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Advierten sobre un eventual vaciamiento de los secundarios porteños para adultos

Una reciente normativa del Ministerio de Educación de la Ciudad obliga a fusionar cursos de los CENS a mitad del ciclo lectivo, para ordenar a sus docentes a trasladarse a nuevos anexos y variar su carga horaria. “Es un ajuste encubierto, una invitación a que renuncien”, sostuvo José Luis Álvarez, titular del CENS 64 de Liniers, uno de los establecimientos afectados por la medida.

Desde que en 1969 se pusieron en marcha los Centros Educativos de Nivel Secundario (CENS), un sinnúmero de adultos que no había podido completar sus estudios medios logró concretar el sueño de terminar el secundario para incorporarse al mercado laboral con una especialización técnica. “Para muchos de ellos, alcanzar este objetivo tiene un sabor especial, porque era algo que tenían pendiente desde hacía tiempo y que por diversos motivos debieron postergar, entonces lograrlo les genera una sensación indescriptible. Y a nosotros nos complace ser parte del camino que les permite cumplir ese sueño”, asegura José Luis Álvarez, que se desempeña en los CENS desde hace treinta años y que, desde abril pasado, ante el retiro por jubilación de su predecesora, Silvana Tana, oficia como director suplente del CENS 64, con sede en Pieres 258, detrás de la Iglesia Metodista, a metros de Tonelero, en el barrio de Liniers.

A los 55 años que está cumpliendo este exitoso Programa, se le suman las Bodas de Oro que este año celebra el CENS 64. Sin embargo, una imprevista modificación en el sistema vigente parece haber diluido los motivos para festejar.

El 19 de julio pasado el jefe de Gobierno porteño publicó el Decreto 270/24 por el que se crean trece anexos de CENS ya establecidos, en barrios vulnerables del sur de la Ciudad. Según se supo, la medida surgió como consecuencia de la decisión del Gobierno nacional de cerrar el Plan Fines, un programa creado en 2008 que facilitaba terminar la primaria y la secundaria a los mayores de 18 años. “Hasta ahí todo bien -explica Álvarez- pero el problema aparece cuando se resuelve cubrir las nuevas cargas horarias con el plantel docente existente. Es decir, obligan a los docentes a cambiarse de escuela, a cumplir con una carga horaria distinta y, como si fuera poco, a desentenderse y a abandonar a sus alumnos con el ciclo lectivo a mitad de camino”.

En el caso del CENS 64, que en sus orígenes se ubicaba en la sede del Sindicato del Seguro (Suipacha 137) y desde 2012 funciona en Liniers en horas de la mañana, el impacto es letal. “Ocho docentes de primer año están obligados a trasladarse al barrio Zavaleta para cubrir la franja horaria de 18 a 21.45, mientras que el horario que tienen acá es de 7.45 a 11.30. Los están cargando y obligando a renunciar”, sostiene Álvarez.

Pero eso no es todo. De las dos divisiones de primer año que tienen actualmente, una dejaría de existir a partir del traslado de los docentes a otro CENS y los alumnos de ambas divisiones deberán fusionarse en un único primero. “Lo mismo va a ocurrir con segundo a partir del año próximo. Son ocho los docentes que se ven afectados por la fusión de primero, y siete los que lo serían el año que viene. Evidentemente, es un ajuste encubierto”, concluye Álvarez.

La disposición municipal, no obstante, señala que los docentes que no quieran acceder a esa reubicación tienen un plazo de cuatro meses con goce de haberes para reubicar sus horas en el sistema. “La medida no tiene en cuenta que la mayoría de los docentes del CENS -advierte Álvarez- da clases en otros colegios y tienen su agenda armada en función de los horarios y los lugares de trabajo. Por eso para ellos no es lo mismo venir a dar clases a Liniers o hacerlo en el barrio Zavaleta, de Barracas, en un horario totalmente distinto al que tenían”. En total son 512 los docentes obligados a ser reubicados en los nuevos anexos.

