Cómo detectar billetes falsos
Un instructivo simple y valioso para evitar fraudes en las transacciones cotidianas
Por Edgardo Rene Álvarez (*)
Cuando me presento suelo decir que soy un hijo directo de Liniers, del barrio de Las Mil Casitas. Nací en El Hornero al 200, frente a la casa de Santiago Chiérico y del carpintero don Luis y hoy sigo viviendo en el barrio. Soy de la época en la que por los pasajes había estacionado un auto y pasaba uno cada muerte de obispo, lo que nos permitía hacer carreras de autos con masilla y cucharita. Mis primeros pasos los di en la Escuela 4 D.E. 20 “Félix de Olazábal”, o simplemente “la 4”. Luego, en 5° grado, Las Nieves fue mi destino en la época del Padre Jorge. Al terminar el secundario decidí seguir mi vocación, la misma que mi tío: ingresar a la Policía Federal Argentina, acompañando un poco la idea de quien fuera Adrián Falduto, caído en cumplimiento del deber, que vivía en Tellier al 400 y su papá era un reconocido carnicero de la zona.
Ingresé a la Federal en 1990 y egresé en el 1993. Pasé por la Comisaría 40ª, la 50ª y la 14ª, hasta llegar a la Superintendencia de Investigaciones Federales, en la especialidad de Delitos Económicos. Allí tuve oportunidad de especializarme en varios cursos nacionales e internacionales hasta llegar a ser formador de formadores y enseñar tanto a efectivos de la fuerza como a ciudadanos en general (particularmente a jubilados) sobre cómo reconocer billetes apócrifos, comúnmente llamados “falsos”. Hoy continúo trabajando como integrante de la Gerencia de Seguridad Física del Banco Comafi.
La falsificación de moneda es un delito al cual estamos expuestos cada momento en que realizamos una operación comercial. Por eso hay que observar algunas características estándares en el mundo, cualquiera sea la especie de la moneda, ya que para falsificar se utilizan los mismos métodos.
Estos tips habituales son reconocidos como “toque, mire y gire”.
Toque: esta acción se debe hacer sobre la impresión calcográfica, reconocida impresión de seguridad, la cual deja una “carga importante de tinta” lo que le da relieve en la cara anterior y un bajo relieve en la posterior del billete.
Mire: En este punto hay que prestar especial atención a la marca de agua, que en el caso de los billetes de curso legal en nuestro país se encuentra en la parte donde mayormente no hay impresión. Esta medida de seguridad se realiza cuando el papel moneda (que no es papel porque es de algodón y no de celulosa) aún está húmedo, mediante el paso de la hoja por un cilindro acanalado y mediante el uso de aire comprimido se realiza esta marca con mayor carga de fibras, es decir, con tonalidad más oscura (a menor carga de fibra, tonalidad más clara). Esta medida hay que observarla en ambas caras, ya que por lo general los falsificadores la imprimen en el reverso. Esta particularidad sólo se observa a trasluz (si se coloca el billete sobre una mesa no se debería ver).
Gire: Con el billete frente a uno, hay que tomarlo con las dos manos entre los pulgares e índices y hacerlo virar para poder observar la “tinta O.V.I.” (Ópticamente Variable) que en este caso es de color verde y “vira”, no sólo refleja. Debe cambiar paulatinamente de un verde claro a un verde más oscuro.
Asimismo, por lo general los billetes falsos son nuevos a la vista (son de celulosa y se degradan), presentan además cortes irregulares, dado que no son cortados con guillotinas industriales. Por otra parte, los fondos no son claros y las impresiones difusas y asimétricas, dado que son impresos una cara primero y otra después, lo que no hace observable el “registro perfecto”. En este caso, en el billete de 2.000 pesos es el valor vertical: “2000” se observa una imagen en el frente, otra en el reverso y al ver a trasluz se forma la figura completa, al igual en la serie “animales autóctonos” son las “patas” de cada uno de ellos.
Todos los billetes del mundo tienen similares medidas de seguridad, que se incrementan respecto al valor. O sea, a mayor valor, mayores medidas de seguridad. Por lo tanto, si el valor es bajo, al Estado le debe costar menos imprimir ese billete, que el valor impreso. Los dólares merecen una especial mención, pero eso será materia de análisis en otra entrega.
(*) Álvarez es técnico en seguridad bancaria, docente internacional sobre detección de billetes apócrifos y vecino de Liniers.