Mataderos continúa premiando la trayectoria de sus comercios
El Centro de Comerciantes de la avenida Juan B. Alberdi y adyacencias, junto a la Federación de Comercio de Buenos Aires (Fecoba) sigue distinguiendo a los establecimientos más tradicionales del barrio de Mataderos. El sábado último, el reconocimiento recayó en Curtis, de Alberdi y Martiniano Leguizamón, que desde 1962 es un símbolo de la moda y la alta costura en la zona.
Tal como ocurriera anteriormente con Tienda La Sorpresa, Casa Cavada y Casa Pibot, el Centro de Comerciantes de la Avenida Juan B. Alberdi y Adyacencias, colocó junto a Fecoba, una plaqueta conmemorativa en la sede de Curtis, uno de los comercios más tradicionales del barrio de Mataderos, con más de medio siglo de trayectoria.
Con un marco multitudinario y al son de un espectáculo de música española, el pasado sábado 7 de diciembre se llevó a cabo el reconocimiento a Curtis, la tienda de ropa femenina que desde hace 62 años marca tendencia en el barrio de Mataderos.
A pleno sol, desde el mediodía, María Vázquez (o simplemente, Maruja) su equipo y su familia -todos grandes anfitriones- recibieron a amigos, vecinos y clientas que colmaron el local de Juan B. Alberdi 6166 -a metros de Martiniano Leguizamón- y, por supuesto, recorrieron los percheros y las prendas de la temporada de verano, que se distinguen por su estilo elegante y la perfecta confección. Debido a la gran convocatoria, hubo que hacer lugar en la vereda para que comenzara el show en vivo. Nuria Vázquez y Las Sultanas ofrecieron un espectáculo de calidad, emotivo y alegre, con canciones españolas y baile, en homenaje a las raíces gallegas de Maruja, que el público disfrutó a pleno.
Luego llegó el momento en el que Maruja descubrió la placa de reconocimiento a Curtis junto a Jorge Elger, presidente del Centro Comercial, quien destacó la trayectoria y el compromiso de Curtis en el barrio y la necesidad de preservar los comercios de cercanía que impulsan el desarrollo mercantil local. Por su parte, la creadora de Curtis dijo que su forma de expresarse es con la aguja y el hilo. Agradeció a su familia, a sus clientas nuevas y a las de toda la vida, y advirtió que es necesario proteger la industria textil local que ella conoce tan bien. “Los argentinos podemos producir. Si se vuelven a abrir las importaciones, será imposible competir y, a la larga, la gente que se va a quedar sin trabajo”, expresó.
“Es importante contar con el apoyo del Centro de Comerciantes que trabaja para solucionar problemas y mejorar la zona, pero es fundamental colaborar, involucrarse, ir a las reuniones”, agregó luego Maruja, que durante años participó activamente de la entidad mercantil local.
Estuvieron presentes comuneros de todas las fuerzas políticas: Soledad Aulita, Luis Yari Meozzi, Alberto Espiño y Alexis Quimey Miranda. También participaron integrantes de la Comisión Directiva del Centro Comercial. El encuentro concluyó con el sorteo de cuatro prendas.
Curtis fue elegida a través de una votación realizada en las redes sociales del Centro Comercial que despertó gran interés y participación en la comunidad local. El acto fue el cuarto de una serie de homenajes que seguirán llevándose a cabo a lo largo del año próximo en los comercios que se mantienen desde hace décadas en el barrio, tales como Óptica Yáñez, Pilcomar, Santa Mónica Fábrica de Pastas, Casa Mario, Casa Varas y Bazar Julia, entre otros.
La propuesta forma parte de las acciones que lleva adelante el Centro de Comerciantes para darle la importancia que se merecen los comercios de cercanía y para estrechar los lazos entre clientes y comerciantes. “La historia del barrio también late en sus comercios, por eso queremos destacar su importancia”, puntualizó Jorge Elger, presidente de la entidad mercantil organizadora. No obstante, la iniciativa incluye además reconocer a los nuevos comerciantes, emprendedores y Pymes, que en los últimos tiempos se han instalado en el barrio.
