Escucharnos desde nuestra esencia
Somos conscientes de que suceden muchas cosas: la puja entre la ganancia que pretenden muchos actuales terratenientes y ciertos impuestos, los juicios a Cristina, el dinero fugado de la deuda tomada por Mauricio, la deuda tomada por Fernández, Milei, el FMI, los subsidios, la guerra de Rusia con Ucrania que cuenta con el apoyo de la OTAN, los riesgos de una nueva gran guerra mundial que reviente todo, Copa Libertadores, la inflación, los aumentos abusivos de precios con excusa de la inflación, el valor del dólar, el riesgo país, la delincuencia y la inseguridad, el covid, los confinamientos pasados, los confinamientos forzosos actuales en partes de China… ¡Mirá si habrá tela que cortar! Y podríamos opinar de cualquier cosa. Podríamos tomar partido y dar nuestra versión, lo cual no está mal, el periodismo edita la realidad según cierto encuadre, con intención de informar y desglosar.
Sin embargo, esta vuelta vamos a optar por no contraponernos a nada. Simplemente pedirle al lector que use su propio sentido común. Antes que nada, antes de opinar sobre el afuera, proponemos que comencemos por el adentro: ¿Cómo se siente como ser humano? ¿Está conectado con su esencia, logrando, de vez en cuando, observar su ego desde ella? ¿Es capaz de “parar la pelota” o siempre se deja llevar tomando partido por todo y contra mucho?
Proponemos una respiración del yoga, sentarnos cómodos con la columna estirada, inhalando profundamente por nariz, bajando el diafragma, como llenando el abdomen de aire, y luego exhalando por nariz en el doble de tiempo, buscando quedarnos sin aire residual. Luego de varias respiraciones miremos rápidamente la lista del primer párrafo, incluso puede incluir más ítems, y tomemos real consciencia: ¿Qué sabemos realmente de cada uno de esos temas, de qué fuentes, cuales son los posibles intereses detrás de cada problemática, quienes son realmente los perjudicados y los beneficiados?
Ahora, conectemos con la respiración e imaginemos el mundo que deseamos: posiblemente sea uno donde haya paz, donde el dinero le alcance y le sobre como para tener una vida digna e incluso, ¿porqué no?, ayudar a otros. Tal vez un mundo donde convenga invertir en trabajo en lugar de tanto especular, donde los juicios revelen verdades y donde no sea “negocio” ser delincuente, donde el trabajo sea un camino para la autorrealización y para obtener dinero. Un mundo donde todos los seres humanos tengan oportunidades. Donde las diferencias sean la posibilidad para ir desarrollando nuestros talentos con el fin de hacer de este hogar común el mejor lugar para todos. Donde tengamos libertad para desarrollar nuestras vidas y también para tener información sobre qué comemos o qué nos inyectan para así tener uno mismo el control sobre nuestra propia salud. Donde podamos ser felices, con salud, en amor y solidaridad.
Si más o menos compartís estas ideas te cuento que sos un ser humano. Un ser con capacidades increíbles ya hoy, y con capacidades latentes que podrías desarrollar. Nuestra mente determina nuestra realidad. Lo que pensamos lo vamos creando, cuando lo expresamos le damos fuerza, luego lo motorizamos y se materializa. Así que propongo, por ratos al menos, tomar menos partido y más contacto con nuestro maestro interior.
Rafael Sabini