Cooperativa de Editores de Medios de Buenos Aires
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El barrio en blanco y negro

El recuerdo de las antiguas casas de “artículos para el hogar” en el centro comercial de Liniers.

Por Daniel Aresse Tomadoni (*)

Días pasados encontré en una de las portadas de un álbum de mi colección de “Alta Tensión”, un sticker con un logo: el típico óvalo de Frávega -aún en actividad en el barrio- y de inmediato me puse a recordar la infinidad de locales dedicados en su momento a la venta de los llamados “artículos para el hogar” y también discos que a lo largo de la historia del barrio gozaron de cierta fama.

Por aquellos años 60’, recorriendo el centro de Liniers era sencillo encontrarse con uno o dos de ellos por cuadra, compitiendo en precios y variedad. Seguramente alguno de ustedes recordará a “Pisecki Hogar”, ubicado en Rivadavia casi José León Suárez, en el mismo local en el que luego se instalara la marca del óvalo, hasta la actualidad. Lo más atrayente de este local era su enorme cartel luminoso de varios pisos, que una tormenta desintegró por completo, sembrando por todo el perímetro de Rivadavia y los edificios linderos una gran cantidad de lamparitas y tubos de neón hechos añicos. Sus enormes vidrieras estaban colmadas de electrodomésticos y generalmente en las entradas de esos comercios, una verdadera exposición de lustrados combinados, recibían al cliente con música en alta fidelidad.

Cerca de allí, sobre la calle Cuzco, “Casa Repetto”, además de contar con los clásicos productos, era especialista en la venta de cocinas y calefones, compitiendo con la cercana “Casa Piatti”, que además de ser un corralón de materiales, vendía artefactos para el hogar.

Siguiendo por Rivadavia, entre Carhué y Cosquín funcionó el “Centro de Confort SIAM”, local de esa prestigiosa marca con una amplia variedad de productos para la casa. Junto al mismo, “Barba Hermanos”, además de brindar un surtido de electrodomésticos, se especializó en la venta de discos e instrumentos musicales. Cerrando esta “trilogía”, “Muebles Edison”, también se dedicaba a estos rubros, y le sumaba la venta de muebles que ellos mismos producían en su fábrica de la calle Lisandro de la Torre casi esquina Humaitá.

Casi todas estas casas fueron, en su momento, sucursales de conocidas marcas, en algunos casos ya desaparecidas.

El barrio siempre gozó de una amplia variedad de ofertas y novedades. Tal es así que apenas nacida la televisión en el país a comienzos de los años 50, las principales casas exhibieron los primeros televisores que al principio fueron sólo para cierto público pudiente, como los que lograban llegar a comprar los primeros lavarropas automáticos marca KC Master, que vendía “Casa Bumar” en Ramón Falcón entre Carhué y Cosquín. También sobre Falcón funcionó por años “Formi Hogar”, actualmente dedicado exclusivamente a artículos de iluminación. La mayoría de estas casas daba “créditos a sola firma” y se podía abonar en “cómodas cuotas mensuales”. De esa manera no se hacía tan difícil adquirir los electrodomésticos que en ese entonces eran eternos.

Pero no hay que dejar de mencionar a los negocios más chicos, que vendían artefactos para cocinas o baños, tales como “Bolotín Confort”, en Montiel casi Rivadavia, “Radio Miguel Opal” en Montiel al 200 -comercio que, además, durante años realizaba service de productos electrónicos en Segundo Iñigo Carreras y la colectora de la avenida General Paz- y hasta un local de perfil muy bajo en la esquina de José León Suárez y Estero Bellaco que vendía productos de una conocida marca holandesa.

Eran épocas en que esas casas contaban con buenos vendedores que conocían cada producto al detalle. Para finalizar recuerdo un enorme local en José León Suárez al 200 con unas enormes vidrieras, que contaba con un amplio surtido de combinados estereofónicos y televisores. Sobre la pared del frente un cartel rezaba “Sindicato de los Obreros del Riel”, pero duró poco tiempo. El enorme local pasó a ser depósito de un mayorista del Mercado de Liniers y luego funcionó allí el Supercoop de Liniers, que curiosamente además de contar con los distintos sectores propios de ese supermercado, vendía electrodomésticos.

De esta forma he recordado aquellos locales donde una o dos veces al año, fueron la cita obligada de las compras para la casa, desde un tocadiscos a un secador de pelo, desde un disco a una licuadora, desde una radio portátil a un televisor. Y como en las mejores publicidades, los clientes salían con una sonrisa.

Hasta la próxima y muchas gracias por permitirme compartir estos recuerdos con ustedes.

 (*) Aresse Tomadoni es director general de “Relatos del viajero” y “Épocas del mundo” que se ofrecen a través de Youtube