Balvanera: impulsan homenaje por los 130 años del Palacio de Aguas Corrientes
El legislador porteño Francisco Loupias (UCR) presentó un proyecto de Declaración para que la Legislatura de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires conmemore el 130° aniversario de la inauguración del Palacio de Aguas Corrientes – “Gran Depósito Ingeniero Guillermo Villanueva”, sito en la Av. Córdoba Nº 1950, en el barrio de Balvanera. Es un Monumento Histórico Nacional.
La defensa del proyecto de Declaración asegura que se trata de “un destacado edificio de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires”. “En su momento tuvo un gran valor sanitario y funcional, y sigue siendo un baluarte, un ícono de la arquitectura de la ciudad”, se agrega.
El texto parlamentario repasa la historia del edificio: “Fue construido para albergar los tanques de suministro de agua corriente de la creciente ciudad a finales del siglo XIX, los mismos se encuentran envueltos con una fachada opulenta de materiales foráneos, diseñada por el arquitecto noruego Olaf Boye (1864-1933), quien llegó a Buenos Aires en 1885 y colaboró con destacados arquitectos locales como Juan Antonio Buschiazzo, Adolfo Büttner y Carlos Altgelt. La dirección del proyecto estuvo bajo la tutela del ingeniero sueco Carlos Nyströmer. Se ubica en la Avenida Córdoba Nº 1950, en el barrio de Balvanera, y cuenta con la categoría de Monumento Histórico Nacional”.
“Este gran palacio fue construido a partir de la mitad del siglo XIX, en virtud de que la ciudad había comenzado a crecer exponencialmente, recibiendo una cantidad muy grande de inmigrantes. El incremento de la población acarreó diversos problemas, el hacinamiento y la falta de preparación de los servicios públicos para abastecer a esa vasta cantidad de gente”, se agrega.
“Ante la problemática del deficit del sistema de agua potable las autoridades del país tomaron la decisión de proveer a la capital de una red de agua corriente moderna, aprovechando un periodo de prosperidad económica y crecimiento. Siguiendo los diseños del ingeniero civil británico John Bateman de 1886, el gobierno central determinó la construcción del reservorio de aguas y establecer una red de tuberías subterráneas con el afán de que el edificio fuera majestuoso, por cuanto contaba en ese momento con un presupuesto estimado en 5.531.000 pesos fuertes. El edificio muestra claramente la intención de expresar la importancia de las obras de saneamiento en una construcción que permitiera un lucimiento negado a la infraestructura subterránea. La estructura del edificio es una de las más deslumbrantes de Buenos Aires y fue un ejemplo de la arquitectura del momento, y de hoy”, repasa el texto.
“El estilo fue inspirado en el Segundo Imperio Francés, destacando las piezas de cerámica multicolor y los numerosos adornos en la fachada. En sus tres niveles de piso, albergaba 12 depósitos de agua, suministrados por la compañía belga Marcinelle et Coulliet según su última licitación. Tenía una capacidad total de 72 millones de litros de agua y con un peso estimado de 135.000 toneladas, soportados por una estructura principal de vigas, columnas y cerchas metálicas, las paredes tienen un grosor de hasta 1.80 metros y sostienen 180 columnas, espaciadas a seis metros de distancia, construidas con ladrillos cocinados en una instalación ubicada en la localidad de San Isidro”, afirma el homenaje.
“No obstante, la fachada es lo más renombrado y admirado del Palacio de Aguas Corrientes. Su revestimiento fue hecho con 130.000 ladrillos esmaltados y 300.000 piezas de cerámica importadas de Bélgica e Inglaterra, numeradas para facilitar su instalación. Las piezas de mármol que se pretendían usar para cubrir la fachada en el proyecto original fueron sustituidas por piezas de terracota elaboradas en la fábrica Royal Doulton & Co., de Londres y Burmantofts Company, de Leeds. Los techos fueron realizados con pizarra verde importada de Francia. Hoy en día, en el interior del palacio funcionan el Museo del Agua y de la Historia Sanitaria, el Archivo de Planos Domiciliarios y dependencias administrativas de la empresa. Asimismo, se realizan visitas guiadas dirigidas a particulares y escuelas”, concluye el proyecto de Loupias.
J.C.