hacia el año 1000 contrajeron matrimonio.

En el 1002 Enrique y Cunegunda fueron proclamados reyes de Alemania y dos años más tarde se los proclamó emperadores del Sacro Imperio en la Basílica constantiniana de San Pedro (Roma) por el papa Benedicto VIII.

Enrique extendió la fe cristiana a todo su reino creando obispados y monasterios y para instruir en la fe verdadera a su pueblo mandó recitar el Credo durante la celebración de la misa, tal como ocurre hasta el día de hoy.

Por su cualificada formación Cunegunda participó en muchas gestiones de gobierno y acompañó a su esposo en viajes y campañas. Constantemente trató de moderar el carácter impulsivo de su esposo, intercediendo siempre por la paz de su reino. Juntos fundaron la Diócesis de Bamberg y contribuyeron con sus propios bienes a la construcción de su Catedral. También fundaron hospitales y obras caridad a lo largo de todo su reino.

En el 1024, al morir Enrique sin dejar descendencia, su fiel esposa Cunegunda asumió la regencia del reino tomando parte activa en el nombramiento de Conrado como sucesor de Enrique. Un año más tarde se retiró al monasterio de Kaufungen, fundado por ella, donde no quiso ser tratada con los privilegios de su rango y siguió realizando grandes obras de caridad. Fue amada por su pueblo y, ya en vida, se le atribuyen varios milagros.

Murió en ese monasterio el 3 de marzo de 1033, para ser enterrada más tarde en la catedral de Bamberg, junto a su esposo.

Enrique fue canonizado por el Papa Eugenio III el 4 de marzo de 1146, mientras que Cunegunda lo fue el 29 de marzo de 1200 por el Papa Inocencio III. La fiesta de Santa Cunegunda se celebra el 3 de marzo y la de San Enrique el 13 de julio.

“Pidamos a nuestros santos patronos para que nuestra vida, como la de ellos, sea un camino constante de conversión, crecimiento espiritual y entrega. Cada uno de nosotros también estamos llamados a ser santos, dando testimonio de fe y obras en lo cotidiano”, expresa un comunicado de la parroquia en conmemoración del milenio del fallecimiento de San Enrique.