Siguen las plagas que Milei arroja sobre los argentinos: confirmó que dejará sin empleo a 70.000 trabajadores del Estado.
Con su acostumbrada cantinela que lo llevó al sillón de Rivadavia, el presidente Javier Milei insistió ante su acostumbrado y más querido auditorio, compuesto por empresarios y especuladores disfrazados de economistas, que la Argentina estuvo dominada los últimos 20 años “bajo un régimen populista salvaje que llevó al país a una situación miserable”, además de anunciar con bombos y platillos que “en la tercera semana de marzo se frenó la suba de precios”.
Al destacar la ficticia baja de la inflación mintió al afirmar que “la verdadera inflación de febrero fue del 7%, la estamos metiendo dentro de un dígito”, dato que solo él y Dios sabe de dónde salió, ya que el INDEC anunció que el IPC había sido del 13,2%. Tan solo en dos meses (enero y febrero), suma el 36,6% de aumento respecto a diciembre de 2023.
…..
Y la catarata de falsedades y estafas a la confianza que muchos argentinos le brindaron (aún me pregunto por qué, más allá de faltas y errores de los hoy opositores) continuó:
Dijo que su gobierno recibió de herencia un déficit financiero equivalente a 17 puntos del PIB. Según los datos de INDEC y el Ministerio de Economía, el déficit primario fue del 2,9% del PIB (Producto Interno Bruto), mientras que el financiero alcanzó el 6,1%, muy lejos del falso 17,1% anunciado por Milei.
Dijo que con “el jefe” -como llama a su hermana- “teníamos claro que si ganábamos era porque la gente estaba harta del populismo”. Y expresó que estaba “orgulloso” de haber dado de baja la obra pública porque se trata de un “foco de corrupción”. Obviamente no dice que el freno de la obra pública es un desastre para el país, que se caen créditos otorgados a tasas preferenciales del organismos internacionales como el BID, la Corporación Andina o el Banco Mundial, al no cumplir los cronogramas pactados, y que las obras que decida “concesionar”, irán para amigos que harán (como siempre) brillantes negocios con el dinero de todos los argentinos sin arriesgar un centavo del suyo. Muchos analistas financieros ya dicen a viva voz que la timba argentina de Toto Caputo ya generó ganancias sin riesgo como para “hacerse el año a pesar de que solo van tres meses de gestión de los libertarios.
Como si fuera un orgullo, se ufanó de su plan de ajuste diciendo que tiene “mucho de licuadora y mucho de motosierra”, destacando como un logro de gestión los despidos en masa, sobre los cuáles explicó que con sus funcionarios “ya eliminamos 50.000 cargos públicos y ahora vamos a eliminar 20.000 más, hasta llegar a 70.000”.
Y siguió con las falsedades: “la gran cantidad de simios que hay en la política argentina criticaron a la ministra de Capital Humano por terminar con los intermediarios en la entrega de programas sociales”. La realidad es que se lo critica porque la ministra Sandra Pettovello, mintió bajo ese pretexto y directamente cortó planes de discapacitados y dejó de mandar mercadería a los comedores comunitarios que no pueden cubrir las necesidades alimenticias de la creciente cantidad de ciudadanos que concurren a buscar sustento por la hambruna generada por el propio Milei y su ajuste. Es más… afirmó en reiteradas ocasiones que conoce las calamidades que sufren muchos argentinos, lo que no lo exculpa en absoluto sino que refuerza la lógica de su falta de interés por los acuciantes problemas de las clases menos favorecidas.
Señaló como “logros” una inflación mensual de dos dígitos y retornó con la patraña del descenso a 1000 puntos del riesgo país y el supuesto beneficio de que esto “nos abrirá el mercado de capitales”. Solo nos falta más deuda externa en dólares para que el desastre sea total. Parece que Caputo ya quiere hacer las valijas para ir a tomar sol a Brasil, tal como hizo luego de endeudarnos con sus amigos privados en más de 100.000 millones de dólares en tiempos de Macri.
