Gracias a los vecinos, renació el mural “Que se vayan todos” en la Plaza Tuñón
El Consejo Consultivo de la Comuna 3, integrado por vecinos y fuerzas vívas de Balvanera y San Cristóbal, y un grupo de artistas locales pintaron una reversión del mural “Que se vayan Todos” en la Plaza Raúl González Tuñón de 24 de Noviembre e Yrigoyen. Es una adaptación en homenaje a la obra realizada a fines de 2002 por la Asamblea Barrial Almagro Balvanera en el primer aniversario del Argentinazo (19 y 20 de diciembre de 2001), la cual fue tapada por el Gobierno porteño hace dos años.
“El ánimo de la comunidad es que las paredes hablen. En este año en particular: 40 años de democracia”, indicaron a este medio vecinos que participan del Consultivo y fueron parte del proceso artístico.
La “recuperación del espacio público” como respuesta al 2001
Hace más de dos décadas, cayó el Gobierno nacional de Fernando De la Rúa en jornadas llenas de represión policial, incertidumbre y un enorme vacío de poder. Fue el corolario de la larga década menemista, que inició como una esperanza para dejar atrás la hiperinflación de 1989, pasó por la ficción “Un peso, un dólar” y llevó al país a una profunda crisis económica.
La gente salió a hacer frente a esta situación. Así, el Argentinazo explotó en las calles, con las jornadas del 19 y 20 de diciembre de 2001 como momentum de la bronca ciudadana.
“Estas jornadas mostraron el revés del decorado, dejaron entrever las fisuras, las grietas, las falacias del modelo y echaron a andar nuevamente la historia”, indicaron vecinos de la Asamblea Barrial de Almagro y Balvanera en el segundo número de la revista Hartos, en enero de 2003. Era una publicación que autoeditaban para divulgar sus actividades.
“En efecto, el despertar del sueño menemista, sumado al intento frustrado de la Alianza por aferrarse, por garantizar la continuidad de esa experiencia onírica, devino en pesadilla, provocando que ampliar sectores de la sociedad tuviera su día de furia, y, en muchos casos, su bautismo político”, sumaron.
De este modo, los vecinos de Almagro y Balvanera constituyeron esta Asamblea en Plaza Tuñón con reuniones los sábados a las 17.30.
Hay que pensar que, por ese entonces, en toda la Ciudad de Buenos Aires bullían asambleas de este tipo: horizontales, con acción directa, en plazas y parques. Existían, por ejemplo, la Asamblea Interbarrial Parque Centenario, las Asambleas de Palermo Viejo y Colegiales, la Asamblea de Escritores Autoconvocados (que se reunía en Córdoba y Jean Jaurés, límite de Balvanera y Recoleta).
Vecinos pintando el mural original, año 2002.
24 e Yrigoyen, lugar de rotas cadenas
Así, los vecinos de la asamblea de Almagro y Balvanera hicieron pie en la Plaza Tuñón. Entre otras propuestas, realizaban ollas populares y compras comunitarias. También montaban mesas de difusión y proyectaron un Centro de Educación No Formal.
A fines de 2002, junto al grupo artístico El Descuadre, pintaron el mural “Que se vayan todos”, un hito de participación ciudadana, un homenaje en el primer aniversario del estallido del 2001. La obra reúne elementos que sintetizan las protestas ciudadanas: gente marchando entre cadenas rotas, envuelta en banderas argentinas.
La realización del mural generó un “revuelo” que les dio mayor “presencia en el barrio”, según reconocen en la revista Hartos, en enero de 2003.
Sobre por qué decidieron pintarlo, en la propia publicación mencionaban: “Implica dejar registro de nuestra mirada, colaborar en la construcción de la (contra) memoria del presente”.
“La recuperación del espacio público como respuesta a los efectos privatizadores, marca un punto de inflexión respecto de las prácticas sociales engentadas por la dictadura militar y consolidadas con el menemato (enrejando de plazas y parques, reclusión en el ámbito privado, encierro, aislamiento)”, añadieron.
“Desde esa perspectiva, el mural fruto de una creación colectiva, de la que participaron estudiantes del IUNA (Instituto Universitario Nacional de Arte, actual UNA, Universidad Nacional de las Artes), vecinos y asambleístas, no es meramente un hecho estético, sino, fundamentalmente un hecho político. Las paredes atestiguan testimonian la transformación, el quiebre cultural y simbólico, erigiéndose como un nuevo espacio de la memoria en la lucha, siempre presente contra el olvido”, concluían en la Asamblea de Almagro y Balvanera.
Pintura blanca y desmemoria
Esta pieza mural permaneció como un grito ciudadano y se convirtió en una referencia política y cultural.
Así, Edgardo Vanucci, historiador e integrante de la Asamblea Almagro Balvanera, compiló un documento en donde se corrobora que varias publicaciones posteriores citan o mencionan la existencia del mural.
