Cooperativa de Editores de Medios de Buenos Aires
Cooperativa Editores de Medios BA

¡Se viene el tutá tutá!

Con un total de veinte corsos distribuidos en distintos barrios porteños, el carnaval vuelve a ponerle ritmo y colorido a la ciudad durante todos los fines de semana de febrero y los primeros cuatro días de marzo. Aunque en diversas fechas, dos tendrán lugar en Liniers (plaza Sarmiento y plaza Sargento Cabral) y otros dos en Mataderos, sobre las avenidas Juan B. Alberdi y Eva Perón. En todos los casos, a la alegría de las murgas se sumarán artistas locales.

El próximo fin de semana, con el inicio del mes de febrero, se pondrá en marcha una nueva edición del tradicional carnaval porteño en el que las murgas de la ciudad recorrerán con su ritmo y colorido cada uno de los corsos en los que el rey Momo tendrá su fiesta en el barrio.

En esta oportunidad serán veinte los corsos oficiales que se distribuyan en la geografía porteña, aunque sólo seis se realizarán en avenidas, con los correspondientes cortes de tránsito vehicular. El resto se ubicará en plazas, parques o polideportivos, para evitar los cortes de calle y mantener liberado el tránsito. Además, el Ministerio de Cultura dispuso que no haya más de diez corsos en forma simultánea. De esta forma, durante todos los fines de semana de febrero y los primeros cuatro días de marzo -que incluyen el lunes y martes de carnaval- se alternarán diversos corsos familiares en distintos barrios de la Ciudad, en los que las murgas compartirán escenario con artistas locales, ya sean bandas musicales, magos, titiriteros y elencos coreográficos.

Entre las novedades de esta edición del carnaval porteño está el retorno del corso de Liniers a la plaza Sarmiento, de Cosquín y Tuyutí. “Los Pizpiretas de Liniers” serán, una vez más, los encargados de engalanar el pulmón verde de las Mil Casitas a puro ritmo y desenfado. Allí la cita será el sábado 1° y el domingo 2 de marzo, entre las 19 y las 2 y entre las murgas y artistas invitados se anuncia la presentación de la Orquesta Típica Liniers, con su atractivo repertorio tanguero.

En Mataderos, como es habitual, el corso tendrá lugar sobre la avenida Juan B. Alberdi, entre Escalada y Araujo (con corte total de la avenida en ese tramo, en Basualdo y Bragado y en Guardia Nacional y Artigas) durante todos los fines de semana de febrero y el primer fin de semana de marzo, con la organización del centro murga “Los Caprichosos de Mataderos”.

Otro de los corsos que retorna a la grilla carnavalera porteña es el denominado “Lugano 2”, que estará en el límite entre ese barrio y Mataderos, más precisamente sobre la avenida Eva Perón, entre Araujo y Basualdo, que en ese tramo también estará cortada al tránsito vehicular. En este caso, el corso funcionará durante los dos primeros fines de semana de febrero.

Por su parte, por fuera del circuito oficial, pero con el aval de la seccional 9B y de la Comuna 9, Los Mocosos de Liniers tendrán su corso en la plaza Sargento Cabral (José León Suárez y Martínez de Hoz) el sábado 8 y el domingo 9 de febrero.

Algo más de bombos y redoblantes que en el carnaval pasado

A pesar del rechazo demostrado por la ministra de Cultura porteña, Gabriela Ricardes, que hace algunos meses declaró que “los corsos molestan al vecino”, tras arduas negociaciones las agrupaciones murgueras lograron acordar la realización de veinte corsos, alternando las fechas de realización. En este sentido, la Ciudad tendrá cinco corsos más que el carnaval pasado, aunque aún es notorio el retroceso respecto a la edición de 2023, cuando se realizaron un total de 34 corsos en los barrios porteños.

Los sábados y el lunes 3 de marzo el festejo se extenderá entre las 19 y las 2, mientras que los domingos y el martes 4 serán entre las 19 y la medianoche.

La nómina completa de los veinte corsos habilitados por el Gobierno porteño para estos carnavales es la siguiente: Boedo 1, Colegiales, Caballito/Flores, La Boca, Liniers 1, Lugano 2, Lugano 3, Mataderos, Palermo 2, Parque Chacabuco, Parque Saavedra, Paternal, Pompeya, Saavedra, San Cristóbal, San Telmo, Villa Devoto, Villa Pueyrredón, Villa Real y Villa Urquiza.

De esta forma, las 130 murgas que componen el circuito oficial de la Ciudad de Buenos Aires, que congregan a unos 15 mil murgueros, volverán a hacer cantar y bailar a toda la ciudad con sus galeras, levitas, bombos y platillos, para darle vida una vez más a una fiesta popular histórica que tiene años de tradición y desarrollo en los distintos barrios porteños.

Como se recordará, el corso porteño no estuvo ajeno a las restricciones de la pandemia, y durante los dos años en los que se extendió el virus, debió acotarse y adaptarse. En 2021 fue suspendido y las murgas realizaron presentaciones virtuales a través de plataformas digitales y al año siguiente apenas se habilitaron doce corsos. Recién en 2023 el carnaval porteño retomó todo su esplendor, aunque el año pasado el ajuste volvió a encorsetarlo.

Las murgas locales a pleno

Además de los mencionados centros murga “Los Mocosos de Liniers” -que está celebrando sus 72 años de trayectoria murguera- y “Los Pizpiretas de Liniers”, constituidos como asociaciones civiles sin fines de lucro, en Liniers harán sonar el parche y lucirán su colorido “Los Fortineros de Corazón”, “Bate el parche” y “Batacazo carnavalero”. En Mataderos harán lo propio “Los Caprichosos” y en Parque Avellaneda “Los Descarrilados” y “El metejón de mi vida”.

En 1997 las murgas porteñas fueron declaradas Patrimonio Cultural de la Ciudad, un reconocimiento más que merecido, ya que desde hace más de 150 años son una marca registrada de la cultura popular porteña.

El primer corso que se realizó en Buenos Aires tuvo lugar en 1869 y estuvo animado por comparsas de negros y blancos tiznados, que relucían con sus disfraces y su ritmo, mientras su canto y su baile al compás del bombo disparaban piernas y brazos al aire. Por entonces, el incipiente carnaval porteño comenzó tomando los ritmos afros del Río de la Plata, para luego convertirse en la típica murga barrial en la que sus integrantes buscan, por medio del humor, la picardía y la ironía, hacer una crítica social en cada una de sus letras. Una vertiente que, a la luz del contexto actual, parece ofrecer mucha tela para cortar.

Ricardo Daniel Nicolini