Peache, espacio de cultivo cannábico en Saavedra: “Este es un club del barrio”
Peache Club es una Asociación Civil y ONG de nacimiento reciente, que funciona como un club de cultivo cannábico solidario medicinal, ubicado en Cramer y Jaramillo, barrio de Saavedra. Cuenta con la participación activa de más de 50 socios. Se trata de un espacio legal para la dispensa de cannabis destinado a vecinos y pacientes anotados en el Registro Nacional de Pacientes en Tratamiento con Cannabis del Ministerio de Salud de la Nación (REPROCANN). Además, integra la Federación de Clubes Cannábicos de la Argentina (FECCA).
“Este es un club del barrio, una institución donde lo social es importante. Como hay clubes dedicados a un deporte o una práctica artística, acá somos un grupo de personas de diversas procedencias unidas por la cuestión medicinal ligada al cannabis, amparados por los derechos y la Ley vigente”, dice a Saavedra Online el vecino Gerardo Pangue Benussi, impulsor de Peache junto a sus amigos, colegas y socios Mariano Laino y Mauricio Pinasco Carpossi.
El club ocupa una casa y un local lindero. En varias de las habitaciones se cultiva marihuana bajo estrictos controles de calidad (luz, humedad, temperatura, prevención de hongos). Hay sectores dedicados al crecimiento, floración, secado y acondicionamiento para la dispensa final. Se cultivan decenas de plantas gracias a la pericia de una gran cantidad de máquinas, sensores y software que dan cuenta de la seriedad del proceso.
Gerardo y Mauricio hablan de un proyecto “a pulmón”, pero también destacan la experiencia y la vocación de “darse maña” a la hora de montar la infraestructura para garantizar su desarrollo.
También resaltan del sentido de pertenencia y lo importante de generar un espacio agradable. “El socio viene, mira los avances, ayuda, nos han hecho donaciones de electrodomésticos”, celebran.
El club cuenta con diversos espacios para el encuentro social y la recreación: máquinas de musculación, piano de cola, sillones, un patio en planta baja y una amplia terraza.
Durante una visita al club en plena concurrencia de sus socios se respira un clima ameno y de camaradería. Pese a la buena onda, en Peache son enfáticos y resaltan que todo esto es dentro de los derechos y Leyes vigentes, no se dispensa a quien no esté registrado.
“Acá hay cuestiones médicas importantes y que se respetan. De hecho, en el club trabaja un médico para dar acompañamiento y asesoramiento”, señala Gerardo.
En Peache coinciden en que esto les da una garantía para funcionar como una institución abierta a la comunidad y al barrio. “Cuando llegamos hablamos con los vecinos de la cuadra, les explicamos quiénes somos, cómo es la situación con el cannabis. Pese a las Leyes no todo el mundo está al tanto y hay mucho prejuicio por años de propaganda en contra del cannabis, de sus usuarios y de la industria en torno al cannabis”, indican.
También reflexionan que, al igual que este club de Saavedra, buena parte de las instituciones de este perfil son de aparición reciente ante la creación del REPROCANN, pese a que hay cultivadores solidarios desde hace mucho tiempo.
Para explicar el proceso reciente, Gerardo repasa parte de su propia historia. Cuando empezó a estudiar en la facultad, a comienzos de los años 90, la única forma de conseguir cannabis era “en lugares turbios que vendían cualquier cosa”. Ya entrado el nuevo milenio hubo gente que apostó a cultivar en sus hogares, pese a lo riesgoso que era hasta 2009, cuando el Fallo Arriola de la Corte Suprema de Justicia de la Nación declaró inconstitucional la penalización de la tenencia para consumo personal. Más de una década después recién llego el registro oficial.
Gerardo, por su experiencia personal, tenía en mente la creación de alguna institución ligada al cannabis. En 2020, durante la pandemia y el aislamiento, entró en contacto con Mauricio, quien tenía conocimientos en la confección de muebles e instalaciones. Con esa base, la de darse maña, empezaron a pensar en cultivar su propio cannabis.
Un año más tarde, se puso en marcha del REPROCANN en 2021 por medio de la Resolución 800/2021 del Ministerio de Salud de la Nación, que contempla el “acceso exclusivo para pacientes que necesiten solicitar autorización al cultivo controlado con fines medicinales y/o terapeuticos, personas o entidades que necesiten cultivar para un tercero y para profesionales de la salud que necesiten certificar a sus pacientes”, según el propio ministerio.
“De todas formas incluso hoy hay fuerzas de seguridad que desconocen este fallo y todo lo que vino después con el REPROCANN”, recalca Gerardo, pero sostiene que aun así la gente “no tiene que tener miedo, porque están sus derechos amparados”.
Con el panorama que se abría ante el REPROCANN, la idea de Peache empezó a tomar forma hasta la apertura de sus instalaciones, a mediados de 2023.
Con todo lo construido desde ese momento, en el club cannábico se busca consolidar la vida social y también bregar por las libertades y derechos de los usuarios.
Aseguran que es una labor diaria, mostrando a la sociedad que el de Saavedra es un espacio de encuentro entre personas unidas por la cuestión sanitaria del cannabis. “No somos Pablo Escobar y esto no es un búnker”, remarca Gerardo.
Al ser parte de la Federación de Clubes Cannábicos de la Argentina en el presente están movilizados en forma activa para que la Legislatura de la Ciudad de Buenos Aires apruebe un REPRO CABA, es decir, un “registro para autocultivo, cultivo solidario y cultivo asociativo en red en función de lo establecido en el decreto 883/20 y ampliación a personas no residentes de la Ciudad”.
También que haya un RECANN CABA, es decir, la “adhesión a la ley 27.669 dando lugar a un registro para las distintas etapas de la cadena productiva de cannabis medicinal”, indican en FECCA.
El diálogo inició en septiembre de este año con los distintos bloques parlamentarios y el objetivo es lograr su sanción antes de fin de año.
Mientras se da la lucha por la ampliación de derechos en el Poder Legislativo local, integrantes de Peache continúan con su labor diaria, que oscila entre lograr un cultivo de calidad y brindar un espacio de pertenencia para los vecinos y usuarios cannábicos, bajo el concepto de una institución social abierta e integrada a la comunidad.
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