La construcción de un enemigo: los movimientos sociales
Con una situación social cada vez más grave, la ministra de Capital Humano, Sandra Pettovello, debería asumir un rol activo en la ejecución de políticas sociales. Porque a pesar de que ideológicamente el Gobierno rechaza la idea de un Estado presente, la Constitución Nacional obliga a los funcionarios a garantizar la seguridad social de la población.
Por el contrario, hace meses que la ministra decidió eliminar la asistencia alimentaria a comedores y merenderos populares, verdaderos ejemplos de la solidaridad comunitaria que funcionan como último recurso para personas, incluso familias enteras, en situación de vulnerabilidad. Por esta medida, fue denunciada por incumplimiento de los deberes de funcionaria pública.
La siguiente víctima del ajuste fue el programa social que garantizaba empleo en la economía popular a más de un millón de personas: el Potenciar Trabajo. El Ministerio decidió modificar la modalidad de las prestaciones para eliminar las redes comunitarias y luego avanzar en bajas y recortes arbitrarios a los trabajadores.
Cabe aclarar que quien determina en primer lugar los gastos de Capital Humano es el ministro de Economía, Luis Caputo, a quien Milei llamó el “chanchito de yeso”, porque no otorga los recursos que pudieran afectar el equilibrio fiscal.
Como forma de legitimar el ajuste sobre las clases populares, ahora el Gobierno hace uso de denuncias por extorsión contra los movimientos sociales y avanza en su persecución. Pettovello misma se ofreció como querellante en las causas por las que se imputan a 12 dirigentes sociales.
Además, encontraron una excusa para el desfinanciamiento de la asistencia alimentaria: afirman que la mitad de los comedores registrados en el país no existen. Aunque esto no explica que los que sí funcionaban no reciben hace meses ni un paquete de fideos, por lo que muchos tuvieron que cerrar sus puertas.
Los medios de comunicación masivos se subieron a este show de distracción, con editoriales sobre la “esclavitud moderna”, “los comedores fantasmas” y “los curros de los dirigentes sociales”, completando un proceso de persecución política, judicial y mediática a las clases populares organizadas. Mientras tanto, todas las necesidades han quedado desatendidas.
FUENTE: Nota al Pie
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