Cooperativa de Editores de Medios de Buenos Aires
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Un verdadero amigo

Cuenta una vieja leyenda árabe que dos amigos se fueron a cruzar el desierto. Durante el viaje, los dos discutieron y entonces uno, sin más que decir, bajo de su camello y escribió algo en la arena:
“Hoy mi mejor amigo me dio una bofetada en el cara”.
En silencio, volvió a su montura y continuaron su camino entre las dunas. El otro no se atrevía a preguntarle porque había hecho aquello. Más adelante llegaron a un espléndido oasis, repleto de palmeras con dátiles y un estanque de aguas cristalinas. Exhaustos, desmontaron de sus camellos para poder bañarse. Sin embargo, el hombre que había sido ofendido se empezó a ahogar.
Rápidamente fue auxiliado por su amigo, quien lo sacó del agua y lo tendió en la arena. Al poco rato, el hombre sacó una daga y escribió una frase sobre una piedra:
“Hoy mi mejor amigo me ha salvado la vida”.
Extrañado, su amigo quiso hacerle una pregunta:
— ¿Por qué cuando te ofendí escribiste en la arena y ahora que te he salvado de ahogarte, escribes en esa piedra?
El otro sonrió.
—Cuando uno de nuestros amigos nos lastima, es mejor escribir en las arenas, donde el perdón y el viento del olvido terminarán borrando los malos recuerdos. En cambio, cuando un amigo hace algo excepcional por nosotros, debemos escribirlo sobre la piedra de la memoria del corazón, para que ningún viento ni rencor sean capaces de borrar los buenos momentos.
El amigo se sintió conmovido al escucharlo e hicieron las paces. Desde entonces, su amistad se volvió inquebrantable, a pesar de que no fue esa la única vez que estuvieron en desacuerdo. Las personas a su alrededor aprendieron que ningún tesoro era más valioso que el de la amistad y siguiendo su ejemplo, formaron una comunidad llena de paz y confianza.
Erica G.C.

Moraleja
Esta leyenda me estimuló a encontrar en mi mente esos momentos vividos con los amigos y los seres más cercanos, cuantas veces hacemos al revés de este sabio amigo, escribir en piedra lo que no aceptamos del otro y en la arena los momentos de felicidad, siempre tenemos la oportunidad de cambiar el lente con el que observamos las situaciones para liberarnos de los rencores manteniendo un corazón compasivo y agradecido por todo lo que se presenta en la vida.