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“Con la puesta en marcha del resonador, el Santojanni se posiciona como un hospital de elite”

Lo aseguró el director del hospital de Liniers, Dr. Federico Charabora, junto al subdirector, Dr. Carlos Falco, en una entrevista exclusiva. Los directivos informaron además sobre otras mejoras que se están llevando a cabo en el Santojanni y, paralelamente, se refirieron a la escasez de profesionales que aqueja al hospital y pone en jaque la atención en diversas especialidades de Consultorios Externos.

El Santojanni es uno de los hospitales más importantes de la Ciudad de Buenos Aires, no sólo por la amplia variedad de especialidades médicas que ofrece y por el prestigio de sus profesionales, sino además por la elevada cantidad de pacientes que lo visitan a diario, haciendo que muchas veces la demanda de atención supere holgadamente a la oferta. “Mi padre trabajó varios años en el Salaberry”, comienza diciendo el Dr. Federico Charabora, director del Santojanni, en diálogo con Cosas de Barrio, mientras observa una plaqueta en una de las paredes de su despacho, que recuerda al viejo hospital de Mataderos. Sostiene que, si hoy estuviese operativo, tal vez podría absorber parte de esa demanda. Sin embargo, sabe que hay otro factor de vital importancia para lograr que su hospital comience a descongestionarse. “Si el Grierson estuviese funcionando a pleno y toda la gente de Lugano pudiese atenderse allí, el Santojanni se descomprimiría bastante”, asegura.

Mientras tanto, lejos de que eso ocurra, desde el Ministerio de Salud porteño apuestan a dotar al hospital de Liniers con la máxima tecnología médica posible, para lograr que salga airoso en la atención de esa marcada y permanente demanda de pacientes. En ese sentido, desde el sábado 24 de agosto pasado ya se encuentra en el Santojanni el ansiado resonador de última generación, que viene a cristalizar el viejo sueño que a comienzos de los 90’ proyectó el Dr. Alberto Eurnikián. “El Santojanni es el único hospital que tiene helipuerto y todo accidentado importante de la Ciudad lo recibimos nosotros. Cada mes debemos trasladar 160 pacientes a otros hospitales para realizarles estudios por imagen. Pero cuando el resonador esté funcionando, todo eso se va a acabar. Incluso vamos a poder atender la demanda de los hospitales aledaños, como el Piñero, el Álvarez o el Vélez Sarsfield, que no cuentan con esta tecnología”, explica el director.

Junto a él está el Dr. Carlos Falco, subdirector del hospital de Liniers. “El resonador puede brindar diagnóstico en todas las especialidades que actualmente ofrece el Santojanni, pero especialmente en Neurocirugía, Traumatología y Cardiología”, explica el neurocirujano, y luego agrega “por ejemplo, en un traumatismo raquimedular, el estudio por excelencia es la resonancia, que es superior a la tomografía. Lo mismo ocurre con un tumor cerebral, donde podemos determinar si es benigno o maligno. Es decir, se gana mucho tiempo en el diagnóstico y por lo tanto en el tratamiento”. Falco adelanta además que “el resonador estará funcionando las 24 horas los siete días de la semana. Vamos a contar con personal administrativo, médico y técnico para que jamás detenga su marcha”. Asegura que, al contar con refrigeración aérea, soporta perfectamente un uso continuo. “A los resonadores antiguos había que dejarlos descansar”, recuerda.

“Son equipos preparados para funcionar permanentemente”, coincide Charabora, aunque luego advierte “el único inconveniente que podría surgir es ante un corte importante de energía eléctrica, porque tiene baterías que abastecen energía durante seis horas, aunque no haya electricidad. Pero si en ese plazo la corriente no vuelve y la batería se agota, el equipo debe estar 36 horas parado para que vuelva a funcionar. No se quema ningún circuito, pero el parate obliga a reprogramar varios turnos”.

Tanto Falco como Charabora estuvieron viendo el desempeño del equipo en el hospital Argerich, donde desde principios de año funciona uno de idénticas características. “Comprobamos la excelencia en la calidad y la nitidez de los estudios. Se observan cosas específicas que son imposibles de detectar en una tomografía o en un resonador antiguo”, manifiesta el director.

