Con la salud de la comunidad educativa no se juega.
Las y los docentes de la Ciudad de Buenos Aires vemos con mucha preocupación, al tiempo que no aceptamos, el accionar de las políticas destinadas al ámbito social y, fundamentalmente educativo, del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires respecto de la apertura de espacios presenciales, denominados “burbujas”, en los establecimientos escolares que hoy se llevan a cabo.
El Gobierno de la Ciudad anunció esta decisión el mismo día, viernes 9 de octubre, en el que se registró el pico más alto de muerte en el país, con 515 personas que perdieron la vida por esta pandemia ese día, toda una declaración.
Esta insólita medida pone en riesgo la salud de toda la comunidad educativa de la Ciudad al empujar de manera arbitraria a una porción de estudiantes, docentes, auxiliares y familias a la exposición, extremadamente peligrosa, al contagio del coronavirus que hoy circula por toda el AMBA.
El argumento con el cual se abren, de manera aventurada, estos espacios que en ningún modo pueden reemplazar las clases presenciales que se han interrumpido, producto de la necesaria cuarentena que nos resguarda de un contagio seguro, es la “reincorporación” de 6500 estudiantes “que estuvieron desconectados desde marzo” de sus escuelas; se olvidan Horacio Rodríguez Larreta, Soledad Acuña y todo el Gobierno de la Ciudad que la “desconexión” fue producto de una iniciativa política de su gestión al dar de baja Conectar igualdad de todas las escuelas del distrito, echar compulsivamente a las y los ochenta(80) trabajadores, por cierto muy precarizados en esa tarea, y discontinuar la provisión de notebooks a les estudiantes de las escuelas de la Ciudad.
La Ministra de Educación de la Ciudad anunció que “si se detecta un caso de coronavirus, se aislará al grupo de 10 personas en el que ese positivo fue registrado”; habría que advertirle a la Señora Ministra de Educación que cuando eso suceda ya será tarde, porque ese estudiante ya habrá contagiado, no sólo a sus pares, sino a su entorno familiar, seguramente mucho más vulnerable, y estos, a sus vecinos.
De igual manera, desde el inicio de la cuarentena las y los docentes sostenemos y colaboramos con la entrega de las canastas alimentarias; en ese sentido, incluso, hemos conseguido incrementar el volumen de alimentos en algunas escuelas, muchas de las veces, con aportes propios.
Pero esta actividad debe ser llevada adelante de manera más efectiva y segura.
Y eso sólo se puede concretar si el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires implementa la Tarjeta Alimentaria, para que cada familia decida su compra en el almacén de su barrio en función de lo que necesite; y con mayor cuidado, al no tener que viajar en transporte público, como así también, al no exponerse a las largas colas en las escuelas.
Esto, no sólo, no expondría a las familias a un circuito de contagio y enfermedad por covid 19, sino también, se evitarían los sobreprecios de estos alimentos que ya fueron investigados y denunciados.
A raíz de lo cual, el Observatorio de Derecho a la Ciudad (ODC) puso el foco en las empresas privadas que tercerizan la alimentación de las y los estudiantes.
El desayuno y almuerzo cuestan(advierten desde el ODC) el doble de lo que se paga en un comercio minorista.
Con todo lo expuesto se infiere que el Gobierno crea un circuito de contagio y enfermedad que en nada contribuye a mitigar esta situación de pandemia en el Amba.
Como docente e integrante de la comunidad educativa debo señalar que desde un principio todas y todos las y los docentes hemos sosteniendo que no vamos a poner en riesgo la salud de nuestras y nuestros estudiantes, ni de la comunidad, por lo que exigimos a la Ministra de Educación de la Ciudad, Soledad Acuña, al Jefe de Gobierno, Horacio Rodríguez Larreta, y al Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires a que cesen en este accionar que pone en riesgo la salud de la comunidad educativa, y que dejen de lado toda decisión inconsulta para con nuestro ámbito educativo, todo proceder antipedagógico y marketinero.
Julio César Chirino
Delegado E.T. 23 D.E. 13
Casal Calviño-UTE
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