Villa Ortúzar: Rechazan un megaproyecto inmobiliario
Vecinos autoconvocados del barrio rechazan la construcción de un edificio que suma 450 departamentos. También realizaron un relevamiento y detectaron 81 propiedades en venta que podrían convertirse en nuevos edificios tras el cambio en el Código Urbanístico.
El anuncio de un nuevo complejo de edificios con 450 departamentos por la mudanza de la Asociación de los Testigos de Jehová de la Ciudad despertó el alarma entre los vecinos de Villa Ortúzar que resisten el avance de las construcciones en altura y advierten que en ese barrio porteño, caracterizado por casas bajas, hay unas 81 propiedades en venta y 56 en obra.
“No estamos en contra del progreso, pero queremos mantener nuestra identidad”, afirmaron a Télam los vecinos que se reúnen los sábados en la Plaza 25 de Agosto para intercambiar información respecto del aumento de la cantidad de viviendas que salen a la venta en la zona catalogada por las inmobiliarias como “Nuevo Colegiales”, en referencia al barrio lindante con Villa Ortúzar.
Los vecinos evalúan que el boom inmobiliario creciente en la zona es consecuencia del cambio del Código de Planeamiento Urbano por el Código Urbanístico, aprobado por la Legislatura porteña en 2018, que elevó las alturas permitidas para futuras edificaciones, habilitando una mayor capacidad constructiva en las calles y avenidas porteñas en las cuales antes existían límites menores.
“Es necesario remitirse a evidencias bien concretas de cómo el barrio va camino a su desaparición como tal: en los lindes de la Plaza 25 de Agosto, uno de los pocos espacios verdes de nuestra zona, el avance de los negocios inmobiliarios pone en peligro su identidad y su belleza. Frente a la plaza, está en proyecto de construcción el edificio “Verte” (cuyos departamentos ya están a la venta). Tendrá 10 pisos (más subsuelo) y pileta, con un total de 65 unidades funcionales, y ocupará un frente de 26 metros. En Heredia al 1200 y Giribone al 1500 hay dos proyectos de edificios en ciernes. Este último, cuyas viviendas también están en venta, tendrá 8 pisos más subsuelo. Sobre Av. Elcano, en la manzana que actualmente ocupan las viviendas de los Testigos de Jehová, está proyectada una edificación de 450 viviendas (con torres de alturas máximas de alrededor de 9 pisos). Y en Charlone al 1500 se da una situación particular, ya denunciada por este medio, que tiene que ver con la venta de tierras públicas para proyectos inmobiliarios privados. Mediante el expediente 2833-J-2019 se tramitó la enajenación del terreno ubicado en Charlone al 1561/63/65, donde funciona la Subsede del Servicio Social Zonal N° 12. Luego de la enajenación, mediante disposición 77/DGADB/20, fue vendido. Este terreno está dentro de lo que el nuevo Código denomina “Unidades de Sustentabilidad de Altura Media”: se pueden construir 17,20 metros más 7 metros retirados, lo que significa aproximadamente 8 pisos”, señalan los vecinos.
Gigi, una vecina de Villa Ortúzar desde hace 25 años, afirmó que lo que ocurre “es un atropello inmobiliario que atenta contra la identidad del barrio”, en el cual abundan las casas bajas, y advirtió sobre “un efecto dominó” entre los propietarios que provoca que “todos analicen la posibilidad de vender sus viviendas pensando en cómo va a cambiar la tranquilidad si nos rodean las torres. Queremos la rezonificación, volver a tener los topes permitidos para las alturas que teníamos con el anterior Código, antes del 2018, para proteger a nuestro barrio, a su historia y a su patrimonio arquitectónico”, declaró a Télam.
El nuevo Código Urbanístico, aprobado por la Legislatura porteña en 2018 y reglamentado por el Ejecutivo en 2019, que reemplazó el anterior Código de Planeamiento Urbano, tiene como una de sus metas la homogeneización de toda la Ciudad Autónoma de Buenos Aires bajo principios generales. En los hechos, esto significa que las identidades barriales se disuelven en pos de un proyecto unicista de la Ciudad de Buenos Aires. Ya no importa vivir en Palermo, Villa Lugano o Villa Ortúzar; las construcciones pueden ser iguales en todas partes. El resultado de esa actividad y estos mega emprendimientos nos afectan en el hoy, en el mañana, y a generaciones futuras. Es por ello que hacemos nuestras las palabras insertas en la Constitución de la Ciudad de Bs. As.: “…Toda persona tiene derecho, a su solo pedido, a recibir libremente información sobre el impacto que causan o pueden causar sobre el ambiente actividades públicas o privadas…”.
