La Dorita un clásico de Palermo
Es famoso por su choricampi y la tortilla de papas con el toque irresistible del provolone
Dos años después de abrir, en 2004, Palermo Hollywood se empezó a llenar de lugares de comida de todo tipo, pero sobre todo de parrillas, que era el fuerte de la Dorita. Aunque llegó a tener cinco en la misma cuadra, logró mantener y expandir su negocio gracias a sus “precios accesibles y productos de calidad”.
En lo que algunos llaman la “clave del éxito”, explican: “Antes teníamos precios más bajos, pero con los cambios en Argentina, la carne ya no es tan accesible como antes, así que fue complicado mantener esa relación. Las porciones son generosas, perfectas para compartir, y creemos que los precios son justos”. La Dorita es un homenaje sobre todo a la madre del fundador. Su nombre rinde tributo a ella y a sus raíces italianas.
En su carta encuentras de todo, desde el icónico choricampi —un chorizo envuelto en una delicada masa de pan de campo relleno de mozzarella y cebolla caramelizada— hasta el asado de novillos pesados criados con 90% de pastura, y los bifes dry aged de carne madurada. Además, se actualizaron a los nuevos gustos y ofrecen parrilladas vegetarianas, o la famosa tortilla de papas con un corazón de provolone bien estacionado.
En las paredes del restaurante, ubicado en la calle Humboldt, en Palermo, se pueden apreciar obras de arte de Marcos López, Leonel Luna y Facundo de Zuviría. También hay un altar al Gauchito Gil, el retrato de Ceferino Namuncurá y murales que celebran al máximo la argentinidad. Al entrar, los comensales se encuentran con cortinas de tiras brillantes, lámparas hechas con botellas de vino e incluso los clásicos pingüinos de cerámica intervenidos. Todo está pensado para cautivar a los cientos de clientes que visitan el lugar cada día.