Las páginas del periódico aún prevalecen en la dinámica informativa barrial
Así lo expresan los resultados de la última encuesta digital de Cosas de Barrio
De acuerdo con la opinión de la gente que durante el último mes participó de la encuesta digital que Cosas de Barrio realizó en su sitio de Internet (www.cosasdebarrioweb.com.ar), el 54 por ciento de los votantes aseguró que se informa de lo que ocurre en su barrio a través de las páginas del periódico barrial; otro 19%, expresó que lo hace por medio de las webs barriales; un 17% sostuvo que se informa por lo que se difunde en redes sociales; el 7% dijo apoyarse en las simpáticas versiones de vecinos/as “bien” informados (doña Rosa); mientras que apenas el 3% restante manifestó hacerlo a partir de lo que se difunde a través de grupos de whatsapp (ver gráfico).
En total, en esta nueva edición de la encuesta digital realizada vía Internet por este medio, participaron un total de 1.863 vecinos.
La era digital ha llegado para quedarse, y su implicancia en el mundo moderno es cada vez más notoria y abarcativa. La preeminencia del teléfono celular como núcleo central en la vida social de los individuos, es apenas una muestra de lo que el avance tecnológico ha generado en la sociedad actual. Sería imposible tratar de imaginar la vida diaria sin la existencia del celular, un aparato tan pequeño del que hoy dependen múltiples actividades, las mismas que hasta hace algunos años se desarrollaban sin su asistencia.
En ese marco, el mundo del periodismo y la comunicación no está ajeno a esa avanzada de la era digital. Muy por el contrario, parece haberse convertido en la punta del iceberg del desarrollo tecnológico o, al menos, en su habitual banco de pruebas.
Así, la prensa gráfica, que durante décadas fue el medio de comunicación por excelencia -y el que supo gozar de mayor prestigio- hoy está atravesando el período más crítico de su larga existencia. La constante caída en la venta de ejemplares de diarios y revistas, y la consiguiente merma de auspicios publicitarios, son la consecuencia lógica de un medio que ya no puede aspirar a competir con las plataformas digitales, cuya actualización informativa es constante. Las páginas del diario que amanecen con el día ya parecen estar viejas al llegar a las manos del lector, que además debe abonar no poco dinero para contar con su ejemplar, cuando puede acceder gratuitamente a un sitio web actualizado desde su teléfono celular.
Sin embargo, la ecuación se modifica en el caso de un periódico barrial. No sólo por su distribución gratuita -lo que garantiza la llegada a todo el vecindario sin distinción- sino también por su periodicidad mensual, que por definición jamás estuvo vinculada a la actualidad más absoluta, sino más bien a la inclusión de notas que mantienen su vigencia en el tiempo (crónicas, reportajes, entrevistas, etc.) y que van más allá del mero espectro informativo. Así lo entendió desde siempre Cosas de Barrio, y lo reafirma en su slogan: “porque no sólo queremos informarnos sino también comunicarnos”.
Tal vez allí radique entonces la clave del resultado de esta encuesta. Un periódico barrial va más allá del aspecto nostálgico que representa hoy leer un medio en papel, con el olor a tinta y la posibilidad de subrayar y hasta de recortar algún texto, para guardarlo en algún arcón de recuerdos. Un periódico barrial no corre detrás de la primicia, simplemente se ocupa de pintar la realidad de un barrio, con sus virtudes y sus defectos, retratando su paisaje actual y respetando las voces de sus protagonistas.
En segundo lugar, casi con el apoyo de dos de cada diez vecinos, se ubican en esta encuesta las páginas webs locales; medios periodísticos que en este caso sí se ocupan de informar al instante el acontecer local, y que lo hacen con el rigor que exige este oficio.
Más abajo aparecen recién las redes sociales, en las que usuarios -anónimos o no- difunden hechos del acontecer barrial, sin la necesidad de hacerlo con criterios periodísticos, lo que supone un riesgo latente a la hora de informarse. Dinámica que se potencia aún más si “la informante” es doña Rosa o los multifacéticos grupos de whatsapp.