La importancia de la naturaleza en la ciudad
En este número, que trata problemáticas de actualidad, notarán que hay cierta casual (¿o causal?) insistencia en la necesidad de espacios verdes.
En una nota mencionamos dos importantes predios que el gobierno porteño pretende vender en subastas mientras la barriada pretende darle usos sociales: uno como parte de la futura Plaza Tita Merello (Corrientes y Gallo) y el otro para uso deportivo para estudiantes de la zona (Córdoba al 2200). Pero eso no termina ahí, el edificio de Cromañón logró sentencia para convertirse en lugar de la memoria, que si bien tiene poco de verde, tiene mucho de social. Eso no es todo, en otro artículo contamos sobre un grupo de vecinos que descubrió una frondosa vegetación en un baldío por Acuña de Figueroa al 900 y están haciendo las gestiones a las autoridades para hacer de ese espacio una reserva ecológica.
Por otro lado venimos comentando de las “calles verdes” que lanza el gobierno porteño por nuestros barrios como otro intento de recuperar la naturaleza en la urbe. Y hemos contado, en otros números, de otros intentos de generar espacios verdes como el de Perón y Ayacucho o el pedido de plaza en Pringles y Rocamora. O aquel pedido para el baldío de Jean Jaurès y Valentín Gómez. Como vemos hay mucha demanda y lucha por espacios públicos y verdes por la zona. Incluso luego de haber ganado las pulseadas por la Plaza Fumarola y el Parque de la Estación así como también la Manzana 66 de Belgrano y Jujuy. Y cabe acá mencionar los aportes del gobierno porteño que implican los “Patios” Abasto (S. de Bustamante al 700) y Almagro (Salguero al 700), así como la placita de Mitre y Medrano sobre la vía del ferrocarril Sarmiento que ya cumplió sus cuatro años.
Todo estudio sociológico y arquitetónico que se viene haciendo por la zona desde que estamos con esta revista hace ya más de dos décadas señala sobre la falta de espacios verdes que tenemos por acá. El último estudio que viene realizando la arquitecta Verónica Benedet, encuesta mediante, señala lo mismo: la necesidad de más espacios para recreación y ocio para la vecindad y… ¡la necesidad espacios verdes por el Abasto!
Recuerdo que antes de la pandemia íbamos de vez en cuando al Parque Centenario y no veíamos tanta gente como venimos notando después del encierro. ¿Tal vez el extrañar el verde nos hizo aún más conscientes de la necesidad vital de esos espacios? Porque ya creo que no queda quien no sepa que la tierra nos sana y nos equilibra energéticamente… por eso no es ya raro hoy ver gente descalzarse para hacer “grounding” o abrazar un árbol.
Esperemos que sigan las conquistas por espacios verdes para nuestro querido barrio… ¡porque entre tanto edificio, vehículos y ondas electromagnéticas necesitamos estos oasis naturales!
Rafael Sabini