La calle no es un lugar para vivir
Así como Javier Milei reconfiguró el significado de la palabra libertad, el Gobierno porteño se apropió y transformó el concepto “La calle no es un lugar para vivir”. Desde que Jorge Macri asumió como jefe de Gobierno aumentaron los desalojos a personas en situación de calle. El discurso oficial se endureció contra los que menos tienen: o van a los paradores, o abandonan la CABA.
“La calle no es un lugar para vivir y por eso les damos la posibilidad de reinsertarlos y ayudarlos, pero no vamos a permitir que duerman en la calle”, dijo Waldo Wolff, ministro de Seguridad, dándole un giro a la histórica frase acuñada por una persona sin techo y utilizada por las entidades civiles que trabajan esta problemática.
En campaña, Jorge Macri había apuntado a las personas sin techo. “Hoy los cajeros automáticos se han transformado en monoambientes de algunos”, dijo en junio. Sumó que, en ese momento, “alrededor de 3.000 personas” sin hogar vivían en la calle porteña. “Un tercio de ellas, con problemas de adicciones o de salud mental”, agregaba.
Luego de asumir al frente del Poder Ejecutivo en diciembre, las primeras acciones de Jorge Macri apuntaron al “orden” en la Ciudad. En este contexto, desalojó el acampe del Malón de la Paz en Plaza Lavalle, el acampe de la comunidad Qom en Plaza de Mayo y una ranchada de gente sin techo en Plaza Congreso. “El orden llegó a nuestra Ciudad”, dijo en ese momento el mandatario porteño.
La actitud hace acordar a los inicios de Mauricio Macri, quien creó la Unidad de Control del Espacio Público (UCEP) que al tiempo fue desmantelada en medio de denuncias por violentos operativos contra gente que dormía en la calle.
Junto a la política de desalojar a las personas que duermen en la calle, el GCBA implementó un protocolo de salud mental para internar sin consentimiento a personas en situación de calle o de consumo problemático de sustancias.
Otra medida similar fue la aplicación de un nuevo protocolo “Cero niños en la calle”, con el que el Gobierno porteño logró “bajar en un 80% el número de menores en situaciones de vulnerabilidad en la calle”, según las propias autoridades. Esta acción cuenta con la intervención del Buenos Aires Presente (BAP) y el Programa Abordaje Territorial especializado de Niños, Niñas y Adolescentes (ATENNA).
“El BAP ofrece el ingreso a un Centro de Inclusión Social, subsidio de apoyo habitacional o revinculación a residencia de origen. En caso de que se rechacen estas opciones y persista la situación de vulnerabilidad, se adoptan medidas de acuerdo a la Ley 26.601 de protección integral de los derechos de los niños”, afirman en el GCBA.
En el mes de abril el debate por la gente en situación de calle volvió a la opinión pública, ya que el gobierno porteño presentó en redes sociales una serie de desalojos a gente sin techo como operativos de “orden y limpieza”. Mostraban el “antes y el después” con las personas sin hogar desaparecidas. Ante las críticas, el jefe de Gobierno dijo que fueron palabras poco felices, pero en el fondo muestran el enfoque de las políticas actuales.
Este hecho causó conmoción en distintas áreas del Estado. Así, el Ministerio Público de la Defensa de la CABA (Poder Judicial porteño) realizó un pedido de informes al GCBA para que responda “de forma urgente sobre los denominados “operativos de limpieza urbana”, que afectarían gravemente derechos constitucionales de personas en situación de calle y por la reciente puesta en funcionamiento del Protocolo de atención a personas en situación de vulnerabilidad habitacional con padecimientos de salud mental y/o consumo problemático”.
En la Legislatura porteña también se presentaron varios pedidos de informes. El de Alejandrina Barry (Frente de Izquierda) aseguró que se trata de “propaganda discriminatoria e inhumana, basada en el concepto de limpieza social que implican esas acciones llevadas adelante por el Gobierno porteño”. Además, Matías Barroetaveña (Unión por la Patria) sostuvo que son acciones “resultan estigmatizantes” contra una población vulnerada.
La defensa de ambos pedidos de informes cita el último Relevamiento Nacional de Personas en Situación de Calle (ReNaCALLE) que se presentó este año, pero fue confeccionado entre mayo y diciembre de 2023. Allí se afirma que en CABA hay 8.028 personas sin techo.
El último Relevamiento de personas en situación de calle (REPSIC) del Gobierno porteño fue publicado en abril del 2023 y arrojó que en ese momento CABA tenía 3.511 personas en situación de calle, de las cuales 1.243 dormían en la vía pública y otras 2.268 se alojaba en los Centros de Inclusión de la Ciudad (CIS).
El GCBA realizó el censo correspondiente a este año, pero no se publicaron los datos finales. No obstante, el secretario de Seguridad Diego Kravetz adelantó: “La Ciudad en 2006 censó a la gente en situación de calle y daba 725 personas. El último censo dio 4.000 personas, de las cuales 2.700 usan paradores y 1300 no, además de las casi 5.000 que entran y salen para hacer cartoneo”.