“Frente a lo dicho, los vecinos y las vecinas nos encontramos frente a un gran adversario: EL PRIVILEGIO INMOBILIARIO, que tratará de avanzar sobre cada una de las viviendas que se vendan para convertirlas en edificios que superen los 9 pisos. De no contar con una urgente solución a lo aquí planteado, nos enfrentaremos a la inevitable contradicción en el discurso de quienes tienen la obligación de respetar nuestros derechos pero que promulgan leyes que a la vez nos los quitan. Debemos tener presente que somos nosotros los mandantes de quienes dictan leyes y las sancionan. La política que habilita la construcción de mega emprendimientos inmobiliarios bajo la utilización del rótulo de “ser un barrio tranquilo de casas bajas” lleva oculta la falsedad de entender al progreso como una forma de hacinamiento sin los servicios necesarios, que no han sido tenidos en miras al modificar el Código Urbanístico. Como ciudadanos, nos merecemos vivir en un espacio con calidad ambiental, pero por lo que nos muestran los avisos de venta de los emprendimientos, nos encontraremos viviendo en una cada vez más bajísima y deteriorada calidad ambiental de nuestro barrio. Basta imaginar que donde actualmente viven dos o tres familias en una propiedad horizontal se verá multiplicado por 9 o 10, más los lugares de estacionamiento que van convertir la zona en un lugar de alto tránsito.
Nuestro reclamo tiene sólidos fundamentos y es interesante citar lo expresado en el Informe territorial Comuna 15 GCBA (Proyectos especiales): al referenciar que “La información obtenida a partir del Relevamiento de Usos del Suelo es muy valiosa para el conocimiento del territorio de la Ciudad. En este sentido, la distribución de las diferentes actividades constituye por sí misma fuente de indicadores de su estructura urbana”. Ejemplo de ello es el índice de mixtura residencial sobre el total de usos del suelo que permite medir, a partir de los usos del suelo relevados, la mixtura de los usos residenciales sobre el resto de los usos. Ahora bien, tomando lo expresado en dicho informe se han elaborado nuevos indicadores que según el GCBA han aportado un análisis de mayor profundidad al uso de los suelos que como corolario generó un nuevo Código Urbanístico. Es preciso recalcar que todo esto ha ocurrido en un tiempo no superior a un lustro y que se focaliza en el aspecto residencial, donde se desconoce el impacto que ello produce en servicios públicos, redes cloacales, espacios verdes etc. Estas construcciones inmobiliarias ajenas a la identidad del barrio reemplazarán a las unidades residenciales no sólo en su fisonomía, sino además en la vida cotidiana y doméstica de cada uno de sus habitantes, privándolos de los servicios que nuestra propia legislación superior nos marca como derechos humanos”, siguen señalando los vecinos.
La PETICIÓN finaliza diciendo que todo lo expuesto “exterioriza nuestra férrea voluntad de defender nuestros derechos que no pueden ser desconocidos por nuestros gobernantes y legisladores ya que de aceptar mansamente que sinónimo de desarrollo o progreso es el aniquilamiento de derechos de los ciudadanos será aceptar convertir a nuestro barrio, Villa Ortúzar, en un espacio receptor de iniciativas y emprendimientos edilicios que contradicen la historia misma y atropellan sin miramientos los servicios indispensables de sus habitantes, en aras de intereses económicos de grupos empresarios de la construcción. Por ello, haciendo nuestras las palabras contenidas en la ley suprema de la ciudad que “organiza sus instituciones autónomas como democracia participativa…” elevamos nuestro reclamo para su urgente tratamiento y en el caso hipotético que el mismo no tuviere respuesta o el silencio se prolongara injustificadamente en el tiempo, recurriremos sin más a la justicia para plantear y reclamar que cese la vulneración de nuestros derechos amparados por normas y tratados de raigambre constitucional”.
Villa Ortúzar debe su nombre a Santiago Ortúzar, un inmigrante de origen vasco que el 26 de abril de 1862 compró los terrenos donde actualmente se emplaza el barrio, actualmente integra la Comuna 15 y limita con Villa Urquiza al norte, Belgrano al noreste, Colegiales al este, Chacarita al sudeste, La Paternal al sur y Parque Chas al oeste.
En el límite con Chacarita, sobre la avenida Elcano al 3800, avanza un megaproyecto inmobiliario de una decena de edificios de hasta nueve pisos de altura que sumarán en total unos 450 departamentos.
El emprendimiento se hará sobre el predio en el cual funcionó hasta la década del 80 una fábrica de mosaicos, que fue adquirido por la Asociación de Testigos de Jehová que convirtió el lugar en su sede regional, pero que desde el 1 de septiembre dejó de ser la propietaria de la manzana y se mudó a Nordelta.
Fuente consultada: Télam.
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