La Fábrica de juguetes BH “Boutet Hermanos”
Parque Chas 98 años. La familia Boutet vivió inicialmente en Bauness y La Pampa. Habían llegado desde la zona del Abasto muy cerca del Mercado, donde el padre de familia conducía carruajes de su propiedad para transportar a personajes y familias porteñas en la época que Buenos Aires albergaba salones como “Chantacuatro” o el “Palais de Glace”; a los amantes del tango, y también para realizar los típicos paseos por Palermo y la Costanera sur.
A pocos meses de que Parque Chas cumpla sus 98 años recordamos a unas de las familias que habitó el barrio.
Rodolfo Boutet con la chapa que identificó al Bar “El León”
Anécdota gardeliana
Los Boutet alquilaban un local en la Avenida Triunvirato entre Olazábal y Blanco Encalada (hoy Galería comercial), donde Don Antonio -el jefe de familia- desarrollaba su trabajo como propietario de un restaurante que contaba con algo más de cien mesas para su atención.
Fue en ese lugar donde Antonio esperó, como amigo que era de muchos años, a Carlos Gardel para agasajarlo después de su actuación en el Cine Teatro 25 de Mayo. Pero la crónica cuenta que lamentablemente cuando todo estaba dispuesto, la multitud que colmó la sala y las afueras del teatro obligó a que “El zorzal criollo” fuese retirado por la puerta de atrás y llevado hacia otro lugar de la ciudad. Las mesas ya estaban tendidas para la celebración, pero los comensales no pudieron darle la despedida al amigo Gardel que nunca más volvieron a ver.
Posteriormente los Boutet deciden comprar (algo más allá de la calle La Pampa y el zanjón de Ballivián, detrás de las quintas) en el loteo de la firma Luchetti, un terreno en la hoy calle Liverpool 2939, donde comienzan a construir su propiedad en Parque Chas, siendo de los primeros “colonos” de estas tierras.
Años más tarde y cuando los hijos del matrimonio de Doña Luisa y Don Antonio ya comenzaban a tener edad de proyectar sus trabajos, deciden junto a Enrique, uno de sus hijos, adquirir otro terreno también en Parque Chas. Este estaba ubicado en la esquina de Gándara y Bauness. Allí, construyen un local para iniciar una actividad comercial, local donde aproximadamente en el año 1941 comenzó a funcionar el bar con despacho de bebidas que se llamó “El León”.
En 1944, Enrique Boutet contrae matrimonio, y pasa a compartir con su hermano Alberto, también con muy poco tiempo de casado, una propiedad contigua al bar que estaba compuesta por dos dormitorios, baño, cocina, un patio central y un jardín al frente sobre la calle Bauness. Las dos familias vivieron allí varios años, hasta que se decide cerrar el bar, ya que Parque Chas no era un barrio muy poblado y, además, la arteria más importante de Villa Urquiza (Triunvirato) ya empezaba a mostrar el esplendor de su vida social.
Los amigos del barrio en la fábrica de los Boutet. Gentileza Rodolfo Boutet
Etapa de la fábrica de Juguetes BH
Cerrado el bar, decidieron continuar la actividad comercial bajo el rubro juguetería. Para iniciar la fábrica, compraron una máquina “sin fin” con una mesa de madera y herramientas. Rodolfo Boutet (hijo de Enrique), relató hace varios años a Parquechasweb, que en la fábrica de juguetes “comenzaron a trabajar muchos de los jóvenes de Parque Chas”. “El hermano mayor de mi padre -Juan Carlos- estaba al frente de la parte mecánica del taller, y según me contaba el viejo, que mi tío Juanca, llegaba por la tarde después de trabajar por la mañana en otro taller, y les preparaba el trabajo a sus hermanos y a los talleristas”.
Los diseños de los juguetes pertenecían a Juan Carlos, camioncitos simples y acoplados con rueditas de madera, jueguitos de dormitorio, casitas en miniatura, mesitas, sillitas y pianitos con un sonido muy especial, dado los elementos con que se contaba en la época. En la fábrica que más tarde se amplió sobre la calle Bauness, llegaron a trabajar más de 20 personas, en su gran mayoría vecinos del barrio que comenzaban con su primer trabajo.
La juguetería Boutet Hermanos no tenía local de venta al público, destinaba la totalidad de su producción a la firma Matarazzo (la misma de las pastas), una empresa brasileña que cubría varios rubros, ubicada en un gran local sobre la avenida Corrientes, cerca del mercado de las flores. Matarazzo recibía y luego abastecía a las jugueterías minoristas de todo el país con los juguetes que producían los pequeños fabricantes.
A fines de los años 40 la importación de juguetes de chapa y plástico produce una caída importante en las ventas de los realizados en madera. Eran productos de mejor calidad, fabricados en serie, y en consecuencia comparado con los artesanales más baratos, por lo tanto, no había manera de competir, lo que dio como resultado que la mayoría de aquellos talleres tuvieron que bajar sus persianas ya que no tenían capital para invertir en la nueva tecnología.
Rodolfo, recordó en 2006, que después del cierre de la fábrica de juguetes, fueron alentados por un fabricante de máquinas textiles -vecino del barrio- de apellido Gordiola, para instalar una fábrica textil especializada en pasamanería y artículos para cortinados y tapicería. Se hacían cordones y cintas para cortinados, y además se compraban accesorios (ganchos, rieles, correderas), y se encargaban de la instalación.
Esta es una historia más de pioneros, de las tantas que sucedieron en los primeros 30 años de aquel incipiente Barrio Parque (uno de los más jóvenes de la Ciudad) llamado Parque Chas.
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