Por su parte, el ministro de Seguridad Waldo Wolff afirmó: “La calle no es un lugar para vivir y por eso les damos la posibilidad de reinsertarlos y ayudarlos, pero no vamos a permitir que duerman en la calle porque eso es peligroso para ellos y para todos”. “No es una elección estar en la calle, en una ciudad que les da la posibilidad de ayudarlos y contenerlos. Si no, no vamos a permitir que duerman en la calle. Primero porque está mal, y segundo porque es peligroso para todos”, agregó.
Es histórico el señalamiento de gente sin techo y organizaciones vinculadas a esta problemática sobre la dinámica de los paradores. En algunos casos, señalan que al estar divididos en lugares para hombres y mujeres obliga a las familias a dividirse. También sostienen que no cuentan con espacio para las pertenencias de cada individuo y son numerosos los relatos sobre falta de seguridad, situaciones de violencia que desalientan a pasar la noche allí.
El secretario de Seguridad y jefe de la Policía de la Ciudad Diego Kravetz ya se había manifestado sobre este tema a mediados de abril con un planteo similar al de Jorge Macri en campaña: “Hay una asociación entre el delito, la marginalidad, la pobreza. Existe, eso es así (…) La mitad de las personas que no entran en el sistema del Estado, y que están en situación de calle, tienen antecedentes penales”.
“En la Ciudad la persona que tiene una dificultad habitacional tiene la posibilidad de ir a paradores. El que no acepta la posibilidad de ir a paradores, no puede dormir en la calle. Tiene que ir a dormir ahí o a otro lado que no sea la ciudad. No hay un punto ahí intermedio: no vamos a permitir ranchadas”, agregó.
Ante este panorama, la asociación civil Proyecto 7, que desde hace años trabaja la problemática de la situación de calle, hizo notar que el GCBA ahora utiliza la frase “La calle no es un lugar para vivir”. Aseguran que, con la misma, los funcionarios porteños “tratan de justificar”, los operativos antes mencionados. “La diferencia entre que la usemos nosotros o ellos es: cuando nosotros decimos la calle no es un lugar para vivir significa: reivindicación y restitución de derechos humanos y constitucionales violados y vulnerados sistemáticamente”, agregaron.
Por eso exigieron a las autoridades, entre otras medidas, “leyes específicas sobre esta problemática que ordene política pública a todo el Estado en su conjunto; centros de Integración 24hs los 365 días del año; trabajo integral interdisciplinario para un proceso de superación de la población; ollas y desayunos en las calles para aquellos que aún siguen estando en la calle; contención, acompañamiento, amor, solidaridad compañerismo”.
J.M.C.
Evitar el parador
Son muchos casos en estos veinticinco años. En varias ocasiones hemos logrado que interceda para bien el gobierno porteño que en lugar de llevarlos a los provisorios paradores pudieron ayudar con hotel pensión. Por lo general el común de la gente en situación de calle le escapan a los paradores por varias razones: los sacan a la mañana y no les dejan entrar demasiadas pertenecías. Encima, en más de una oportunidad me han dicho que les roban otros internos. Otro factor que les cuesta es la división por género.
Recuerdo puntualmente una parejita que estaba en la esquina de Hipólito Yrigoyen y Maza, bajo el alero de un edificio, que buscaban dinero para juntos pagarse el hotel, porque se negaban a la separación que significaba el parador. En lo particular a mí me impactó que el varón me pida un par de “slip”. Fui corriendo a una tienda y luego le junté algo más de ropa usada mía de abrigo, y también de mi señora para su señora. Estaba tan agradecido que el abrazo que me dio aún me llena el alma.
Marcha en reacción al trato
Decenas de organizaciones sociales y políticas realizaron el segundo martes de mayo por la mañana un desayuno para gente en situación de calle al pie del Obelisco bajo el lema “Basta de represión a las personas en situación de calle”.
“En las últimas semanas se pudo ver la saña y el recrudecimiento del accionar que está teniendo el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, el jefe de Gobierno, Jorge Macri, quien a través de sus redes sociales mostró que la política de espacio público que lleva adelante: traslados de las personas y retiro de sus pertenencias, limpiando la zona como si se tratara de mobiliario o basura”, expresaron las entidades en un comunicado.
“Con la misma lógica desde el Ministerio de Desarrollo Humano y Hábitat armaron un protocolo de intervención de salud mental, sin ser el organismo correspondiente, que además no respeta las legislaciones vigentes en la materia, con el único fin de estigmatizar y encerrar de manera compulsiva en hospitales neuropsiquiátricos a la población en situación de calle”, agregaron.
Convocaron, entre otras, Proyecto 7, Cels, Correpi, Escuela Isauro Arancibia, Hecho en Buenos Aires, APDH Capital, HIJOS Capital.