
Belgrano: Cerró el Manhattan Club Grand Café
El bar ubicado en Cabildo y La Pampa bajó la persiana tras décadas en el barrio
El Manhattan Club Grand Café, un bar emblemático de la zona de Belgrano, ha cerrado sus puertas de manera definitiva tras varios años de actividad. Ubicado en la intersección de la avenida Cabildo y La Pampa, su cierre ha generado una avalancha de reacciones en redes sociales, dado el valor simbólico que representaba para muchos vecinos y clientes habituales.
Recientemente, comenzaron a circular imágenes del local con las persianas bajadas y un candado en la puerta, lo que avivó los rumores que, poco después, fueron confirmados: el histórico café no reabrirá. Conocido por su estilo distintivo y por haber funcionado como cooperativa en sus últimos años, el establecimiento venía atravesando un evidente proceso de deterioro. El Manhattan Café fue durante muchos años una postal del barrio, destacándose no solo por su ubicación estratégica, sino también por su estética, que aunque divisiva, siempre lograba captar la atención de quienes pasaban por allí.
Cabe recordar que el café en cuestión resultaba icónico por distintos factores: desde su ubicación estratégica hasta su estética, que se asemejaba al edificio Chrysler de Manhattan, New York. Justamente, a esto le debe su nombre y su su fachada tan recordada, incluso por sobre sus productos. El cierre definitivo de este querido café pone fin a una etapa significativa para Belgrano, ya que el lugar fue durante décadas un punto de encuentro de diversas generaciones. Hoy, el espacio queda vacío, esperando lo que sea una nueva fase en esa misma ubicación.
Lo cierto es que no todos los comentarios en las redes sociales mostraron tristeza, ya que muchos se sorprendían de que permanezca abierto por tanto tiempo. “Desde la pandemia los mozos habían formado una cooperativa. Era una mugre espantosa, imposible sentarse a tomar un café”, cuestionó un usuario. En la misma línea, otro sumó: «Más de una década en decadencia. Era un lindo lugar, pero llegabas a la puerta y daba vergüenza entrar».