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Garrahan: Atajar la desigualdad: la historia de Axel y su trabajo en el fútbol inclusivo

Se trata de la historia de Axel Grasso que tiene 20 años y forma parte del fútbol inclusivo del Club Atlético Independiente desde el hospital Garrahan del barrio porteño de Parque Patricios compartieron este ejemplo de esfuerzo y superación

Pasó toda su vida en el club, jugó en la selección argentina de Baja Talla y hoy trabaja para hacer que más chicos y chicas con diferentes discapacidades puedan integrarse a través del deporte.

A Axel su papá siempre le decía: “Anda, caete, divertite y levantate”. Algo así como una marca de fuego para un chico de baja talla que jugaba al papifútbol con compañeros de talla convencional. “Creo que lo único que tenemos nosotros son unos centímetros menos. Después somos iguales a cualquiera. El trato siempre tiene que ser el mismo”, cuenta.

Esa misma actitud lleva ahora mientras relata su recorrido, algo vertiginoso para su edad, en el que estudia licenciatura en Actividad Deportiva. A su vez, Axel lleva adelante el compromiso de ayudar a que otras y otros chicos de distintas edades con discapacidades puedan integrarse junto al deporte a través del Departamento de Discapacidad de Independiente, que coordina actividades de participación con este objetivo.

“El deporte me hizo ver las cosas de otra forma. La popularidad que comenzó a tener el fútbol de baja talla hizo que también no se vea de la misma manera que hace 10 o 15 años donde si veían a un chico de baja talla decían cualquier cosa. Ahora se nos respeta más y hay que trabajar para que se siga avanzando en ese sentido”, afirma Axel, que en 2019 vistió el buzo de arquero de la selección argentina.

A los 14 años jugaba con chicos con otras discapacidades, intelectuales, madurativas, chicos sordos. Un año después, a través de un amigo del club que ya jugaba en la Selección, fue a una prueba y comenzó a jugar con otros de su misma condición.

“Todo empieza en la casa”, precisa Axel, y agrega: “Para erradicar la discriminación hay que decirle a los chicos que las personas con baja talla son uno más, que pueden ser tus amigos, tus compañeros de fútbol, tu compañero de cualquier cosa, que no tenés por qué quedarte mirándolo”.

“No todos los talla baja somos iguales. Algunos tienen muchísima más discriminación y lo sufren más. A esos chicos que tienen 5 o 6 años y están dando sus primeros pasos en lo que es la calle y se sienten discriminados es a los que más hay que ayudar, más allá de lo futbolístico, llevarlo desde el lado humano, del grupo y de la unión. El problema es de los otros. Hay que ayudarlos para que entiendan que no tienen nada de malo, solo son unos centímetros menos”, destaca.

El aporte del Garrahan

El Garrahan, a través del servicio de Crecimiento y Desarrollo, supervisa el seguimiento de Axel y de más de 1500 niños, niñas y adolescentes con displasias esqueléticas, y más de 400 con acondroplasia.

“Estos días de visibilización sirven para seguir derribando barreras sociales y aumentar la conciencia. Se ha tomado el 25 de octubre y el mes de octubre para aumentar la concientización respecto a que no es solo un problema de estatura, existen limitaciones en la vida diaria y cierto compromiso de las capacidades motoras”, destaca Virginia Fano, jefa del servicio.

Además, destacó: “Los niños, niñas y jóvenes con displasias esqueléticas se benefician con el seguimiento de un equipo interdisciplinario como el que funciona desde hace 30 años en el Hospital”.

El Día Mundial de la Baja Talla se celebra en todo el mundo en reconocimiento al actor estadounidense Billy Barty, fundador de ‘Little People of America’, una fundación que lucha por los derechos de las personas con baja talla.

Las displasias esqueléticas son enfermedades de causa genética que se acompañan de baja estatura y desproporción en muchos casos. Hay otras causas que producen baja talla que son también displasias esqueléticas como la hipocondroplasia o la pseudocondroplasia, entre otras. La prevalencia de la acondroplasia es de 1 cada 20.000 nacimientos.

Fano enfatizó: “El Garrahan desde su inicio ha fortalecido desde la salud pública la atención estandarizada de niños, niñas y sus familias, generando conocimiento local de las enfermedades esqueléticas poco frecuentes”.