Tiempos violentos
Están los que repiten como loros -y repostean en sus cuentas- aquello que les endulza los oídos y les sirve para prevalecer a la mirada de los otros, sin necesidad de comprobar la veracidad o no de ese canto de sirenas; los que prefieren desoír o esconder bajo la alfombra los errores evidentes y las barbaridades de aquel sector político con el se emparentan; y hasta aquellos otros para los que ya es una gimnasia inevitable, discutir, refutar y -mejor aún- denigrar a quienes piensan distinto o tienen la osadía de hacerles ver lo que no quieren. Como sea, en épocas de reinado de su majestad, las redes sociales, la crueldad, el verdugueo y el regodeo ante el dolor ajeno, están a la orden del día y en pleno apogeo, y concitan miles y miles de adeptos.
“¿No habrá sido que te quedaste sin laburo porque te la rascaste a cuatro manos? Te hubieras acordado antes fracasado!, capaz que si te dedicabas a laburar y no a boludear no te rajaban”. Besitos!”, escribió bajo el posteo de Instagram de un periodista de Télam, La Colo del Bajo34, cuya identidad real es un gran signo de pregunta. Y el hilo de comentarios y agresiones cruzadas subsiguiente, no le va en zaga.
“La crueldad está de moda”, sostuvo hace algunos días el prestigioso escritor y docente Martín Kohan. “Luce bien, cae bien”, expresó en una entrevista radial. “En un contexto donde la empatía y la solidaridad deberían prevalecer, se observa sin embargo una preocupante tendencia hacia la humillación y la exposición de otros al ridículo”, sostuvo.
Y aquí aparece el dilema del huevo y la gallina ¿Es la sociedad la que viró notablemente de un tiempo a esta parte hacia esa tendencia? ¿O es el propio Javier Milei y su vocero, Manuel Adorni, los que la cultivan a diario? En otras palabras ¿Es el gobierno el que impulsa esa violencia verbal y esa crueldad desmedida o sus expresiones no son más que el reflejo de una sociedad violenta y cruel?
Las pruebas abundan en un caso y en otro. La larga lista de desafortunados posteos del presidente en su cuenta de X (ex Twitter) parecen apenas una anécdota comparados con los de su portavoz, que suele coronarlos con la palabra “fin”, vocablo que se transformó en su sello distintivo y, porque no, en la síntesis de su escasa predisposición al diálogo y al debate de ideas en un sistema democrático. Tal vez uno de los más crueles de esos posteos fue el que publicó el 1° de marzo pasado, tras el polémico anuncio del cierre de la agencia Télam. “Saluden a Télam que se va”, escribió Adorni en su cuenta, haciendo gala de un sarcasmo atroz, que parece agigantarse ante el dolor ajeno.
Pocos días después, como un chiste de mal gusto pergeñado al detalle, el gobierno anunció en el Día Internacional de la Mujer que el Salón de las Mujeres Argentinas del Bicentenario, ubicado en el primer piso de la Casa Rosada, pasaba a llamarse Salón de los Próceres. La noticia fue confirmada por el propio Adorni en el inicio de la rueda de prensa que suele dar en el palacio gubernamental: “Efectivamente, el ‘Salón de las Mujeres’, que estuvo diez años abandonado, casi sin mantenimiento, va a llamarse ‘Salón de los Próceres’”, señaló con su habitual tono monocorde y desprejuiciado.
Pero del otro lado de la pantalla -de la tele, del celular o de la notebook- miles de seguidores lo celebran.
Y en épocas de oferta y demanda donde “no hay plata”, la crueldad también es un negocio. Que lo digan sino los productores de Gran Hermano el popular reality de Telefé que cosecha altísimas cifras de rating a partir del agite de situaciones violentas entre los habitantes de la casa.
Durante años escuchamos que la salida de la crisis empezaba por dejar de lado viejas antinomias y bregar por la unión de los argentinos. Un camino que, lejos de asfaltarlo, la sociedad y el gobierno se encargan de dinamitar.
Lic. Ricardo Daniel Nicolini
cosasdebarrio@hotmail.com