El proyecto original del Puente de la Innovación con modificaciones
Con un presupuesto millonario, el Gobierno de la Ciudad añadirá carriles para vehículos, a pesar de su promesa inicial de construir una pasarela exclusiva para peatones
El Puente de la Innovación, que originalmente se concibió como una estructura completamente peatonal, ha quedado reducido a una simple pasarela entre dos accesos viales. Esta obra, que en su momento prometió fomentar la movilidad activa, ahora prioriza nuevamente el uso del automóvil con la incorporación de nuevos carriles para vehículos. En lugar de ser un cruce directo, el paso peatonal seguirá las sinuosas rutas del acceso vial y quedará alejado de los puntos que deberían estar mejor conectados, como Ciudad Universitaria, el estadio de River o la estación del tren Belgrano Norte.
A lo largo de casi una década, el proyecto ha sufrido varias modificaciones. En su versión actual, consiste en un puente paralelo al Ángel Labruna, con dos carriles vehiculares en dirección a las avenidas Lugones y Cantilo, y otros dos en sentido contrario, además de una pasarela lateral para peatones y ciclistas. La obra, que requerirá una inversión superior a los 15 millones de dólares, comenzará en enero bajo la responsabilidad de AUSA, la empresa encargada del mantenimiento y explotación de las autopistas de la ciudad.
De este modo, el ejecutivo porteño afirma haber resuelto la “desconexión histórica” de la zona. Sin embargo, el puente se ubica en el lado noroeste, más cercano al Parque de la Innovación, el nuevo barrio de viviendas, universidades y empresas que se está construyendo donde antes se encontraba el Tiro Federal. Mientras tanto, los puntos con mayor concentración de personas se encuentran al sureste: el estadio Monumental, Ciudad Universitaria y la estación del Ferrocarril Belgrano Norte.
Si el puente fuera completamente peatonal, podría ser montado del lado “correcto”. Pero los nuevos carriles vehiculares no dejarán lugar. Una oportunidad perdida para conectar mejor la zona. Hay otro detalle: el puente peatonal sigue la curva del acceso vial y obliga a hacer muchos más pasos, con pendientes y radios que son más para autos que para quienes caminan. Esto nos lleva al segundo problema, que es la priorización del vehículo particular, una muy mala noticia cuando se busca bajar emisiones contaminantes tras el año más cálido de la historia.
Todo el proyecto de la Innovación sigue esa misma lógica, ya que no solo incorpora carriles vehiculares, sino también espacios para estacionamiento, tanto dentro del barrio en construcción como en sus alrededores. Esta medida responde, según el anteproyecto enviado por AUSA, a «la demanda vial generada por el nuevo parque». Pero surge la pregunta: ¿es una demanda que realmente se produce o que simplemente se induce?
Porque, en lugar de desincentivar el uso del automóvil, este proyecto lo fomenta, como si el aumento del tráfico en los últimos años no fuera ya una realidad. Más carriles atraen más vehículos, lo que eventualmente generará la necesidad de aún más carriles. En ese círculo vicioso, la inversión en transporte público y en movilidad activa queda relegada a un segundo plano, a pesar de las metas sostenibles planteadas en el concurso convocado hace ocho años.
Las obras de la Innovación representaban una oportunidad única para integrar la zona de manera sistémica, con soluciones que redujeran las emisiones y aliviaron el tránsito. Sin embargo, el resultado ha sido más espacio para autos, mayor presión sobre las avenidas Cantilo y Lugones, y la movilidad sostenible literalmente marginada.