El flamante resonador magnético es marca Philips, de última generación, para cuerpo entero que produce imágenes anatómicas y detalladas, sin utilizar radiación dañina, ya que opera libre de helio líquido. Tiene una capacidad de un tesla y medio y un costo de 3.5 millones de dólares.

De esta forma, el Argerich y el Santojanni serán los dos únicos hospitales porteños que cuenten con resonadores propios, ya que los que funcionan en el Fernández y el Gutiérrez son contratados y pertenecen al Grupo Argus.

Según precisaron los directivos, el equipo ya está refrigerado y sólo falta colocarle el magneto. Además, se está terminando el piso de la sala donde está instalado. El plazo de la obra concluye a fines de septiembre y el resonador ya estaría operativo a comienzos de octubre. Va a funcionar en la planta baja del hospital, sobre el ala de Martiniano Leguizamón. “En el viejo lugar que ya tenía reservado desde hace años el Dr. Eurnekian, con un doble ingreso, por un lado, desde la sala de espera de Consultorios Externos para pacientes ambulatorios, y por el otro desde la Guardia, para casos de urgencia”, precisa Falco.

Entre la ampliación y la falta de personal

La puesta en marcha del resonador coincidirá con otro logro del hospital de Liniers: la creación de la Sala de neuronavegación. “Se trata de un avance enfocado tanto en los colegas formados como en los residentes”, anuncia Charabora y cuenta que la flamante Sala de neuronavegación se ubicará en un sector de la terraza del quinto piso del hospital y va a tener un vínculo director con el resonador “porque allí va a funcionar una residencia única en nuestro país, especializada en neurocirugía endovascular”. Falco recuerda que antes se entrenaba con cadáveres o con ratones “pero este simulador nos va a permitir trabajar en tiempo real con un paciente virtual con distintas características de complejidad”. El equipo, que lo aporta una fundación francesa y otra norteamericana, estará funcionando a la par del resonador, a comienzos de octubre próximo.

Además, el Santojanni regularizó un aspecto administrativo que le permite evitar pérdidas cuantiosas. “Actualmente estamos facturando un promedio de 80 millones de pesos mensuales a las obras sociales o prepagas correspondientes, varias de las prestaciones a pacientes con cobertura, cosa que antes no ocurría y el hospital se terminaba haciendo cargo de algo que deben cubrir esas empresas de salud, a partir de lo que se denomina recupero”, expresa Charabora, y cuenta que “parte de ese recupero luego se traslada al personal del hospital en un porcentaje que se incorpora al recibo de sueldo”.

Otras de las mejoras del hospital fue la reciente ampliación del área de Terapia Intensiva. “Pasamos de tener doce posiciones a contar con veinte, todas con sus camas, sistema de oxigenación y monitoreo”, subraya Falco. Sin embargo, en el resto de las áreas de internación aún persiste un faltante de camas como resultante de la escasez de personal de enfermería. “El tema está frenado por la demora en los nombramientos y en la asignación de un presupuesto de Hacienda. Hace algún tiempo los enfermeros tomaban más camas de las que podían abastecer, pero hoy eso se regularizó y entonces hace falta más personal”, explica el subdirector.

Esa misma escasez de personal a la que se refiere el Dr. Falco, también es notoria en el área de Consultorios Externos. “Hay algunas especialidades que tienen muchísima demanda, con la misma oferta de personal, que es limitado y que no se amplió. Ese tema aún no se solucionó, por eso sigue habiendo largas filas a la madrugada para encontrar turnos y así todo es muy difícil conseguir para algunas especialidades”, sostiene, y agrega que “en Oftalmología, por ejemplo, han renunciado colegas y hoy tenemos una sola oftalmóloga por lo que es imposible abastecer la demanda de pacientes. Algo parecido ocurre con Pediatría del desarrollo, que atiende casos de autismo, por ejemplo, donde también hay una única profesional. Por eso es imposible abrir la agenda al 147, porque sería inmanejable”.