Es el caso de la Revista Cultura y Política N°5, de mayo de 2003, también la Revista Vasca: Ekintza Zuzena N°30 de 2003, con una nota de tapa dedicada a las asambleas barriales post 2001. Es más, el mural fue tapa del libro “Reflexiones sobre los movimientos sociales en la Argentina” de 2004, editado por Jorge Baudino Ediciones y compilado por Héctor Palomino y Graciela Di Marco.
Otras tantas publicaciones se hicieron eco de la obra gestada por vecinos. Lo cierto es que se volvió una estampa, una síntesis de época, del tiempo en que el poder asambleario era ejercido por los ciudadanos en el espacio público.
No obstante, el paso del tiempo fue menos severo que la desmemoria.
Los colores palidecieron, la pintura se saltó en algunos bordes, la lluvia dejó su marca. Nada de eso justificaba, desde el punto de vista operativo o estético, lo que vino después.
En junio de 2021, en un clima de postpandemia donde se revitalizó la importancia de los espacios públicos como lugar de encuentro tras el aislamiento social ante el virus Covid-19, la Comuna 3 de Buenos Aires envió una cuadrilla para tapar con pintura blanca el mural “Que se vayan todos”.
Fueron vecinos del Consejo Consultivo Comunal 3 quienes alertaron por esta situación y el grave daño a la historia local que ello significaba.
“Repudiamos este avasallamiento sobre las y los vecinos de los barrios Almagro y Balvanera, sobre la participación colectiva generada en torno a la realización del mural y sobre su valor histórico y memorístico”, expusieron desde el Consultivo en ese entonces.
El Consultivo es una institución oficial contemplada por la Ley N° 1.777 de Comunas de 2005, militada y luchada por muchos de los vecinos que participaron de estas Asambleas del post 2001. Es un órgano donde participan vecinos y fuerzas vivas barriales, recogiendo el espíritu plural y diverso de aquellos encuentros autogestionados en plazas y parques. Su función es analizar y elaborar propuestas para mejorar los barrios, para luego elevarlas a las autoridades porteñas.
Al poco tiempo se supo por qué taparon el mural: en esa misma pared se realizó una nueva obra a cargo del Programa Cultural en Barrios del Gobierno porteño.
Formaba parte de la campaña Mayor Respeto del programa Proteger del ministerio de Desarrollo Humano y Hábitat de CABA para brindar “un abordaje activo y productivo para los más de 650 mil adultos mayores de los barrios porteños, que representan aproximadamente el 25% de la población total”. “En ese abordaje, se impulsan también acciones para erradicar el abuso y el maltrato”.
De todos modos, esto no fue argumento suficiente para la comunidad del Consultivo, que se organizó para exigir la reconstrucción del mural.
El mural “Mayor respeto” en el lugar del original “Que se vayan todos”, Plaza Raúl González Tuñón.
Dos décadas después, el mural renace gracias a los vecinos
Así lo militaron y lograron conseguir los permisos y herramientas necesarias para emprender este proyecto.
Luego de varias gestiones, las jornadas de pintura colectiva se concretaron a lo largo del mes de julio, como se había informado en ediciones anteriores. Se intervino otra pared dentro de la plaza, en torno a las postas aeróbicas, a escasos metros de la ubicación original.
“No fue bueno que se haya blanqueado. Tenía un valor patrimonial muy importante. Fue algo inconsulto. Reparar eso no fue fácil. Lo doloroso es hacer una reversión de un mural que prácticamente fue vandalizado por las propias autoridades”, dijeron a este medio desde el Consultivo.
Así se reunió un numeroso grupo de artistas que colaboraron con la realización de esta pieza: Emiliano Suárez, Dardo Fabián Flores, ESPACIOUPA, Gisela Arredes, Yazmín Castellon Pereyra, Julieta Trebino Michelucci, Camila Taboas, Aparicio Pali.
De hecho, en el Consultivo hay presentes algunos de los antiguos integrantes de la Asamblea Barrial, entre ellos Juan Carlos Suárez, padre de Emiliano.
Las fuerzas vivas de Balvanera, el Abasto y alrededores también colaboraron con esta causa, en particular: las Comisiones de Cultura, de Géneros, Diversidades y Discapacidades, de Espacio Público y Ambiente y de Presupuesto y Control de Gestión del CCC3; Asociación de Músicos “Ensamble Lírico Orquestal”; Teatro Luisa Vehil; Junta de Estudios Históricos de San Cristóbal; Ferretería Russomano.
“A los vecinos que colaboraron y acompañaron. Recordamos a miembros de aquella Asamblea que ya no están entre nosotros: Mateo Dittamo y Leonardo Dattoli”, figura en la obra, un homenaje a aquellos vecinos que fueron parte de la historia de la Asamblea Barrial de Almagro y Balvanera.
A 40 años de la recuperación democrática y a dos décadas del Argentinazo, los vecinos del Consejo Consultivo Comunal 3 escribieron una nueva página en la historia de la participación ciudadana local. Recuperaron un mural con historia y sentimiento, le dieron un nuevo sentido a esta pieza artística que condensa las luchas y reivindicaciones de la comunidad.
J.M.C.
La Plaza Tuñón está actualmente también con obras de mantenimiento. Todas las fotos actuales son de Roberto Almeida Aveledo.