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El campeón arrancó con el pie izquierdo

Vélez cayó sin atenuantes ante Tigre en su visita a Victoria, en el inicio de la temporada 2025 de la Liga Profesional. Con falencias notorias en defensa y sin ideas en ataque, el 3 a 0 final pudo haber sido, incluso, más abultado. La jornada negra se completó con la seria lesión de Joaquín García, que se fracturó un tobillo. El equipo de Sebastián Domínguez deberá ahora intentar revertir esta imagen, de cara a un año en el que tendrá que defender el título de la Liga y hacer pie en la Copa Libertadores.

El Fortín viajó a Victoria para estrenar su título de campeón de la Liga Profesional enfrentando a Tigre, equipo que tiene como objetivo acumular puntos para escaparle al acecho del promedio. El Vélez de Sebastián Domínguez, no obstante, no dejaba de ser una incógnita. Con un único amistoso de pretemporada (empate en uno en la Villa Olímpica ante Alianza Lima de Perú) y sin varias de sus máximas figuras (a las salidas de Claudio Aquino y de Valentín Gómez, hay que agregarle las bajas de Thiago Fernández por lesión y de Maher Carrizo, en la selección juvenil) el equipo de Liniers mostraría si el nuevo DT seguiría la línea del saliente Gustavo Quinteros o si, por el contrario, variaría el planteo. Desde el vamos, la formación marcaba distancias con el dibujo del técnico campeón, al jugar con dos centrodelanteros y sin enganche (puesto carente, tras la salida de Aquino).

Pero tras el pitazo inicial, casi que no hubo tiempo para nada. Antes de los 10 minutos Vélez ya perdía 2 a 0, y cada avance de Tigre hacía temblar a la última línea fortinera. Los volantes, por su parte, no hacían pie y no sabían cómo ingeniárselas para cortar el circuito creativo de Tigre -con el exVélez Elías Cabrera como ideólogo- ni mucho menos para intentar enhebrar algún intento ofensivo.

En el banco, la cara de Domínguez lo decía todo. Lejos de ser un cachetazo que sirva para salir del letargo, los dos goles de Ignacio Russo -hijo de Miguel Ángel- no hicieron más que fortalecer al local y apichonar a un Vélez sin ideas, que se sacaba la pelota de encima, como si quemara. Y para completar el panorama, a los 29’ Joaquín García fue a disputar el balón con Nahuel Banegas en el borde del área local y el lateral de Tigre lo cortó con falta. Los gritos de dolor y la inmovilidad del juvenil de Vélez eran elocuentes. Se había quebrado el tobillo derecho.

La salida de García obligó al ingreso del debutante Isaías Andrada, ya que su reemplazante natural, Agustín Lagos, no estaba entre los convocados tras su fractura en la mano derecha. Todo negro para el Fortín.

Para el inicio del complemento, Domínguez movió el banco e ingresó el ex Fortaleza Imanol Machuca, en lugar de Matías Pellegrini. Pero otra vez no hubo tiempo para nada. A los 2 minutos, ante una nueva desatención de Elías Gómez -que tuvo una tarde noche para el olvido- Martín Ortega estampó el 3 a 0 para Tigre, que a la postre sería el definitivo, porque Vélez siguió sin reaccionar y el local levantó el pie del acelerador.

El exDT de Tigre y hoy entrenador del Fortín, intentó sumar peso en ataque con el ingreso de Mateo Pellegrino por el intrascendente Michael Santos, y más tarde probó con los juveniles Maximiliano Porcel -que debutó y se mostró enjundioso- y Álvaro Montoro. Pero a nadie se le cayó una idea. La ida de Claudio Aquino dejó a un equipo a la deriva que no sabe cómo hilvanar tres toques seguidos ni, mucho menos, filtrar un pase al vacío o enhebrar una jugada en ofensiva. La prueba está en que en los 90 minutos Vélez jamás llegó con peligro al arco de Felipe Zenobio y sólo pateó una vez al arco (en el primer tiempo Francisco Pizzini, a las manos del arquero).

En síntesis, el balance del equipo de Domínguez en su debut oficial en la temporada fue alarmante. Más aún considerando que, más allá de la vuelta del juvenil Maher Carrizo del seleccionado juvenil -prevista recién para la segunda quincena de febrero- este será el plantel con el que deberá afrontar el torneo local, la Copa Argentina y el ansiado retorno a la Copa Libertadores.

Un futuro complejo para el equipo de Liniers, que este martes a las 21:30 recibirá a Platense en el Amalfitani por la segunda fecha del torneo, para volver a ponerse la pilcha de campeón y -como tantas otras veces- demostrar que está para dar pelea.