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Javier Milei, el presidente que salió de las torres del Abasto

El economista vivió en el complejo de Guardia Vieja y Gallo cuando ganó notoriedad como panelista televisivo y empezó a construir su dispositivo electoral La Libertad Avanza.
Javier Milei era vecino del Abasto cuando su vida empezó a cambiar, cuando inició el viaje que lo llevó a convertirse en presidente, a ser el primer libertario en sentarse en el Sillón de Rivadavia.
Durante la campaña electoral, que ocupó buena parte del debate público de todo este 2023, salieron a la luz pormenores de la vida del economista, una figura que hace casi una década saltó de la vida académica a los paneles de televisión. Su forma de explicar la economía, entre el enojo y la vehemencia, lo convirtió en una máquina de rating, entre quienes lo admiran y quienes le temen y rechazan. Es un sello personal que formó parte de su plataforma: la motosierra, la justicia social como “aberración” y el peso argentino como “excremento”, entre otros.
Antes de los reflectores y la vista en el décimo piso de Guardia Vieja y Gallo, la vida de Milei atravesó distintas etapas. Nacido en el barrio de Palermo el 22 de octubre de 1970, se crió en el seno de una familia de clase media en Sáenz Peña, al límite con Villa Devoto. Según varias investigaciones, entre ellas el libro “El loco” del periodista Juan Luis González (2023, Planeta), su infancia fue sórdida y muchas veces vivió momentos de violencia física en el ámbito familiar. Además, en la escuela sufrió episodios de maltrato o acoso.
Tuvo un breve paso por el fútbol profesional, siendo arquero de la primera de Chacarita Juniors en 1989. En esa época además lideraba una banda de rock and roll llamada Everest, que tocaba temas propios y de los Rolling Stones. Esa faceta décadas más tarde también la iba a explotar en televisión, como por ejemplo cuando hizo un tributo a Leonardo Favio.
No obstante, su interés profesional siempre fue la economía. En algunos reportajes  dijo que captó su atención el proceso de la hiperinflación que marcó el fin del Gobierno de Raúl Alfonsín, también a fines de los años ochenta.

