Por un Liniers sin vías (ni sapitos)
Una mirada sobre el complejo cruce ferroviario que transformó al centro del barrio en un caos de tránsito.
Por José Luis Amalfitani (*)
El área sobre la cual planteo el siguiente cúmulo de soluciones técnicas viables para darle una respuesta global a la problemática de tránsito, circulación, transporte y comunicación, debe ser una de las que mayor dificultad presenta en toda la Ciudad de Buenos Aires. Me refiero puntualmente a todo el perímetro aledaño a la Estación Liniers del Ferrocarril Sarmiento y al fatídico nudo de las avenidas General Paz y Rivadavia, y las autopistas del Oeste y Perito Moreno.
Transcurría 1998 y, junto al proyecto de modificación y ensanche de la avenida General Paz, se vislumbraba por entonces una posibilidad de ordenamiento de una de las áreas más problemáticas del barrio. Aquella iniciativa me impulsó a presentar las primeras propuestas de mejoramiento para el cruce de la avenida Rivadavia con General Paz. Una de ellas consistía en diseñar una rampa de subida por Rivadavia, desde Cuzco hasta General Paz, para darles acceso a las líneas 1, 47, 80 y 117, y de esa forma sacarlas del “rulo”, para aliviar el giro.
Lamentablemente, desde aquel entonces y hasta hoy, no sólo no se aportaron soluciones acordes a la problemática existente, sino que, por el contrario, ésta se incrementó notoriamente. Es más, ni los arquitectos ni los ingenieros del área de Tránsito le encontraron solución, solo describieron en el viejo proyecto del “Corredor Verde del Oeste” (que data del año 2001) el problema existente que los vecinos padecemos día tras días desde hace décadas.
Queda claro que el Ferrocarril Sarmiento, Liniers Sur, Liniers Norte, Versailles, Villa Luro Sur, Villa Luro Norte. Ciudadela Sur, Ciudadela Norte, Juan B. Justo Sur y Norte, y la Autopista del Oeste en área Sur y Norte, terminan dividiendo esta populosa porción de Buenos Aires casi peor que la ciudad de Berlín con su viejo muro. Y en ese nudo caótico que resulta el centro de Liniers, los vecinos son víctimas de esa cuadrícula inconexa -y de la inacción o inoperancia de los funcionarios de turno- y parecen condenados a vivir incomunicados.
Uno de esos escollos lo constituye la avenida General Paz, que tiene cuatro pasos entre columnas, pero se usa uno solo para ir hacia Provincia. Por otra parte, para ingresar a Capital hay que hacer un giro hasta la calle Ramón Falcón. En otras palabras, y considerando la gran cantidad de tránsito vehicular que a diario atraviesa la zona, una vergüenza.
La clave para comenzar a reorganizar la zona, sin embargo, no parece ser tan compleja: se debe liberar el paso completo de la General Paz. Y para eso sólo hay una solución: bajar el tendido de las vías del Sarmiento.
En ese sentido, he realizado personalmente dos intervenciones ciudadanas importantes. La primera fue haber hecho modificar la licitación del soterramiento del Sarmiento del año 2006, logrando que pasara por debajo del aliviador del arroyo Maldonado, a la altura de la calle Ruiz de los Llanos. y que se planificara al menos hasta Ciudadela. La segunda fue haberle encontrado a la Agencia de Administración de Bienes del Estado (ex ONABE) las escrituras de 75 mil metros cuadrados en el área donada al club Vélez Sarsfield, que el Estado Nacional creía perdidas y aseguraba que no había escrituras desde 1916. Todo esto está documentado.
Me presenté en 2006 en la Secretaría de Transporte Ferroviario, porque el pliego de la Licitación tenía un error de altura y profundidad en la zona del canal aliviador del Maldonado-Cildáñez, que corre desde Ruiz de los Llanos y Juan B. Justo y luego se extiende por Basualdo hasta la calle Remedios, en Mataderos.
Diseñar las vías en trinchera en forma directa era imposible, porque habría que detener la circulación de los trenes durante casi tres años. Sería una locura absoluta. Fue entonces cuando la Secretaría de Transporte optó por el tunelamiento, que hoy está hecho desde Haedo hasta la altura de los Talleres Ferroviarios, en el límite de Liniers y Villa Luro. No obstante, si se hubiera comenzado desde Caballito hacia el Oeste, hoy el túnel ya hubiera pasado la General Paz… Insisto. No hay manera de solucionar el caos de Liniers si el tren sigue circulando en superficie.
Existen más de treinta sectores y cruces identificados que hacen imposible la circulación en la zona. Y si a eso se le suman los partidos y los recitales en Vélez, termina por transformarse en inviable.
Por eso, lo ideal sería continuar con el soterramiento y, luego de realizado -sin detener los trenes- hacer la trinchera, tal como proponen diversas entidades vecinales del oeste porteño. Allí se contaría con las cuatro vías necesarias para el correcto funcionamiento de los trenes.
En ese sentido, de nada sirven los pasos bajo nivel (sapitos) que el Gobierno porteño proyecta para los cruces de Irigoyen, Barragán y Cuzco, que sólo contribuirán a complejizar aún más la zona ¿Por qué? Porque hay sectores de acceso a la Autopista del Oeste que en horarios pico ya se encuentran saturados, al igual que la avenida Juan B. Justo hasta Lope de Vega, y no se podrá doblar a la izquierda en el giro de Juan. B. Justo y Gallardo. Además, porque cuando haya recitales y partidos en Vélez, el túnel (sapito) de Barragán se cerrará. Ese túnel proyectado para el cruce de Barragán destruirá además la bajada y la subida a la Autopista Perito Moreno. Y el proyectado para el cruce de Cuzco, destruirá el acceso a la iglesia de San Cayetano.
Hasta aquí un pequeño paneo para resaltar el complejo cuadro de situación. En próximas notas me referiré en forma específica a cada uno de los temas planteados.
(*) Amalfitani es un histórico vecino comprometido con su barrio, nieto mayor del inolvidable don Pepe.