El malestar generado en la comunidad educativa del establecimiento de Liniers motivó una carta que los propios alumnos elaboraron y que el director elevó luego al Ministerio de Educación. “La relación entre alumnos y docentes en este tipo de escuelas es muy estrecho, incluso hasta generacionalmente. Se establece un vínculo humano maravilloso, que muchas veces se convierte en el canal esencial para sostener todo el proceso educativo. De allí que esta decisión afecta también y de manera directa a los alumnos”, explica Álvarez.

Los CENS dependen del Ministerio de Educación porteño, a través de la Dirección de Educación del Adulto y Adolescente. Ofrecen cursar en un plazo máximo de tres años la escuela secundaria pública y gratuita, a aquellos adultos mayores de 18 años que no hayan podido finalizar sus estudios. En el caso del CENS 64, además del título oficial, otorga una especialización en Tecnología del Seguro. La cursada es de lunes a viernes, de 7:45 a 11:30.

Actualmente son casi un centenar los alumnos que cursan diariamente en el CENS 64, y todos cuentan con el acompañamiento de tutores y clases de apoyo, además de acceder a una netbook. Por otra parte, como alumnos regulares, reciben becas estudiantiles y una vianda, que degustan en el recreo que promedia cada jornada.

Además, en el mismo edificio funcionan otros dos establecimientos en contraturno: el CENS 5 (en horario nocturno y con especialización en Administración de Empresas) y el Programa Adultos 2000, un bachillerato a distancia.

De las más de noventa sedes del CENS que se reparten en los diversos barrios de la Ciudad, apenas cuatro se ubican en la Comuna 9: dos en Liniers (los mencionados en la sede de Pieres 258) y otros dos en Mataderos; el 2, en Tandil 6690 (con título de perito auxiliar en Informática) y el 82, en Bragado 5350, especializado en Sistemas Administrativos. Todos ellos se vieron afectados por el traslado de docentes.

Cifras elocuentes

Según un informe del Observatorio Argentinos por la Educación, entre 2001 y 2022 la cifra de egresados de escuelas secundarias públicas para jóvenes y adultos creció un 128%. De allí surge que, en ese lapso, uno de cada cinco estudiantes (19,7%) terminó ese nivel de formación por medio de esta modalidad.

Desde la Ciudad hablan de “reestructuración” y señalan que no cerrarán ninguno de los CENS, sino que todos mantendrán una atención mínima. Sin embargo, fuentes del Ministerio de Educación que coordina Mercedes Miguel, reconocen que esa “atención mínima” implica la fusión de cursos para poder trasladar el cupo de las clases que no estaban a pleno, a otros barrios donde se crearon los anexos.

“La continuidad educativa de un adulto que retomó sus estudios depende de muchos factores. De si consiguió trabajo y entonces ya no tiene tiempo de venir a cursar, o de si lo perdió y debe invertir su tiempo en conseguir uno nuevo. Pero, además, nuestras escuelas padecen la falta de difusión publicitaria. Mucha gente de la zona ni sabe que existimos. Entonces así es fácil hablar de ‘clases que no están a pleno’”, enfatiza Álvarez.

Como sea, los traslados ya están en marcha y desde el Gobierno de la Ciudad parecen no acusar recibo del malestar de la comunidad educativa. “Hemos elevado nuestro reclamo ante la Junta Comunal 9, y varios de sus integrantes nos brindaron su apoyo”, cuenta el director.

En ese convulsionado mar de decisiones encontradas, en noviembre próximo se pondrá en marcha la inscripción para el ciclo lectivo 2025, que -como cada año- se realizará en forma presencial en la sede del establecimiento (Pieres 258, Liniers). No obstante, hasta septiembre continuará abierto el período de inscripción para el ciclo actual, con modalidad de cursada especial. “Sólo es necesario ser mayor de 18 años y presentarse con DNI”, aclara Álvarez.

Quienes deseen conocer más detalles, podrán contactarse al teléfono 4643-9234 o a través del Facebook cens64. Porque para estudiar nunca es tarde, y si se trata de cumplir un sueño postergado, la edad, es lo de menos.

Ricardo Daniel Nicolini