Grandes bibliotecas de la historia
En este viaje al pasado, la Biblioteca Capitular de Kalocsa, en Hungría.
Por Alejandro Andrés Bressi (*)
En esta decimoctava entrega –o papiro N° 18- les propongo conocer los misterios de la Biblioteca Capitular de Kalocsa, una de las instituciones eclesiásticas más antiguas de Hungría. La ciudad de Kalocsa, ubicada en la llanura húngara, fue uno de los primeros centros eclesiásticos del país, fundado en el siglo XI por el rey San Esteban I, el primer rey de Hungría. La arquidiócesis de Kalocsa fue una de las dos primeras diócesis creadas en Hungría, junto con Esztergom.
La biblioteca se originó como parte del capítulo catedralicio, que era responsable de las funciones litúrgicas y administrativas de la arquidiócesis. Desde su fundación, la biblioteca tuvo un papel crucial en la formación del clero, así como en la preservación y transmisión del conocimiento. En sus primeros siglos contaba principalmente con manuscritos litúrgicos, textos teológicos, y documentos administrativos, pero durante la Edad Media la biblioteca experimentó un crecimiento significativo. La prosperidad de la iglesia y el apoyo real permitieron la adquisición de manuscritos y libros de otras regiones de Europa, lo que enriqueció su colección. El capítulo de Kalocsa mantenía estrechos contactos con otras instituciones eclesiásticas y académicas, lo que facilitó el intercambio de conocimientos y textos.
A partir del siglo XV, con la invención de la imprenta, la biblioteca comenzó a adquirir incunables y libros impresos, lo que marcó una nueva era en su desarrollo. Sin embargo, la invasión otomana en el siglo XVI representó un duro golpe. La ciudad de Kalocsa fue ocupada por los turcos, y la catedral, junto con la biblioteca, sufrió graves daños. Muchos libros y manuscritos fueron destruidos o dispersados.
Después de la retirada otomana a finales del siglo XVII, la arquidiócesis de Kalocsa fue restaurada, y con ella, la biblioteca. Bajo el liderazgo de arzobispos comprometidos con la educación y la cultura, como Pál Széchenyi y Ádám Patachich, la biblioteca se revitalizó. Se adquirieron nuevas colecciones, se recuperaron libros perdidos, y se comenzó a catalogar y organizar sistemáticamente el material.
Durante el siglo XVIII, Kalocsa se convirtió en un importante centro de estudios teológicos y filosóficos en Hungría. La biblioteca se amplió para incluir una amplia gama de textos, desde obras clásicas de la antigüedad hasta escritos contemporáneos en teología, filosofía, ciencias y derecho. La incorporación de estos textos reflejaba el espíritu de la Ilustración y el Humanismo que se extendía por Europa en esa época.
La colección de manuscritos de la Biblioteca Capitular de Kalocsa es una de las más valiosas en Hungría. Entre los tesoros se encuentran textos litúrgicos escritos a mano, como misales, breviarios, y antifonarios, que datan de los siglos XI al XV. Estos manuscritos son de gran valor, no sólo por su contenido religioso sino también por su arte, ya que muchos están ricamente iluminados con miniaturas y decoraciones. Los incunables, libros impresos antes de 1501, son otro aspecto importante de la colección. Incluyen ediciones tempranas de la Biblia, obras de teólogos como San Agustín y Santo Tomás de Aquino, y textos clásicos de autores como Aristóteles y Cicerón. La calidad de las ediciones y la procedencia de las imprentas, como las de Venecia, Nuremberg y Basilea, reflejan la influencia cultural y académica que tenía Kalocsa en la época.
Además de libros y manuscritos, la biblioteca alberga un vasto archivo de documentos históricos relacionados con la arquidiócesis. Esto incluye cartas papales, bulas, registros de sínodos, y correspondencia oficial entre los arzobispos de Kalocsa y otras figuras eclesiásticas y políticas. Estos documentos proporcionan una visión detallada de la historia de la Iglesia en Hungría y su papel en la sociedad húngara.
La Biblioteca Capitular de Kalocsa está alojada en un complejo que incluye la catedral, el palacio arzobispal y otros edificios eclesiásticos. Su estructura ha pasado por varias fases de construcción y renovación.
En los siglos XVIII y XIX, la biblioteca también comenzó a abrir sus puertas a académicos y estudiantes, convirtiéndose en un centro de investigación. La rica colección de libros y documentos atrajo a estudiosos de toda Europa, que acudían a Kalocsa para estudiar sus textos raros y manuscritos únicos.
En la actualidad, la preservación de la colección es una prioridad. Los manuscritos y libros antiguos son extremadamente frágiles, y se han implementado medidas para garantizar su conservación a largo plazo. Esto incluye el control de las condiciones ambientales, la restauración de materiales dañados, y la digitalización de documentos para facilitar el acceso sin poner en riesgo los originales. La digitalización es un proyecto en curso que ha permitido a la biblioteca compartir su colección con un público más amplio a través de internet.
Aunque es una institución eclesiástica, la Biblioteca Capitular de Kalocsa está abierta al público. Investigadores, académicos y visitantes pueden acceder, aunque es necesario solicitar permisos especiales para consultar ciertos materiales debido a su fragilidad. Además, la biblioteca organiza visitas guiadas que permiten a los turistas explorar la sala de lectura barroca.
La Biblioteca Capitular de Kalocsa es más que una simple colección de libros; es un símbolo de la continuidad y resiliencia de la cultura húngara. Desde sus orígenes en la Edad Media hasta su papel actual como centro de investigación y conservación, ha sido un faro de conocimiento y fe.
Nos encontramos en la próxima entrega. Y recuerden que recibimos sus consultas, sugerencias y opiniones en el correo electrónico: alejandroandresbressi@gmail.com.
(*) Bressi es vecino de Liniers, bibliotecario profesional, exresponsable de la biblioteca José Hernández, profesor de inglés, historiador e investigador de las grandes bibliotecas de la historia.