Por de pronto, se está diagramando un acceso exclusivo a la Guardia de Pediatría por la calle Patrón y toda esa ala va a estar destinada a internación pediátrica, que es un anhelo histórico del hospital. “Ya tenemos el visto bueno del ministro, que estuvo visitándonos días pasados”, adelanta Charabora, y Falco suma otra obra que ya está en marcha “se está haciendo la ampliación del sector Farmacia, que nos había quedado chico, en el antiguo lavadero del hospital que estaba en desuso. Y el Ministerio también nos autorizó la obra de refacción para reparar el sector de Terapia Intermedia de Unidad Coronaria, donde hay 16 camas”.

Tanto al Dr. Charabora como al Dr. Falco los une un profundo sentido de pertenencia con el hospital que dirigen. El subdirector hace un año y medio que ocupa ese cargo, pero su vínculo con el Santojanni se inició en 1991, cuando ingresó como residente, luego fue neurocirujano de Guardia y más tarde jefe de Unidad. “Yo me formé en el Santojanni -recuerda-. Vine de La Plata, rendí y ya me instalé acá, después me casé con una vecina y desde entonces también soy vecino del barrio”, expresa emocionado.

Su historia no es muy distinta a la del Dr. Charabora, quien lleva algo más de nueve años al frente del hospital de Liniers. “La idea fue siempre posicionar al Santojanni como un hospital importante -enfatiza- porque esa es la forma de que sea considerado y que reciba la tecnología y el apoyo que necesita. En este tiempo, además del resonador, recibimos ecógrafos, equipos de rayos portátiles, y nos posicionamos dentro de los cuatro hospitales del anillo rojo, que son el Argerich, el Fernández, el Muñiz y nosotros”. Sin embargo, entiende que para continuar avanzando en el cuidado del paciente y en la ampliación de la salud pública, no debe perderse de vista el legado de sus antecesores. “El crecimiento más importante del Santojanni fue cuando estuvo el Dr. Eurnekian como director, él fue el responsable de poner en marcha esa visión de un hospital de elite”, concluye.

Ricardo Daniel Nicolini

“Es falso que el hospital público haga diferencias a la hora de atender a sus pacientes”

Tras la polémica suscitada a comienzos de febrero pasado, cuando el jefe de Gobierno, Jorge Macri, anunció que los hospitales públicos de la Ciudad priorizarían la atención de los porteños, Cosas de Barrio quiso conocer la forma en que se maneja actualmente el Santojanni en ese sentido, y la respuesta del Dr. Falco fue contundente. “Es falso que el hospital público haga diferencias a la hora de atender a los pacientes que se acercan a la Guardia. Nosotros atendemos a todo el mundo por igual. No importa si es extranjero, del conurbano o de la Ciudad”, expresó el subdirector, quien además tiene a su cargo el Departamento de Urgencias del hospital de Liniers. Y luego enfatizó “el médico no le pide el documento al paciente, se lo pide el personal administrativo para verificar si cuenta con respaldo de obra social o prepaga, para así poder recuperar el gasto de la atención. Como sea, el paciente se va a ir atendido, después veremos si esa atención se le cobra a Osde, a Pami o a nadie”.

No obstante, el Dr. Falco subrayó que “la única discriminación que hacemos es al paciente que ingresa con una urgencia, a ese le damos prioridad, no importa de dónde venga. Por ejemplo, el accidentado que llega con el helicóptero del SAME. Por eso en la Guardia hay carteles que indican las prioridades, con verde, amarillo y rojo”.

Para terminar de graficar el hecho, el neurocirujano trazó además un paralelismo con lo que ocurre en otra dependencia porteña, donde la discriminación en la atención resulta evidente. “Salvando las distancias –expresó- en el Banco Ciudad, por ejemplo, la atención es distinta. Hace algunos días fui a hacer un trámite a la Sucursal Mataderos, de Alberdi y Timoteo Gordillo, y la gerenta me dijo que como no tenía la cuenta radicada ahí me tenía que dirigir a la sucursal correspondiente”.