La defensa de los derechos de los jubilados/as debe ser global y permanente
Nota de opinión sobre el allanamiento de la Clínica Nueva Belgrano por “ejercicio ilegal de la medicina, fuertes denuncias y medicamentos vencidos”. La investigación se inició a partir de las tareas de patrullaje virtual de la División Delitos contra la Salud de la Policía de la Ciudad; se investiga también el “posible ejercicio ilegal de la medicina por parte del personal”
Por Roberto Orden
Adulto Mayor
En el marco de una investigación por “posible ejercicio ilegal de la medicina”, efectivos de la Policía de la Ciudad allanaron este jueves un centro médico del barrio porteño de Belgrano, según informó el Ministerio Público Fiscal (MPF).
Según pudo saberse por fuentes de la Policía de la Ciudad, el origen de la causa es una investigación a partir de informaciones en redes sociales sobre supuestos padecimientos y mala atención que sufrirían los pacientes. Además, se había reportado superpoblación, lo cual facilitaría la propagación de enfermedades.
“Se hallaron diversas irregularidades y en el sector de farmacia no se encontraba la farmacéutica titular, sino que estaba un auxiliar, y se incautó una gran cantidad de medicamentos vencidos, de los cuales no se pudo identificar su fecha de vencimiento”, indicaron fuentes porteñas, que precisaron: “Había residuos patogénicos que eran eliminados en el mismo lugar que los comunes sin su debida protección”.
Además, se labró un acta por la ausencia de un plan de evacuación e incendios; y el Ministerio de Trabajo de la Ciudad realiza un informe sobre la situación de los empleados del lugar.
Tras un informe preliminar, la Fiscalía dispuso la inspección integral en la que también intervinieron el Ministerio de Salud de la Nación, y la ANMAT, entre otros entes gubernamentales.
La clínica no pudo ser clausurada porque hay 72 pacientes internados allí, pero lo que determinó la Justicia fue evitar nuevas internaciones.
Durante la jornada, se hizo una minuciosa inspección por los siete pisos de la clínica, pasando por todos los sectores de servicios médicos de atención de pacientes de forma ambulatoria y en zonas donde había personas internadas con patologías más graves, en general ancianos afiliados al PAMI.
“Médicos asesinos”, escribieron con pintadas familiares de una señora que falleció en la clínica. “Por favor, PAMI, no manden más gente a este lugar”, rogó Sergio, un hombre en diálogo quien enfatizó: “No traigan a sus familiares a este lugar, van a salir muertos…”
Hasta aquí la noticia periodística correspondiente al día 7/4/22, levantada por una multitud de medios periodísticos.
Una situación compleja…
En nuestros días se suele caracterizar como complejo aquello que directa o indirectamente se entiende como carente de solución.
Así este argumento se erige como una especie de salvoconducto discursivo o mejor patente de corso para quienes tienen responsabilidad sobre los temas analizados.
Con esta calificación no avanzan en la inteligencia de las dificultades y sobre todo, en la asunción de muchas acciones imprescindibles, como las analizadas en el artículo precedente.
En otros campos también se catalogan como complejas situaciones como las de la inseguridad, la pobreza, la inflación y también los planes sociales.
Como uno de los integrantes del colectivo de las personas mayores y con algunos años de rodaje en la Gerontología, hago ejercicio de mi deber, al señalar, que muchas de las temáticas del envejecimiento son efectivamente de matriz compleja pero mal abordadas y resueltas de un modo fragmentario.
La calificación de complejo no puede inhibir la búsqueda de aquellas formas más convenientes para identificar los problemas y de ser posible encarar sus soluciones.
Los análisis elementalistas han demostrado que tienen efecto suelo en estos temas dado que han desembocado en intervenciones ineficaces.
Lo que viene siendo más grave, es que en lugar de solucionar los problemas, terminan amplificándolos y perpetuándolos.
Las noticias periodísticas referidas a serios problemas en una clínica que trabaja con pacientes de PAMI, ameritan entonces, un diagnóstico de complejidad con categorías que no faciliten mirar para otro lado al conjunto de actores que deben comprometerse, sin demora, a su solución.
Pretendo entonces llamar la atención sobre lo ocurrido, con la expectativa de que contribuya para que no vuelva a ocurrir en un tiempo prudencial, también, para que se tome conciencia colectiva sobre la envergadura del problema, más allá del sensacionalismo, con que muchas veces, aparecen las noticias sobre hechos de maltrato a personas mayores, las que también ocupan un lugar de fugacidad en los titulares.
Soy consciente que los análisis de complejidad que sugiero no pueden provenir de una mera concepción iluminista.
Por el contrario lo mío es dejar una botellita en el mar de la web con un mensaje que habla sobre la urgente necesidad de que la sociedad, se aboque sin dilaciones, a estos temas.
Insto a ampliar los marcos interpretativos sumando miradas que determinen causas y a posteriori efectos, a fin de convalidar intervenciones no tradicionales y ampliadas, que deben sumarse a las clásicas, ante las dificultades bajo análisis.
Con estos aportes trato de compartir algunas preguntas, las que entiendo, debemos hacernos, sobre la genealogía de la vejez, buscando efectos catalizadores para colaborar con la generación de sinergias sociales.
