Código Urbanístico: Jorge Macri dijo que “hay que revisarlo” y Lousteau quiere impedir nuevas nuevas excepciones de edificación
El precandidato a jefe de Gobierno porteño por el PRO dentro de Juntos por el Cambio, Jorge Macri, señaló que hay que revisar el actual Código Urbanístico. Además, su competidor en la interna oficialista Martín Losuteau habló de impedir nuevas excepciones de edificación, que permiten torres más altas de lo establecido por Ley.
El Código Urbanístico fue aprobado en 2018 y contó con los votos del oficialismo porteño y aliados. Un gran número de asambleas vecinales lo rechaza y alerta por consecuencias ambientales, habitacionales y de infraestructura.
Es por esto mismo que en la oposición porteña hubo señalamientos a los nuevos dichos de Macri y Lousteau. Por ejemplo, Juan Manuel Valdés (Frente de Todos): “Pero Jorge, si este código lo sancionaron tus diputados y los de Lousteau. Por si fuera poco en Vicente Lopez aprobaste ¡500 excepciones! para que tus amigos puedan hacer torres frente al río. Necesitamos derogar este código y sancionar uno que defienda los barrios residenciales”.
De forma detallada, el precandidato del PRO dijo: “No estoy de acuerdo con el último código urbanístico. Pone en riesgo zonas residenciales de la ciudad y hay que revisarlo. Yo creo en el desarrollo urbano, creo que la gente busca vivir en esta ciudad de Buenos Aires, pero el desarrollo hay que dirigirlo”.
“Si vos transformas a toda la Ciudad en una ciudad que puede tener entre 5 y 7 pisos de altura, eso pone en riesgo zonas residenciales de casas bajas de manera innecesaria. Si vos dirigís ese tipo de desarrollo a avenidas, a calles principales que tienen ya zócalo comercial, transporte público, vas logrando un orden en el desarrollo sin poner en riesgo todos los barrios”, sumó ante LPO.
“Tiene que ver con distintas necesidades de los barrios, no es lo mismo lo que te pide el vecino de Devoto, de Villa Urquiza, de Villa Ortuzar, de altos de Núñez, de Núñez o Belgrano que piden cuidar el patrimonio de casas bajas, que lo que espera Soldati, Lugano, que quieren desarrollo. Incluso Barracas mismo en algunas zonas o Constitución donde hay muchas zonas o viviendas usurpadas y te dicen “acá el desarrollo es bienvenido”, manifestó el precandidato.
En este contexto, el legislador Daniel Del Sol (Vamos Juntos) y presidente de la Comisión de Planeamiento Urbano de la Legislatura porteña aseguró: “En los últimos meses nos hemos reunido con vecinos de diferentes barrios que presentaron quejas o inquietudes, y así trabajar conjuntamente, y de manera integral, en soluciones a esta problemática”.
“Tal como lo plantea la Ley, a 5 años de la sanción del CUR estamos dispuestos a avanzar con la correspondiente revisión y modificación, como ya se han concretado ajustes en los barrios de Belgrano y Núñez”, sumó.
Se refiere a Leyes impulsadas por asambleas vecinales para proteger áreas residenciales e históricas de ambos barrios.
Por su parte, Losuteau durante sus recorridas de campaña afirmó que “no puede haber excepciones al Código Urbanístico de la Ciudad” y propuso “defender la identidad de cada barrio”.
Lousteau explicó: “Tenemos un plan urbanístico para promover el desarrollo integral de barrios como Soldati, Lugano, Pompeya o el Bajo Flores” porque “la Ciudad tiene un centro y un norte densamente poblados y un sur poco habitado y con barreras urbanísticas”.
Para Lousteau, “en gran parte se debe a que los desarrolladores inmobiliarios no tienen incentivos para construir en el sur de la ciudad y esto afecta directamente la interacción entre los distintos barrios y provoca grandes disparidades en el valor del suelo”.
Por otra parte, vecinos que integran organizaciones barriales crearon la Interbarrial Buenos Aires para denunciar “las consecuencias de la aplicación del Código Urbanístico, votado por la Legislatura porteña en 2018”. “La mitad de los barrios porteños nos declaramos en estado de Emergencia Urbanística Ambiental y exigimos la modificación inmediata del Código Urbanístico”, indicaron.
Así, señalan que la normativa vigente generó: “El aumento exponencial del volumen constructivo y las alturas y el avance sobre los pulmones de manzana, líneas de frente y retiro. La proliferación desenfrenada de demoliciones y de construcciones que daña viviendas y afecta la identidad de los barrios y la calidad de vida de vecinos y vecinas. La ausencia de regulación estatal que deriva en la saturación de servicios públicos como electricidad, gas, cloacas, pluviales, estacionamiento, establecimientos de salud, escuelas, etc. El estallido de la explotación comercial y la saturación de usos del suelo”.
También: “El avance sobre los espacios verdes y la destrucción y pérdida del arbolado urbano necesarios para el medio ambiente, que disminuyen la ya insuficiente relación de m2 verdes por habitante. El incumplimiento y falta de actualización del Plan Urbano Ambiental”.
En un comunicado expusieron: “Desde los distintos barrios mantuvimos reuniones con legisladores y precandidatos de todas las fuerzas políticas y convocamos a funcionarios/ as porteños para exponer nuestras propuestas y pedir respuestas a los reclamos planteados. Muchos barrios presentamos, además, Proyectos de Ley para modificar el Código Urbanístico. No se trata de una simple “percepción”. Alcanza con caminar cada uno de estos barrios para observar cómo desaparecen. Los desarrollos inmobiliarios actuales no resuelven la crisis habitacional, sino que aumentan la cantidad de unidades ociosas. Se fomentan explícitamente los alquileres temporarios, el blanqueo de capitales y la renta en dólares, sin políticas reales de acceso a la vivienda. De esta forma, la especulación financiera inmobiliaria avanza de acuerdo a intereses unilaterales”.
“Nuestros barrios están perdiendo su memoria y su identidad mientras las obras destruyen casas y árboles -dañando edificaciones linderas- y el espacio se lotea al mejor postor. La voz de vecinos y vecinas pretende ser silenciada con el ruido de las construcciones. Los servicios básicos se convierten en escasos e insuficientes frente a un entorno que no fue diseñado ni planificado para semejante demanda”, alertaron.
“Por todo esto, las organizaciones vecinales de la Ciudad de Buenos Aires nos declaramos en estado de emergencia urbanística ambiental y exigimos la suspensión inmediata de otorgamiento de permisos de demolición, de certificados urbanísticos y el otorgamiento de permisos de obra nueva de más de 100m2 para construir edificios hasta revisar la norma vigente, incluyendo la opinión vinculante de sus habitantes. Este es el momento de defender nuestros barrios y nuestro derecho a decidir en qué Ciudad queremos vivir”, concluyeron.
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