Al poco tiempo, empezó a cursar en la Universidad de Belgrano. Allí en 1993 se recibió de licenciado en Economía. Tuvo varios trabajos en el sector privado, como economista jefe de Máxima AFJP y coordinador del Estudio Broda. El más importante fue como ejecutivo de riesgos de inversión en la Corporación América del empresario Eduardo Eurnekián, dueño, entre otros, de Aeropuertos Argentina 2000. Muchos de sus compañeros de ese entonces hoy forman parte del armado nacional.
A la par de su trabajo, publicada textos académicos. En 2004 lo hizo en la Revista de Economía y Estadística de la Universidad Nacional de Córdoba. Lo invitaron a exponer y en el viaje entró en contacto con el dueño de un criadero de mastines ingleses. Así adoptó a Conan, su mascota y “el amor de su vida”, como él mismo definió en su libro “El camino del libertario” (2022, Planeta).
La siguiente década el economista continuó con su labor en el sector privado. Entre 2014 y 2015 empezó a hacer algunas apariciones públicas en medios de comunicación. No obstante, en 2016 sentó las bases de su aluvión en las pantallas. Ese año debutó como panelista en Animales Sueltos, el programa conducido por Alejandro Fantino, uno de los conductores que más bregaron por darle visibilidad al libertario, quien en 2018 llegó a ser el economista más consultado de la TV argentina, con 193.547 segundos de aire, según un relevamiento de la extinta consultora Ejes Comunicación.
A fuego lento, la figura del libertario se instaló en la opinión pública. Para muchos, era un desprejuiciado, un enojado con el sistema y sus inequidades, algo que interpelaba a las audiencias. Para otros, era un violento y autoritario, un referente de las nuevas derechas como Donald Trump en Estados Unidos o Eduardo Bolsonaro en Brasil; un peligro para la democracia.
El despertar del Milei panelista coincidió con su llegada al Abasto. Ante la vida pública que se abría paso, decidió instalarse junto a su mascota Conan en un departamento de tres ambientes en el décimo piso de una de las torres de Guardia Vieja y Gallo.
Es por haber residido allí que siempre votó en la sede de la Universidad Tecnológica Nacional (UTN) de Almagro, en Córdoba y Medrano, a pocas cuadras de las torres.
Fueron años en los que el economista alternaba su trabajo privado, su exposición pública y la vida doméstica con su mascota. Según una anécdota contada por él mismo, una vez hubo un principio de incendio en la torre y tuvo que evacuar el departamento. Fue “uno de los días más importantes” de su vida: “Porque siempre le he dicho a Conan que estaba y estoy dispuesto a dar mi vida por él en todo momento, bajo cualquier circunstancia y ante todo evento. Ese día cumplí”.
En ese departamento vivió momentos entrañables con su mascota, pero también de los más duros. Según varias fuentes, el animal padeció una enfermedad degenerativa y falleció en 2017. Esto fue uno de los peores golpes en su vida. Se dice que incluso apeló a una médium para contactarlo desde el más allá. Así figura en “El Loco”, algo que no fue oficializado por el propio economista.
El libertario contrató a la empresa neoyorkina llamada PerPETuate para clonar a su mascota, según confirmó la propia firma en su sitio web. Así llegaron a su vida también Murray (por Rothbard), Milton (por Friedman), Robert y Lucas (por Robert Lucas).
En una nota con Caras, Milei habló de su departamento del Abasto como “Kosovo”, por el desorden consecuencia de la presencia de sus perros de gran tamaño. De hecho, se menciona que mandó a demoler varias paredes para ampliar la superficie y que tuvieran espacio.
Previo al balotaje, en C5N varios vecinos de las torres coincidieron con estos dichos. Se quejaron por los ladridos a toda hora y de los olores.
Cuando llegó la pandemia, Milei seguía en Kosovo. Este momento fue una bisagra en su vida, ya que en el contexto de encierro empezó a germinar el proyecto de lo que hoy se conoce como La Libertad Avanza.

El actual presidente del bloque LLA en la Legislatura porteña y excandidato a jefe de Gobierno, Ramiro Marra, recordó en redes sociales cuando empezaron a visitar plazas porteñas para hablar sobre sus propuestas, vinculadas a la retirada del Estado.
Al tiempo, con el proyecto político ya en marcha Milei se mudó del Abasto a Vicente López para cuidar momentáneamente de sus padres. Luego, residió en un barrio cerrado en Benavidez, Provincia de Buenos Aires. En la campaña electoral del este año su hogar fue el piso 21 del Hotel Libertador de Retiro, también el búnker de su fuerza, previo a mudarse a la Quinta de Olivos.
La Libertad Avanza debutó como fuerza política en 2021. Por un lado, ingresó dos diputados nacionales por la CABA: Milei y Victoria Villarruel, hoy su vicepresidenta electa. Abogada ligada a los represores de la última dictadura militar y defensora del discurso del “partido militar” sobre la “guerra contra la subversión” y la teoría de los dos demonios en la década del setenta –algo refutado y repudiado por organismos de derechos humanos.
Por el otro, en la Legislatura porteña implicó el ingreso de cinco legisladores libertarios. En las elecciones de octubre de este año se sumaron cuatro más, lo que da una bancada de nueve representantes en una cámara integrada por 60. Son ahora un factor clave para el oficialismo liderado por Jorge Macri, quien no tiene mayoría automática.
Luego de vencer a Sergio Massa en el balotaje, el 10 de diciembre Javier Milei asume la presidencia de la Nación en un contexto de crisis económica, con baja representación en el Congreso de la Nación y una promesa de ajuste que va a dar de lleno en el pueblo, no solo a la infame “casta”. Para muchos, se trata de un experimento político y social. Para otros, es un salto al vacío o pura pulsión de muerte electoral. La certeza es que el nuevo periodo político en Argentina empezó a gestarse en el Abasto.

J.M.C.