Cooperativa de Editores de Medios de Buenos Aires
Cooperativa Editores de Medios BA

La seguridad en la cornisa

La seguridad de una ciudad no se mide solamente por los asaltos o crímenes, los estragos que causa la droga o por la cantidad de accidentes de tránsito. De igual forma existe un peligro cotidiano que es la mampostería, balcones y cornisas en mal estado, o un andamio precariamente instalado. Estos riesgos pueden costarle la vida a los desprevenidos transeúntes.

Todas las obras en construcción deberían tener un cartel expuesto a la vista donde se exprese el nombre de los responsables para saber a quién reclamar en caso de accidentes por caída de piedras, o un andamio mal instalado. Lamentablemente esta condición no se cumple en la mayoría de los casos.

Otro peligro son las viejas edificaciones, o los balcones resquebrajados por el sol y la humedad. Las marquesinas y carteles también son elementos de riesgo, ya que los cambios climáticos aumentan la posibilidad de que se produzcan desprendimientos.

Todas las obras pueden estar afectadas en menor o mayor gravedad como consecuencia de negligencia en la dirección, mal uso de materiales o falta de mantenimiento.

La responsabilidad por estas anomalías son compartidas por los profesionales que están obligados a actuar con responsabilidad, los particulares que deben recurrir a personal idóneo cuando realicen un arreglo, los administradores de edificios que deben proveer un correcto mantenimiento, y las autoridades locales que deben extremar la vigilancia para evitar desastres.

En cuanto a la periodicidad de las inspecciones debería realizarse con una frecuencia mayor a diez años para aquellos edificios con una antigüedad de aproximadamente veinte años.

Para hacer una comparación, es lo mismo que se obligara al propietario de un automóvil a revisar los frenos una vez cada diez años.

En el caso de los propietarios se recomienda no sobrecargar los balcones con macetas, debido a que los bordes no resisten más de cien kilos por metro cuadrado, además no se deben poner elementos en ventanas o bordes de balcones que puedan por acción del viento caer en la vereda.

Hay que prestar mucha atención a los posibles cambios en la caída de los pisos, podría ser un indicador de que la estructura se mueve. Asimismo, es imprescindible verificar que la baranda esté bien amurada y pintada con desoxidante, ya que en todos los casos, las grietas y las fisuras están indicando la existencia de problemas. Si hay humedad, es posible que se estén oxidando las vigas metálicas que sostienen los balcones.

En algo tan fundamental, la desidia de las autoridades o de los particulares es criminal, porque puede dar lugar a catástrofes como las que ya han costado muchas vidas.

Graciela Godoy de Sadorin*

 

* Licenciada en Química (UBA). Trabaja en el CONICET.
Master Comunicación Científica, Médica y Ambiental UP-FARMA, Barcelona