El jardín Japonés de Buenos Aires el más grande fuera de tierras niponas
Es un símbolo de amistad internacional
El Jardín Japonés simboliza el vínculo entre Japón y Argentina, según el deseo expresado por el entonces príncipe heredero al Trono Imperial de Japón, Akihito, al pisar por primera vez suelo argentino. Más de cincuenta años después, su visión se materializó.
El 17 de mayo de 1967 marcó la inauguración, un proyecto y construcción llevados a cabo por la comunidad japonesa. Posteriormente, fue donado a la Municipalidad de Buenos Aires a través de la Embajada de Japón, como muestra de agradecimiento al pueblo argentino por abrir sus brazos en tiempos de inmigración.
Predomina la serenidad y brinda al visitante una vivencia memorable. En la estructura principal, se presenta una muestra permanente de la cultura japonesa, junto con un rincón de arte culinario que se distingue como uno de los restaurantes más singulares y apacibles. Aquí, se puede deleitar no solo en la impresionante panorámica del jardín, sino también en la exquisitez de un delicioso sushi.
Surge entonces el Puente Zig Zag o Yatsuhashi, conocido como el puente de las decisiones. En cada quiebre, se presenta la oportunidad de cambiar la perspectiva, reflexionar y optar por un nuevo rumbo. Posteriormente, la Campana de la Paz Mundial se erige como uno de los puntos simbólicos. Se hace sonar al inicio y al final del año para transmitir buenos deseos y prosperidad. Además, resuena cada 21 de septiembre en conmemoración al Día Internacional de la Paz.
El Puente Curvo Taiko Bashi representa el tránsito de la vida terrenal a la celestial, siendo un paso desafiante, reflejo de la propia existencia. Cruzarlo simboliza alcanzar a Dios y el paraíso. El Torii, un pórtico sobre el cual reposa un ave Fénix, simboliza la perpetuidad de la amistad entre ambos países, según la visión del artista.
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