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El Do en las artes marciales

Como podrán haber notado, las artes marciales japonesas y coreanas suelen terminar con la sílaba “Do”, que por lo general se lo traduce como “camino” o “senda” del desarrollo espiritual que nos brinda ese arte. A continuación profundizaremos un poco más en este aspecto.

Primero que nada debemos saber que Do viene de Dao, que como vimos en el número pasado en relación a un texto de Lao Tse sobre el agua es lo mismo que Tao. Definir Tao en pocas palabras es muy difícil, pero podríamos decir que es el modo de concebir el orden del mundo según el taoísmo, el confucionismo y el budismo chan (zen en Japón). Tao suele traducirse como “el camino”, pero también como “el método”. O el noble camino de conducta, que enciende la virtud del ser humano. Apunta a la esencia del universo y del hombre; el orden natural de la existencia, que en realidad no puede ser nombrado, en contraste con las incontables cosas “nombrables” en las que se manifiesta. Su significado depende entonces mucho del contexto y puede usarse como término filosófico, cosmológico, religioso o moral.
El Tao fluye, es una energía que nunca se detiene, manteniendo las cosas en el universo en orden y equilibrio. Se manifiesta mediante las estaciones, los ciclos vitales y los cambios, rigiendo todo. El anhelo de quien sigue el Tao es hacerse uno con éste. En ese flujo constante los opuestos (yin y yang) se contienen, se impregnan mutuamente lo cual se ve graficado en el símbolo Taijitu.

En un sentido metafísico el Tao es un ser eterno, absoluto que trasciende todo (tiempo y espacio) que no se puede ver, ni oír, ni expresar, ni imaginar. Es una realidad abstracta indescriptible, sin atributo que abarca todo y se manifiesta en todo.
En japonés el concepto de cualquiera de los Do implica un cuerpo de sabiduría y tradición con una ética y estética sustentadoras que tienen las características de la especialización, transmisividad, normatividad, universalidad y autoridad. En la tradición japonesa el Bushido es un término traducido como “el camino del guerrero” (bushi significa guerrero). Se trata del código que seguían los samuráis donde entregaban su vida por la lealtad y el honor. (Gi: justicia, rectitud. Yu: coraje. Jin: compasión. Rei: respeto, cortesía. Makoto: honestidad, hacer lo correcto. Meiyo: honor. Chugi: lealtad). Pero no se trata de una simple lista de reglas a las cuales un guerrero se deba apegar a cambio de su título, sino un conjunto de principios que preparan a un hombre o a una mujer para pelear sin perder su humanidad; para dirigir y comandar sin perder el contacto con los valores básicos.
El término Budo es un sinónimo de bushido y hoy se usa como término genérico para referirse a las enseñanzas de las artes marciales tradicionales que se han popularizado en el siglo pasado.
Estos saberes ancestrales no es que fomentan la moralidad y la ética per se, sino que se impregnan cuando el practicante comprende, por ejemplo, la ley de causa y efecto: lo que hagas en la vida tiene un efecto, si son malas acciones aparecerán situaciones negativas hasta que se rectifique éso. Si son buenas acciones traerán bienaventuranza. El karma y el dharma. El practicante también comprenderá lo del fluir del tao: cuanto más se encuentra con otros practicantes sabrá que siempre habrá alguien que lo supere y sino hoy, mañana. Estos saberes, impregnados con sudor y sangre, van formando una personalidad de humildad y respeto.
Las influencias están fuertemente vinculadas al confucianismo que explica cómo debe comportarse moralmente un sabio, el respeto de puesto que ocupa y la importancia de dar lo mejor desde el lugar que uno ocupe. El sintoísmo le brinda al budo, además de también respetar a los antecesores, el amor por todo lo que tiene vida dado que esa fe explica que todo está poseído por los espíritus por lo que uno siempre está siendo observado y evaluado, incluso estando en supuesta soledad. A su vez es en mi opinión la que más define el modo de comportamiento del artista marcial en su recinto de práctica, por ser la tradición más antigua. Por otro lado el budismo le otorga al guerrero ese estoicismo ante la muerte que tarde o temprano siempre nos llegará, su aceptación le hace, como decíamos más arriba, superar el miedo. Sin embargo, me atrevería a decir que el budismo zen (chan en China) le aporta -además que la concentración plena y búsqueda de la perfección en todas las cosas- la esencia al Do. Esta corriente budista, llegó desde la India con el maestro Bodhidharma (Daruma en Japón y Damo en China) al norte de China (templo Shaolín) para difundir el camino del Buda y entre largas meditaciones desentumecía su cuerpo con movimientos imitando a los animales que veía pelear. Aunque se sobreentiende que los combates son tan antiguos como la humanidad –y sin duda hay practicantes que no se fijaban o fijan en estas cosas– podríamos decir que a partir Bodhidharma se desarrollan las artes marciales que traen aparejado junto a su intención de combate la búsqueda espiritual: el Do.
Por poner solo una línea como ejemplo en este sentido podemos mencionar que el Karate-do desde su cuna en el archipiélago de Okinawa se desarrolla a partir de técnicas que venían de China, luego Gichin Funakoshi lleva ese arte al Japón (cuyo estilo llamarán Shotokan) y desde ahí llega a Corea (en forma de Tangsoo-Do y Taekwon-Do).
Cada receptor y nuevo maestro le da su identidad, lo moldea, sin embargo, todas mantienen ciertas lógicas comunes (a decir verdad la biomecánica humana es una) y además las une otra esencia clave: el “Do” que en las artes marciales chinas (Wushu en su gran variedad de estilos) está implícito –la palabra no suele estar verbalizada– sin embargo, está muy presente.

R.S.

Imagen de portada: Bodhidharma según Taiso Yoshitoshi (1887)


El Tao que puede expresarse
no es el Tao permanente.
El nombre que puede nombrarse
no es el nombre permanente.
El no-ser es principio del Cielo y de la Tierra;
el ser, de los infinitos seres es madre.
Por eso con el permanente no-ser
se contempla la esencia escondida (del Tao);
con el permanente ser
se contemplan meros indicios del Tao.
Estos dos (no-ser y ser) tienen el mismo origen
aunque diferentes nombres;
tanto al uno como al otro puedes llamarlos misterio.
Misterio de los misterios
llave de toda mudanza.
Lao Tse, Tao Te Ching