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El santo de los enfermos y los profesionales de la salud celebra sus sesenta años en Mataderos

El santuario de San Pantaleón se prepara para recibir a cientos de miles de fieles en el templo de Monte 6865, en Los Perales. Hoy a las 22 comenzará la celebración con un festejo popular a las puertas de la parroquia y mañana sábado se sucederán las misas y las bendiciones durante toda la jornada. La ceremonia centrál tendrá lugar desde las 11:30 y será presidida por el arzobispo porteño Jorge García Cuerva.

Cuando en 1964 el Padre Luis Cimino terminó de darle forma a la humilde capilla que lucía reluciente sobre el piso de tierra, nadie podía creer que aquel descampado de selva virgen lindero al barrio Los Perales pudiera haberse convertido en un espacio de fe y recogimiento. Detrás del altar, las dos lámparas y los seis bancos de madera -único mobiliario de la capilla prefabricada- se ubicaban dos vagones de tranvía que poco después se transformarían en la vivienda del sacerdote y la secretaría parroquial.

Pero la sorpresa del vecindario sería aún mayor cuando unos días más tarde -el 26 de abril de aquel año- llegó en procesión al templo la imagen de San Pantaleón, una réplica exacta de la que se luce en el santuario italiano de Borgo Montoro (Avellino). Entonces, la repisa que el Padre Cimino había dejado vacante en lo alto de la pared central del templo, pasó a albergar al santo que le daría vida al primer santuario de América Latina dedicado a custodiar y promover la devoción del milagroso médico San Pantaleón.

La noticia de la llegada de San Pantaleón a Mataderos corrió rápidamente de boca en boca y al poco tiempo comenzaron a peregrinar enfermos desde diferentes lugares de la Ciudad y alrededores. Incluso del interior del país. Tal fue la repercusión que debió comenzarse la construcción de una nueva capilla, pero esta vez, de material, que se inauguró oficialmente el 28 de marzo de 1965. Posteriormente, en 1978 comenzó a funcionar el “Descanso del Peregrino”, un sector de galerías, parrillas, mesas, baños y salas de reuniones, pensado para quienes llegaban desde lejos, y el 27 de julio de 1980 se bendijo la piedra fundamental del actual templo.

Hoy el santuario de San Pantaleón está celebrando sus sesenta años, y lo hace con un lema surgido a partir de los testimonios de los fieles: “Gracias por ser la casa donde late nuestro corazón peregrino”. Son cientos de miles los que se acercan al santuario de Monte 6865, a metros del estadio de Nueva Chicago, para pedir, agradecer y celebrar junto al patrono de los enfermos, los médicos y los agentes sanitarios. “Viene mucha gente del interior, del litoral y hasta de países limítrofes”, cuenta el párroco Adrián Viola, que está a cargo del santuario de Mataderos desde marzo de 2015. “San Pantaleón es el lugar de la pausa reparadora”, asegura, y luego recuerda la frase que el entonces arzobispo Jorge Bergoglio -hoy Papa Francisco- solía repetir en sus habituales visitas al templo: “aunque el santuario está quieto, la fe de la gente lo hace caminar”.

Aunque la conmemoración de San Pantaleón se celebra cada 27 de julio, el inicio de los festejos está previsto para esta misma noche del viernes 26. “A las 22 comenzaremos la celebración con una serenata -anticipa el párroco- a la que además se sumará una murga del barrio y una lluvia de fuegos artificiales, porque como dijo monseñor García Cuerva, estamos en el año de la alegría y en medio de un contexto socioeconómico complejo, este es un motivo para festejar”.

Mañana sábado 27 de julio el santuario abrirá sus puertas a las 6 y habrá secuencia de misas y bendiciones hasta las 23. A las 11:30 tendrá lugar la misa principal, que estará presidida por el arzobispo porteño Jorge García Cuerva, y posteriormente se llevará a cabo la tradicional procesión por las calles del barrio, liderada por la imagen del santo. La primera de las ceremonias será a las 7, y estará oficiada por monseñor Mario Poli. Asimismo, la misa de las 14 estará a cargo del obispo auxiliar de Buenos Aires, monseñor Gustavo Carrara, y estará destinada a los abuelos de los barrios populares. “Tendremos misas cada hora y media y bendiciones en forma permanente”, anticipa el Padre Adrián, y cuando se le pregunta se habrá algún saludo especial del Papa Francisco, responde con una sonrisa y desliza “tal vez tengamos una sorpresa”.

Médico, mártir y milagroso

San Pantaleón fue un mártir cristiano, nacido en Nicomedia, actual Turquía, a finales del siglo III. Era hijo de Eustorgio y Eucuba y fue médico como su padre. Se lo considera uno de los catorce santos auxiliadores de la Iglesia católica.

El joven Pantaleón estudió filosofía y retórica y después se dedicó a la medicina. Fue médico del emperador Galerio Maximiano y por esos años abandonó la fe cristiana, que recuperó poco después gracias a su amigo, el sacerdote Hermolao, lo que lo llevó a ser perseguido por el emperador Diocleciano. Tras ser detenido y torturado de diversas formas, murió decapitado un 27 de julio. Según narra la tradición cristiana, el fallecimiento tuvo lugar bajo una higuera seca, que floreció al recibir la sangre del mártir. ​De allí que en la imagen que se observa en el templo de Mataderos, el santo aparece con una pequeña cruz y un escalpelo, atado a un tronco de olivo seco, cuyas ramas reverdecen mientras son regadas por la sangre de Pantaleón.

Aún hoy, en Ravello (Italia) y en el Real Monasterio de la Encarnación de Madrid, se conservan ampollas con una porción de la sangre del mártir. En ambos reductos religiosos, cada año, en la víspera de su santo (27 de julio), su sangre, conservada en estado sólido, se licúa.

Pero eso no es todo. En el santuario de Mataderos se atesora un trozo de hueso del mártir, que arribara a la Argentina como obsequio del cardenal de Venecia, Albino Luciani, quien más tarde se convertiría en el Papa Juan Pablo I.