Cuando un amigo se va
Tras una larga enfermedad el querido Julio falleció a fines de Mayo • Estuvo al frente de la óptica frente al Zubizarreta durante más de 50 años.
Villa Devoto se despide de uno de sus comerciantes más emblemáticos y queridos. Julio León, el alma detrás de Óptica Médica, un negocio que cumplió más de 55 años brindando un servicio excepcional a los vecinos, falleció recientemente dejando un legado imborrable en el comercio barrial.
El sueño de Julio León comenzó a tomar forma a los 18 años, cuando inició sus estudios en óptica. Después de trabajar en varias sucursales de Lutz Ferrando, su anhelo de independizarse lo llevó a abrir su primer negocio, Óptica Zubizarreta, en la Galería Devoto, local que mantuvo durante muchos años. Sin embargo, su visión apuntaba más alto.
En un día de mayo de 1967, mientras buscaba un local más cercano al Hospital Zubizarreta, Julio ingresó a una carnicería en Chivilcoy 3890. Allí, tras una charla con el dueño, nació Óptica Médica, el emprendimiento que marcaría su vida y la de generaciones de su familia.
“Empecé con parte de la óptica y ortopedia, y al año pusimos en el primer piso el laboratorio de lentes de contacto. Después anexamos fotografía y audiología en el segundo piso”, recuerda Julio con orgullo. En esos inicios, su esposa esperaba a su hija Marcela, quien se convertiría con el tiempo en el pilar del negocio familiar.
A lo largo de más de cinco décadas, Óptica Médica se ganó el cariño y la confianza de los vecinos de Villa Devoto gracias al compromiso inquebrantable de Julio y su equipo. Su enfoque en la atención personalizada y la calidad profesional lo convirtió en un referente del barrio.
“El cliente no va a una óptica, va a la óptica de Julio, el que sabe trabajar, el que siempre ayuda, el que no engaña, el que de su profesión hizo su vida”, expresaron con emoción sus familiares al celebrar los 55 años del negocio. Hoy, la tercera generación de la familia León, representada por Melani y Facundo, continúa ese legado con orgullo.
La partida de Julio León ha dejado un vacío en Villa Devoto, pero su espíritu emprendedor y su compromiso con el servicio al cliente perdurarán en las generaciones que llevan adelante su sueño. Para los que tuvimos la suerte de conocerlo y compartir muchos almuerzos y mesas de café con él, lo recordaremos siempre con alegría y una sonrisa, porque ese era el espíritu que transmitió siempre el “Ruso” a sus amigos. Gracias Julito querido. Nos alegraste siempre. Devoto te va a extrañar. JM