Con más de 60 socios activos, el Centro Comercial de la avenida Alberdi continúa trabajando para sumar nuevos socios que deseen involucrarse en post del desarrollo productivo del barrio de Mataderos.
Un símbolo de la alta costura en Mataderos
María Vázquez, Maruja para todos los que la conocen, no dudó cuando eligió el nombre de su tienda, que es una referencia indiscutida de alta costura y prêt-à-porter en Mataderos. Curtis es un poblado de La Coruña, en Galicia, la tierra donde nació. Desde allí partió a los 15 años junto a su familia hacia la Argentina en busca de nuevos horizontes. Era casi una niña, pero gracias al impulso de su madre, ya había dado sus primeros pasos en la costura, un oficio que requiere dedicación y precisión, atributos que desde entonces tiene de sobra y que aplicó a cada una de sus creaciones.
En Buenos Aires ingresó como aprendiz en el taller de costura de Santino, un sastre italiano que le transmitió más conocimiento y que enseguida notó su destreza. Por eso, rápidamente comenzó a crecer hasta llegar a ser encargada. Estaba claro que Maruja tenía la habilidad y el compromiso necesarios para volar sola y no faltaba mucho tiempo para que desplegara sus alas.
Durante décadas, los clubes fundados por distintas colectividades fueron el punto de encuentro para los inmigrantes. Cada fin de semana, centenares de familias llegaban para compartir el día con otros paisanos, escuchar orquestas en vivo y bailar, sobre todo en emblemáticas celebraciones de carnaval. En el Centro Lucense, que congregaba a los gallegos, Maruja conoció a quien hoy es su marido, que también pertenece al rubro textil. Se casaron cuando ella tenía 19. Tuvieron tres hijas: María Silvia, que confecciona ropa; María Eugenia, creadora de la radio comunitaria la Retaguardia y militante de derechos humanos; y María Victoria, reconocida diseñadora de moda.
Después de casarse, Maruja tenía su propio taller en la casa familiar de Lugano. A toda hora era un ir y venir de mujeres, porque tenía una clientela fiel y creciente. Quien la conocía, ya no cambiaba. Y también era mamá: dicen que mientras manejaba el pedal con una pierna, mecía la cuna de sus hijas con la otra. Para preservar la vida familiar, la pareja decidió alquilar un local antiguo y abandonado que reformaron por completo.
A comienzos de diciembre, hace 52 años se inauguró la primera tienda de Curtis en Juan B. Alberdi 6220. Años más tarde, se mudaron a la sede actual, ubicada en Juan B. Alberdi 6166. Este local se caracteriza por su salón amplio, con espacio generoso para ver las prendas y los percheros. Además, tiene un jardín que aporta verde, luz natural y también cuenta con un taller donde Maruja dirige el trabajo diario. El alma de este lugar es el equipo cordial y atento a las necesidades de las clientas, que está conformado por Miriam, Elisa, Elizabeth, Pablina, Lorena, Delia -la modelista- Leonor -bordadora- y Juan Carlos, a cargo de la vidriera.
El amor entre Curtis y el barrio es mutuo. “De aquí me gusta todo. Es un lugar tranquilo, con gente buena y de palabra. Tal vez falta espacio para que las clientas puedan estacionar, pero cuando voy al centro y vuelvo, pienso: ¡Qué lindo es mi Mataderos querido!”, coinciden las clientas.
Desde que comenzó con su marca, el sello de las colecciones propias de Curtis está en los diseños de alta costura, con detalles artesanales, terminaciones perfectas y corte impecable. Se trata de un modo de trabajo que requiere minuciosidad y que se hace cada vez menos. Por eso, a lo largo de décadas, Maruja mantuvo su clientela intacta y se sumaron muchas más que se pusieron en sus manos porque confían en su trabajo, su buen gusto y su calidez humana. También se pueden encontrar prendas de estilo formal e informal, con las marcas de ropa femenina más reconocidas.
Agradecida con sus raíces, con el camino recorrido y con su presente, Maruja asegura “claro que volvería a elegir este oficio. La alta costura requiere precisión, dedicación y cariño”. Toda una declaración de principios de una mujer que, puntada a puntada, deja huella en parte de su familia que sigue sus pasos, y en el corazón de varias generaciones de vecinas.