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Conocé a la primera comisaria en uno de los barrios más conflictivos de la Ciudad

Se trata de Yanina Noguera, que es la Jefa de la División Unidad Táctica de Pacificación de Barrios II, una dependencia de la Policía de la Ciudad dedicada casi exclusivamente al control operativo del Barrio Zavaleta, adonde arribó en agosto de este año después de su paso por el Rodrigo Bueno.

Es la primera mujer en ejercer ese cargo en el Zavaleta. “Sentí que fue un desafío enorme. Ser la primera mujer como jefa es una oportunidad que tengo para demostrar que nosotras podemos llegar a los puestos de liderazgo y cumplir la función correctamente”, afirma la comisario. Y agrega: “Muchas veces recibo palabras hermosas de las chicas policías. Me dicen que están orgullosas de mí, que les gustaría llegar a una función alta como me pasó a mí”.

No obstante, Noguera enfatiza: “Todos tenemos la oportunidad, sean hombres o mujeres, de llegar a altos cargos. Lo importante acá es capacitarse para la función que van a ejercer”.

La Jefa enumera las características necesarias para comandar una dependencia en un barrio como el Zavaleta: habla del conocimiento del territorio; las dinámicas sociales y culturales; la empatía y la sensibilidad para comprender las dificultades de los vecinos; la integridad a la hora de tomar decisiones y gestionar los recursos; y, sobre todo, la vocación de servicio y la convicción de que el trabajo bien hecho va a generar un cambio y un impacto positivo para la comunidad.

Noguera escoge pacientemente sus palabras antes de enunciarlas y sabe manejar sus pausas. Cuando habla, lo hace con oraciones cortas que parecen sentencias. Así, cuenta que se inscribió a la Escuela de Cadetes a sus 17 años, mientras transitaba los últimos meses de la secundaria: “Elegí ser policía desde muy chica porque siento una profunda vocación de servicio hacia los demás”.

Egresó a sus 20 años y, como todavía no existía la Policía de la Ciudad, inició su camino profesional en la División de Suboficiales y Agentes de la Federal. “En ese momento, el personal femenino era escalafón de apoyo. Después se hicieron cambios institucionales para que pasara a ser personal de seguridad, entonces empezamos a cumplir funciones operativas como el resto de los compañeros”, explica Noguera.

“Era muy joven cuando ingresé a la fuerza y sentía en parte la protección de mis compañeros. Me acompañaban y me ayudaban para que aprendiera todo lo que necesitaba para desarrollar mi función”, expresa la comisario, que enumera de memoria todas las dependencias en las que estuvo.

Antes de llegar a Zavaleta, fue Jefa en el Barrio Rodrigo Bueno, paso que calificó como positivo: “Es chiquito y no genera grandes dificultades ni desafíos porque ya está urbanizado. Hay un buen desarrollo en ese sentido y la gente tiene buena respuesta con la Policía”.

En el primer piso de la dependencia, hay cuatro mesas en serie cubiertas por un largo mantel azul. Encima, hay platos con sánguches de jamón y queso y medialunas de manteca, vasos con jugo y tazas de café o té. En una punta, la anfitriona, Yanina Noguera; a sus costados, más de una docena de oficiales de la Policía de la Ciudad.

Son las diez de la mañana y todos están compartiendo lo que la Jefa define como un desayuno de camaradería. Detalla que lo hacen una vez por mes: “Es una buena manera de reconocer el trabajo de todos y mantenerlos motivados”. También afianza los vínculos entre los profesionales, lo cual deriva en una mejor labor en la calle.