Estoy convencido que preguntarnos cosas, desde diferentes perspectivas, nos lleva a relacionar datos y hechos lo que desemboca, en la búsqueda de otras soluciones.
Nuestro país tiene una importante legislación sobre el respeto de los Derechos Humanos de las personas mayores junto con la adhesión a convenios interamericanos en la materia.
Pese a ello vivimos muchas veces, en un cementerio legislativo…
Las diferentes legislaciones y normas existentes en este campo, en la mayoría de los casos, están vaciadas de legitimidad y paradojalmente se ponen al servicio del control mediante la reificación meramente discursiva, de los derechos.
Sinceramente creo que los hechos periodísticos sobre problemas de los/las adultos mayores internados, no son aislados sino que están articulados en un sistema múltiple de exclusiones que genera la vulneración de los derechos de las y los mayores.
La reciente y lamentable pandemia del Covid 19 incrementó todas las formas de discriminación, por género, raza, clase social y por supuesto por edad.
La discriminación puede ser entendida como el caldo de cultivo para el ejercicio del maltrato pero en si misma conlleva una expresión del maltrato en sus diferentes expresiones como es el caso bajo análisis correspondiente a la vulneración del derecho a la salud, según la información periodística colectada.
Existe un problema dentro del problema ,emergente del raíz del lugar que nos otorgan y también asumimos los mayores en nuestra sociedad, producto de la violencia simbólica que subyace dentro de este tipo de hechos ocurridos dentro y también afuera del campo de la salud.
La violencia simbólica guarda su mayor eficacia en la colaboración, adhesión y acuerdo por parte de quienes la padecen…
Es dable reconocer que lo ocurrido en el campo de la salud se replica con las peculiaridades de cada caso, en el fallido ejercicio de otros derechos de los y las mayores (intimidad, dignidad, información, ingresos, participación, trabajo, ocio, libertad, igualdad y seguridad).
Por otra parte la Seguridad Social es el conjunto de las decisiones, acciones pero también las omisiones que llevan adelanta los gobiernos para solucionar problemas en cada período histórico.
El INSSJP conocido popularmente como PAMI, según la crónica periodística tiene internaciones en la clínica cuestionada, de seguro bajo la modalidad de prestador alternativo de internación clínica, es decir que recibe pacientes cuando los prestadores de internación asignados a sus afiliados, se quedan sin camas para afrontar la demanda de internaciones, en segundos niveles de atención en esta Obra Social.
El PAMI se encuentra intervenido desde el año 2003, de modo ininterrumpido hasta la fecha, por el Gobierno Nacional y tras declararse la emergencia sanitaria en enero del año 2002, previo informe de la Auditoría General de la Nación comandada por la Oposición Política como en la actualidad.
Desconozco si se habrán subsanados los problemas registrados en el PAMI, que originaron las objeciones de la Auditoría General de la Nación y posterior intervención por el Poder Ejecutivo Nacional, hace veinte años, pero existen serios indicios que los hechos ocurridos en la clínica no son aislados sino desgraciadamente esperables y frecuentes en los distintos niveles de atención conveniados por el PAMI y también por otros efectores de diferentes obras sociales.
El Pami cuenta con la potestad y obligación de la auditoría a sus efectores de servicios donde lo esperable es compulsar indicadores de estructura, procesos y resultados de las prestaciones y servicios así como sobre los atributos básicos de la calidad de los mismos, de común acuerdo con las legislaciones vigentes en la materia.
La perspectiva de envejecimiento
Existe todavía una vacancia en lo que refiere a la existencia de herramientas conceptuales que generen nuevas lógicas de producción de sentidos, en el campo de la defensa de los Derechos Humanos de los y las mayores.
Los tiempos cronológicos y sociales que nos toca vivir, con el fuerte sismo generado por la irrupción de los distintos modos del feminismo, facilita las prácticas de interseccionalidad de los discursos, a fin de generar repercusiones y sinergias en todo el tejido social.
Debemos encarar el trabajo de performar nuevos encuadres culturales y normativos para garantizar la titularidad de los derechos de este colectivo.
Hace falta generar claves interpretativas de complejidad en favor de movimientos, que posibiliten asumir lo significativo y crítico en cada momento histórico, en su defecto el río de los acontecimientos seguirá arrastrando a este grupo a peores escenarios.
Surge la idea horizonte de Perspectiva de Envejecimiento o también Perspectivas de Envejecimiento dado que no se deben uniformizar las diferencias sobre todo las correspondientes a las distintas realidades situacionales en las que ocurren las vejeces.
El problema no es el mensajero que trae las malas noticias sino que las mismas ponen sobre el tapete la existencia de subjetividades desgarradas, degradaciones aceptadas y naturalizadas, mitos fuera de época e ideales destituidos, la apremiante reorientación de los recursos, duelos por todo lo que no se vino haciendo y sobre todo visualizar el conflicto en torno a los intercambios sostenidos por las personas mayores entre sí y con el resto de la sociedad.
Finalmente el envejecimiento es una tarea compartida por los integrantes de toda la sociedad…
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