Ajuste de jardín
Por falta de presupuesto, varios Centros de Primera Infancia de la zona, que dependen del Ministerio de Desarrollo Humano y Hábitat del Gobierno porteño, debieron reducir su jornada escolar.
Los Centros de Primera Infancia (CPI) son establecimientos en los que se brinda atención integral, contención y estimulación a niños de entre 45 días y 3 años, con la intención de que puedan crecer sanos en cada uno de sus barrios, mientras sus padres trabajan o estudian. Los CPI surgieron como una respuesta del Estado porteño frente al déficit de la oferta pública del nivel inicial. Así lo entendió el entonces jefe de Gobierno, Mauricio Macri, cuando en 2009 puso en marcha este Programa que desde entonces depende del Ministerio de Desarrollo Humano y Hábitat.
Según se informa en la web oficial del Gobierno porteño, “el Programa Centros de Primera Infancia posee como objetivo general garantizar el crecimiento y desarrollo saludable de las niñas y los niños de 45 días a 3 años en situación de vulnerabilidad social de la Ciudad de Buenos Aires, en post de favorecer la promoción y protección de sus derechos”. Y más adelante agrega que “busca proporcionar un espacio de igualdad de oportunidades, entendiendo que el desarrollo integral comprende a la niñez no sólo en la potencialidad de sus competencias y habilidades, sino como sujetos de derechos”.
Actualmente existen más de 11 mil vacantes en los 70 centros distribuidos en toda la Ciudad, de los cuales seis se encuentran en el ámbito de la Comuna 9: dos en Liniers (Esteves Seguí 19, casi Rivadavia, y Emilio Castro 6665); y cuatro en Mataderos (Tapalqué 5226; Corvalán 1983; General Paz 13088; y Saladillo 2449).
Este último, de Saladillo a metros de Directorio, se llama “El conejo travieso” y desde comienzos de este año viene padeciendo las consecuencias del ajuste. “No se están realizando las jornadas completas, que eran de 8.30 a 15.30, sino que las redujeron de 8.30 a 11. Y eso es consecuencia de que no se ha actualizado el presupuesto, ya que funcionan con el mismo de noviembre del año pasado, por lo tanto, no sólo se redujeron los sueldos del personal, sino también los insumos y los artículos de limpieza”, explican los padres.
Esa reducción de la jornada les genera un grave problema, ya que los CPI buscan la integración escolar pero también que los padres puedan trabajar o buscar trabajo, mientras sus hijos son atendidos en el establecimiento. “Las maestras realizan una tarea muy importante y es justo que su salario sea el que corresponde, ya que la vocación no paga las cuentas a fin de mes”, enfatizan los padres, y cuentan que, gracias a los magros salarios, varios docentes optaron por renunciar.
El CPI “El conejo travieso”, que depende de una asociación civil, comenzó a funcionar como jardín comunitario hace quince años, y poco después surgió la posibilidad de integrarse al Programa de Primera Infancia. “No es que estemos recibiendo el mismo presupuesto del año pasado, sino que los porcentajes de aumento de la beca no se equipararon con los de la inflación, y eso nos produce un desfasaje entre nuestros ingresos y egresos”, explica Mariana, la directora, y cuenta que esta situación “afecta todo lo que involucra el desarrollo del CPI”.
A la fecha, han elevado diversos reclamos al Ministerio de Desarrollo Humano, pero “las respuestas no son las esperadas”.
Como consecuencia de esta situación, el plantel docente no sólo varía en forma constante, sino que sufrió una marcada reducción, lo que derivó en el recorte obligado de la jornada educativa. “No es posible competir con otros trabajos de docente en blanco y con mejor remuneración por jornada”, asegura Mariana, y explica que en “El conejo travieso” las trabajadoras están como monotributistas. “En un principio -aclara- todo el personal estaba bajo relación de dependencia, pero debido al desfasaje entre Utedyc y el Ministerio, nos vimos obligados a pasarlo a monotributo”.
Actualmente, más de cincuenta familias de la zona dependen del CPI de Saladillo para el cuidado de sus niños mientras sus padres buscan el sustento diario. No obstante, su situación no es muy distinta a la del resto de los Centros de Primera Infancia que funcionan en la Ciudad.
En una reciente recorrida por la sede del CPI “Dejando huellas”, de Caballito, el jefe de Gobierno porteño, Jorge Macri, expresó “vamos a sostener esta política pública porque es muy importante para la sociedad. Recién me crucé con familiares y todos valoran lo que hacemos”. Ojalá sus palabras no caigan en saco roto y vayan en consonancia con el impostergable aumento del presupuesto.
Ricardo Daniel Nicolini