Si el puente fuera completamente peatonal, podría ser montado del lado “correcto”. Pero los nuevos carriles vehiculares no dejarán lugar. Una oportunidad perdida para conectar mejor la zona. Hay otro detalle: el puente peatonal sigue la curva del acceso vial y obliga a hacer muchos más pasos, con pendientes y radios que son más para autos que para quienes caminan. Esto nos lleva al segundo problema, que es la priorización del vehículo particular, una muy mala noticia cuando se busca bajar emisiones contaminantes tras el año más cálido de la historia.