
¿Cómo limitamos el uso de las pantallas en nuestros niños?
La intromisión de los dispositivos digitales en la vida cotidiana de los más pequeños.
Por el Prof. Luis Varela (*)
Todos los estudios realizados en torno al uso de pantallas en los niños, incluyendo bebés, giran en torno a cómo actúan las plataformas para hacerlas cada vez más adictivas en los más pequeños de los hogares. Está demostrado, documentado, que se utilizan ciertas estrategias implementadas desde la mercadotecnia para que la población infantil tenga la necesidad de ver más y más, llegando a un comportamiento compulsivo que incluye una importante carga de ansiedad. Muchos chicos manifiestan enojos, irascibilidad, y síntomas propios de la abstinencia cuando se les quita el dispositivo.
Pero ¿Cuáles son estas tácticas muy bien pensadas y planificadas para crear la “necesidad” de aumentar el consumo de los contenidos? Se utiliza la repetición a través de elementos visuales y sonoros que son altamente atractivos para los niños, como personajes con ojos grandes y colores brillantes. Esta estimulación constante puede llevar a los chicos a asociar el contenido con sensaciones de placer y diversión, creando un patrón de comportamiento donde buscan repetidamente este tipo de estímulo. Aunque pareciera increíble, muchas familias manifiestan que sus hijos se calman o entran en un estado de trance al ver determinado programa, como puede ser “Cocomelon” en los más chiquitos. Esto sugiere que los infantes pueden desarrollar una dependencia emocional hacia el contenido, donde un estímulo (el sonido o la imagen) provoca una respuesta emocional (calma o felicidad). Otra manifestación de los niños se relaciona al mostrar ira o ansiedad al quitarle el dispositivo electrónico, esa eliminación del contenido provoca una respuesta negativa en los pequeños. Un aspecto sumamente importante es que ellos pueden manifestarse menos interesados en interactuar con su entorno real, ya que están condicionados a preferir la estimulación que ofrece la pantalla. Lo cual puede llevar a una falta de interés en actividades que requieren movimiento e interacción, lo que es esencial para su desarrollo tanto motriz como intelectual.
Ante lo expuesto, la primera cuestión es que la familia perciba la dependencia a ver determinados contenidos en las plataformas. Una vez que esto ocurrió hay estrategias sencillas que pueden mitigar los posibles efectos negativos. Una de ellas es fomentar la interacción cara a cara con adultos o cuidadores, ya que esto es crucial para el desarrollo cerebral de la población infantil. La interacción directa permite que los niños imiten y respondan, lo que es fundamental para su aprendizaje, como para su formación integral. Otro tip es optar por contenido educativo que esté diseñado para el desarrollo infantil, en lugar de programas que son meramente de entretenimiento. Esto puede ayudar a los chicos a aprender de manera más efectiva, divertida y sin el menor de los riesgos.
Otra cuestión es la limitación del tiempo de uso de los dispositivos. Se recomienda establecer límites en el tiempo que los pequeños pasan frente a las pantallas, especialmente en contenidos de ritmo rápido que puede afectar su capacidad de atención y desarrollo de capacidades motrices y sociales. Algunos demuestran aislarse de la realidad en la que se encuentran, siendo su centro la virtualidad. Otra sugerencia se relaciona a las actividades alternativas, es decir promover situaciones que no involucren pantallas, como jugar con juguetes reales y tangibles, leer libros o realizar tareas creativas, para ayudar a los chicos a desarrollar habilidades sociales y cognitivas. También poniendo a prueba la creatividad (y fomentándola al máximo) dándoles objetos como cajas de cartón, los cilindros de los rollos de cocina, etc. y observar la actividad que puedan realizar. La supervisión y guía debe estar presente. Acompañar a los pequeños mientras consumen contenido en pantallas, para ayudarles a entender lo que están viendo y facilitar el aprendizaje, como inclusive para observar sus reacciones.
Para finalizar, ante todo se debe tomar conciencia de los efectos, sino no se puede actuar. Las familias deben saber sobre las posibles consecuencias negativas de la sobreexposición a pantallas y la importancia de elegir contenido de calidad para sus hijos. Estas estrategias pueden ayudar a los adultos a tomar decisiones más informadas sobre el contenido que consumen los niños y a fomentar un desarrollo más saludable.
(*) Varela es docente de la Escuela N° 21 del D.E. 13, diplomado en cultura digital y vecino de Liniers.