Cuando la alegría tiene techo
Tras cuatro años de marchas y contramarchas, el Club Ercilla Juniors reinaugura el flamante techo de su sede
Este sábado 16 de diciembre tendrá lugar la esperada reinauguración de la sede social del club Ercilla Juniors, cuyas obras de recuperación integral se iniciaran a fines de 2019 y, tras superar diversos escollos, finalmente lograron concluirse en su totalidad.
Las puertas de la decana entidad de Liniers se abrirán a las 18, cuando la flamante sede de Lisandro de la Torre 1190 -a pasos de Emilio Castro- le de vida a una feria de emprendedores, en la que los vecinos podrán conocer diversas propuestas artesanales para todos los bolsillos y anticipar los regalos para el arbolito. Posteriormente, desde las 20 llegará la música en vivo y el festejo continuará a todo ritmo con la presentación de “El acople”. Además, habrá DJ para seguir celebrando a puro baile la reinauguración de la sede, que estará amenizada con sorteos y diversas delicias culinarias del buffet y la parrilla.
Un club, un barrio, una historia
El club Ercilla Juniors abrió sus puertas el 25 de mayo de 1938 y desde entonces se fue haciendo un espacio en el corazón de los vecinos. Desde su histórica sede de Lisandro de la Torre 1190, el paisaje de Liniers comienza a hermanarse con el de Mataderos. Durante todo este tiempo, el Ercilla sufrió los avatares y vaivenes de la sociedad, con etapas gloriosas y otras no tanto, como la que le tocó atravesar hacia fines de los 90, con un marcado retraimiento de la masa societaria, que hizo eclosión con la crisis de 2001 y el club prácticamente abandonado. Poco después llegó el tiempo de la refundación, de la mano de un nuevo grupo de vecinos que se juntó con los históricos y lentamente lograron rescatarlo de las fauces del olvido.
Era tiempo de barajar y dar de nuevo, de conservar los pergaminos de tiempos idos, pero apuntando a un futuro inmediato que permitiera alcanzar nuevos logros. Siempre con el barrio y sus vecinos como aliados.
Y una vez que el club comenzó a respirar el aire del resurgimiento y su sede volvió a nutrirse de socios, se tornó indispensable la recuperación del edificio, cuya histórica estructura pedía a gritos una pronta puesta en valor. Reparar el techo de la sede era el primer paso, porque las goteras y filtraciones eran constantes y la situación podía tornarse peligrosa. Si las condiciones edilicias empeoraban, podía haber riesgo de derrumbe.
Así, a fines de 2019 comenzaron las obras de recuperación integral de las instalaciones, con la realización de un techo nuevo que reemplazara al de chapa de fibrocemento y permitiera el normal desarrollo de las actividades. Los avatares económicos que fueron modificando los presupuestos se presentaron como el primer escollo, pero un esfuerzo mayor logró poner en marcha las mejoras. Sin embargo, cuando la cuenta regresiva para la reapertura del club intentaba proyectarse en una fecha cierta, desembarcó la pandemia y a fines de marzo de 2020 la obra se detuvo.
Recién cuando se flexibilizaron los protocolos pudieron reanudarse los trabajos, que al poco tiempo fueron clausurados por la Agencia Gubernamental de Control, y así se mantuvieron durante dos años, hasta marzo pasado cuando, finalmente, se pudo retomar la obra.
“Lamentablemente en todo este tiempo nos fuimos topando con muchísimos obstáculos por parte del Gobierno de la Ciudad respecto del permiso de obra, desde demoras en la Dirección General de Registro de Obras y Catastro, en cuanto a los plazos que tardan en ver el expediente, hasta devoluciones que nos hacían y se olvidaban de adjuntar parte de la información citada en el mensaje. Disquisiciones técnicas que nos consta que el mercado inmobiliario no recibe, por eso nos pareció injusta esa doble vara”, explicó la docente Natalia Marques, presidenta del Club Ercilla Juniors.
Ella, junto al resto de los vecinos que integran la Comisión Directiva, saben del esfuerzo que significó recuperar del olvido un club que había perdido su vida social. Todo ese esfuerzo les permitió festejar, en 2018, los 80 años del Ercilla Juniors en un club repleto de personas que lo consideran una parte esencial del patrimonio barrial.
Posteriormente, desde que a fines de 2019 se iniciaron las obras, el Club Ercilla se mantuvo vivo en su gente y en la solidaridad de otros clubes linderos, como el Larrazábal y el San Martín, que le cedieron sus espacios para sostener actividades como baby fútbol, ajedrez y taekwondo, mientras que otras se realizaron al aire libre. “Hoy logramos el objetivo de que el Club Ercilla siga siendo ese lugar de referencia en el barrio, donde las infancias y juventudes aprendan ajedrez, taekwondo, tenis de mesa, yoga, donde se compartan lecturas y se tejan propuestas artísticas y culturales, a partir de un valor fundamental: la solidaridad”, expresó Marques.
La emoción y el entusiasmo son el denominador común que une a la comunidad barrial del Ercilla Juniors. “Para quienes tenemos el orgullo de habitar este club desde hace tantos años, esta reinauguración es una puerta que se abre, un nuevo comienzo hacia un espacio lleno de posibilidades para todo aquel que se quiera sumar a esta epopeya colectiva”, concluyó la presidenta, y remarcó “vengan con su familia, sus amigos y sus vecinos, porque este club es de todos”.