También destacó que el ajuste que hacía era “mucho más fuerte que el que preveían los analistas con una economía que está cayendo menos”. Y reincidió en el remanido verso
de la “recuperación en V”, destacando a su ignota y ridiculizada escuela austríaca, mientras despotricaba contra economistas como John Maynard Keynes o Karl Marx, a quienes tildó de “empobrecedores”.
Insistió con la estupidez del supuesto que “los políticos no quieren ceder sus curros y buscan mantener sus privilegios, y por eso hicieron caer el DNU en el Senado”. ¿Acaso Milei no es político? ¿Será fiambrero… o basquebolista?
Expresó además que “en tres meses le sacamos la careta” y pronosticó que en la elección de medio término en 2025 “vamos cambiar la configuración del Congreso y vamos a poder meter todas las reformas que ahora no nos dejan”. En su creencia de que solo importa la inflación para la gente, comentó que “el 70% de los argentinos están convencidos de que vamos a derrotarla“, frase que combinó con la litúrgica “la gente tiene esperanza, ve que hay luz al final del camino”. La realidad -que es muy diferente- es que la gente de clase media no puede pagar el alquiler, las expensas, la escuela de sus hijos o la prepaga, y en el caso de los que están por debajo, no saben cómo harán para pagar además de la educación y la salud de sus familias, los servicios (la luz, el gas y el agua), o directamente los alimentos, habiendo comprado ya terceras marcas a las que les cuesta llegar también. Ni hablar de los jubilados y sus medicamentos, o los discapacitados y sus servicios. O para todos… el transporte, sea éste público o el combustible y los peajes de los que transitan en sus vehículos.
Muchas de estas personas, votantes de Milei, están seriamente arrepentidos de su decisión y comienzan a comprender y vislumbrar el desastre que nos augura su gestión.
…..
Desde la rosada, ante la reacción negativa que tuvo la noticia entre buena parte de la población, salieron a poner paños fríos y afirmaron que lo que expresó el presidente fue que los 70 mil contratos están “en revisión” y que este mes cesarán “solamente” unos 14 o 15 mil empleados públicos. Además, empresas constructoras ya se desprendieron de 100.000 obreros, las PyMEs no para de achicarse o directamente cierran, y hasta las grandes empresas adelantan vacaciones, obligan a tomar las pendientes o presentan a sus empleados planes de retiro voluntario, como han hecho Nissan, Mercedes Benz o Toyota en las automotrices, o Aerolíneas (8000 de sus 12000 empleados, y hasta ahora hay unos 600 inscriptos)… y varias más que están estudiando la opción en busca de reducir planteles debido a la recesión actual y futura a la que apuntan la mayoría de los economista.
En su alocución, el Presidente se refirió a la reducción del gasto público: “Eliminamos las transferencias discrecionales a las provincias y también echamos 50.000 empleados públicos. No solo eso, sino que además se dieron de baja contratos: fíjense que ahora están cayendo más contratos y van a caer 70.000 contratos”.
La traducción real de esto no es tan simpática… por el contrario. Se podría reducir a la creación de un cúmulo de calamidades para la mayoría de los argentinos: más desempleo, más recesión, más desigualdad, más pobreza, más indigencia, más conflictividad social, más inseguridad. Lo que se dice… un verdadero desastre por donde se mire.
El Nivel general del Índice de precios al consumidor registró un alza mensual de 13, % en febrero de 2024, y acumuló una variación de 36,6%. En la comparación interanual, el incremento fue del 276,2% (FUENTE: INDEC).
Por ejemplo, ASAP, una ONG local que rastrea las finanzas gubernamentales, descubrió que Milei había recortado las transferencias a empresas estatales a $456.000 millones (u$s 535 millones al tipo de cambio oficial, en febrero), una disminución del 61% en términos ajustados por inflación respecto al mismo mes de 2023.
Las aproximadamente 40 empresas estatales prestan servicios públicos, incluidos trenes, saneamiento y energía. La mayoría operó con pérdidas bajo gobiernos anteriores. Ahora la administración de Milei ha nombrado nuevos directivos en muchos de ellos, con el mandato de recortar el personal y renovar sus estrategias.