Entre el cielo y la tierra, Pachamama
Cuentan que el cielo y la tierra hace millones de años estuvieron tan cerca que de allí nació una leyenda de amor. Ese mito narra que desde el cielo dos hermanos, Pachacamac y Wakon, quedaron cautivados por la belleza de Pachamama una diosa que vivía en la tierra. Rápidamente Pachacamac el dios de la creación del mundo bajó a conquistar a tan encantadora joven, al tiempo de esa unión nacieron gemelos recibiendo ambos, la niña y él niño, el nombre de Wilka.
El hermano de Pachacamac Wakon, dios del fuego y el mal, también se enamoró de Pachamama pero al enterarse que su hermano la había conquistado y formado una familia con ella, su ira fue totalmente destructiva para la tierra, produciendo calamidades y muerte.
Pachacamac impresionado por todo el daño que hizo su hermano, lo enfrentó en una lucha terrible, logrando vencerlo y nuevamente manifestando la armonía en todo el planeta. Pero poco fue el tiempo que vivieron como mortales Pachamama y Pachacamac, porque en uno de esos días sucedió que Pachacamac cayó desde un arrecife y se ahogó en el mar, transformándose en una isla.
Pachamama quedó viuda, al poco tiempo de tan doloroso suceso, se presentó algo inesperado, estando con los gemelos en el cerro Repongo, vieron una luz, en una cueva llamada Waconpahuin. Se dirigieron hasta allí y encontraron a un hombre, cocinando, él los invito a pasar; era el maligno Wakon disfrazado de un simple mortal, ellos no se dieron cuenta que era una trampa.
El siniestro Wakon pidió a los gemelos que fuesen al manantial por agua, pero el recipiente que les dio estaba agrietado a propósito, para que ellos tardaran en volver.
Mientras los niños no estaban, Wakon hizo el intento de seducir a la diosa Pachamama, ella lo rechazó y fue suficiente para que el malvado wakon tomara su vida. Al morir físicamente Pachamama, su espíritu se elevó muy alto y se convirtió en la Cordillera de los Andes.
Al regresar las jóvenes almas preguntan por su madre y Wakon les dijo que regresaría pronto, que él los cuidaría.
Huaychau (ave que avisa la llegada del sol) conmovido por lo sucedido buscó la manera de hablar con los niños y contarles la verdad, ellos con gran tristeza se enteraron de la muerte de su madre. El guardián del sol les pidió que vayan a la cueva de Yagamachay, donde dormía Wakon, que ataran sus cabellos a una pesada piedra y escaparan, y los hermanitos así lo hicieron.
En su escapada, los pequeños encontraron a Añas, una zorra que al enterarse de la situación los escondió en su guarida.
Al despertar Wakon, le llevo tiempo desatarse de la piedra, salió con mucha ira en busca de los niños. En el camino le preguntó a un puma, a un cóndor y a una serpiente o amaru (deidad mitológica compuesto por partes de diferentes animales), si vieron a los pequeños y ellos le dijeron que no los habían visto. Pero la astuta zorra se cruzó con él oscuro Wakon y al preguntarle a ella, Añas le sugirió subir en lo alto del cerro y desde allí llamarlos simulando la voz de Pachamama.
Y así lo hizo Wakon, sin percatarse del engaño de la zorra, al llegar a lo más alto pisó mal una piedra y cayó al abismo.
El espíritu de Pachacamac vio desde el cielo el dolor de sus hijos, decidió llevarlos junto a él. Al día siguiente los pequeños vieron una cuerda desde el cielo, decidieron subir por la soga y ver hasta donde llegaba, la sorpresa fue muy grata cuando encontraron a su padre. Él amorosamente les cedió su reino y los convirtió en el Sol y la Luna, y así serían el día y la noche.
Pachamama agradecida por toda la ayuda que recibieron sus niños de los animales se convirtió en la guardiana del planeta, para proteger a todos los seres que lo habiten dando fertilidad, abundancia y manteniendo con vida a toda la naturaleza.