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Sin Francisco

El lunes 21 de abril falleció el papa Francisco en Roma. Su legado como líder religioso es de alcance mundial y todavía es temprano para comprender la potencia y trascendencia de su mensaje. No obstante, Jorge Mario Bergoglio resulta una figura cercana para el barrio de Balvanera ya que desde su tiempo como arzobispo de Buenos Aires apoyó a los sobrevivientes y familiares de víctimas fatales de las tragedias de Once y Cromañón.

En la noche del 30 de diciembre de 2004 durante un recital de la banda Callejeros se incendió el local República de Cromañón, ubicado en Mitre y Ecuador a metros de la Plaza Miserere. Hubo 194 muertos y unos 1400 heridos.
Bergoglio era arzobispo de Buenos Aires desde 1998 y aquella trágica noche estuvo en contacto con familiares de víctimas y sobrevivientes. La relación se profundizó y consolidó durante la lucha por Justicia, que incluyó el juicio a los responsables de la peor tragedia no natural de Argentina.
En diciembre de 2024, a dos décadas del incendio en Once, Bergoglio, ya en su rol de papa Francisco, había recibido en la Casa de Santa Marta, en el Vaticano, al sobreviviente de Cromañón Luis Lamas, al excantante de Callejeros Patricio Fontanet y al percusionista de Don Osvaldo Juano Falcone. Los músicos le hicieron llegar el libro Voces Tiempo Verdad editado por la agrupación de sobrevivientes y familiares No Nos Cuenten Cromañón.
“Francisco se mostró muy conmovido por la lucha que vienen sosteniendo los sobrevivientes durante casi 20 años”, dijeron en la entidad. “Mientras pasaba las páginas, Francisco nos dijo que el libro era muy importante para ejercitar la memoria, y contar lo que verdaderamente pasó en Cromañón”, expuso Lamas.
“Durante la reunión, que duró más de una hora, Francisco contó que recordaba los hospitales que recorrió la noche del 30 de diciembre de 2004, las misas que ofreció para familiares y sobrevivientes (de los que siempre estuvo cerca cuando era Arzobispo de Buenos Aires) y de las agresiones que recibió en la Catedral por interesarse por los músicos de Callejeros”, señalaron en No Nos Cuenten Cromañón.
“Les pido que nunca pierdan la ilusión”, dijo el papa Francisco en ese momento a los sobrevivientes de Cromañón.
De modo similar, Bergoglio estuvo presente para los sobrevivientes y familiares de víctimas fatales de la Tragedia de Once, ocurrida el 22 de febrero de 2012. Esa mañana una formación del tren Sarmiento no se detuvo y chocó contra uno de los andenes. Hubo 51 personas fallecidas (una estaba embarazada) y se registraron casi 800 heridos.
Apenas se produjo el siniestro ferroviario, el arzobispo instó a los familiares a “un reclamo sereno de Justicia” y pidió “no acostumbrarse a viajar como ganado para ganarse el pan” al recordar que casi la totalidad de los fallecidos “venía a ganarse el pan dignamente”, repasó AICA. Al mes de la tragedia, ofició una misa en la Catedral Metropolitana.
Bergoglio asumió como papa el 13 de marzo de 2013. En febrero de 2014, Francisco envió una carta “de afecto y compañía” a los sobrevivientes y familiares de Once. Allí también denunció: “Ese día nos enlutó a todos… víctimas de sombrías negligencias”.
Meses después, en octubre de ese año, un grupo de madres viajó al Vaticano y se entrevistó con el sumo pontífice.
El 22 de febrero de 2015, en un nuevo aniversario de la tragedia, los familiares y sobrevivientes inauguraron en el andén donde ocurrió el siniestro ferroviario una cerámica firmada por el papa. Está en el lugar donde se montó el santuario para recordar a las víctimas fatales.
Durante sus años en la Ciudad de Buenos Aires, antes de encomendarse a su labor como papa, Begoglio atendió causas sociales como las tragedias ocurridas en Once, también hitos como el incendio en el taller textil de Luis Viale, en Caballito, donde denunció la esclavitud laboral. Ya instalado en el Vaticano, nunca olvidó estas reivindicaciones y siguió apoyando las luchas locales.

J.M.C.


Bergoglio en el subte

Jorge Mario Bergoglio fue fotografiado en un vagón de la Línea A de subtes y la imagen se ha vuelto un emblema, una síntesis de las enseñanzas de sencillez que predicó durante su papado. Esta imagen está vinculada a su apoyo a la lucha por Cromañón.
En mayo de 2008 el entonces arzobispo se había reunido con familiares de víctimas de Cromañón en Plaza Miserere. Terminado el encuentro debía ir a la Catedral Metropolitana, por lo cual tomó la Línea A de subtes rumbo a Plaza de Mayo.
El fotógrafo Pablo Leguizamón, de entonces 29 años, lo vio a Bergoglio y logró fotografiarlo en pleno viaje. En aquella época todavía estaban activos los centenarios coches de madera La Brugeoise.
“Recuerdo que él entró y se sentó como un pasajero más”, cuenta Leguizamón a Infobae. “No fue una foto que saqué porque sí: tenía una búsqueda periodística. Mostraba algo que no era lo esperable. Cualquiera en el lugar de Bergoglio se hubiera subido a un auto. Me parecía importante que se conociera esa faceta de tipo ‘accesible’ que tenía”, dijo.
La historia no termina ahí, ya que Pablo Piserchia, empleado de Metrovías y miembro de la Asociación Amigos del Tranvía, identificó el coche en el que había viajado el papa en aquella ocasión. Por una serie de detalles concluyó que era el vagón número 33. Gracias a eso, el coche fue incorporado a la flota de vehículos históricos preservados por la empresa estatal Subterráneos de Buenos Aires Sociedad de Estado (SBASE). Además, en 2014 Piserchia construyó una réplica artesanal del vagón y viajó con su esposa a Roma para entregársela personalmente al papa Francisco.