¿Alcoholismo o consumo social?
¿Qué es el alcoholismo? Un problema tan antiguo como la humanidad. El alcohólico no puede evitar serlo. El alcohol es una muleta, anestesia, un escape al dolor emocional. El alcoholismo no respeta sexo, edad, condición social, credo religioso, ni profesión. Puede conducir al hospital, a la calle, a la cárcel, al cementerio. También a otras adicciones.
Es reconocido mundialmente como una enfermedad, un gran problema de salud pública que recae sobre la familia y que tiene repercusiones en lo social y en lo económico. El alcohol genera violencia en el mundo porque el alcohólico al consumir pierde su sano juicio.
La Organización Mundial de la Salud declaró que es una enfermedad crónica y progresiva con efecto destructivo en la vida de las personas que sufren una obsesión mental. El alcohólico siempre piensa en alcohol porque es imposible para él vivir sin esto. El alcohólico padece una alergia física que no le permite detenerse frente a la presencia de alcohol. El primer trago desata un consumo imparable. Una vez alcohólico, alcohólico para siempre.
En los grupos de alcohólicos anónimos aprendemos que la primera copa no es la última y que deteniendo ese primer trago, detenemos el problema de la borrachera. Le decimos al recién llegado: “NO TOMES Y VOLVE MAÑANA”. “TE VAMOS A QUERER HASTA QUE APRENDAS A QUERERTE.
Muchas personas pueden beber y emborracharse y luego no volver a ingerir alcohol durante mucho tiempo. Pueden controlar la ingesta de alcohol en cuyo caso es probable que sean BEBEDORES SOCIALES.
Cuando el consumo de alcohol es una enfermedad, esto no es posible. Hablamos de una adicción al alcohol que desata OBSESIÓN (perturbación anímica producida por una idea fija), COMPULSIÓN (impulso y desee vehemente de hacer una cosa sin causa alguna) y ALERGIA (respuesta inmunitaria excesiva provocada por determinada sustancia en personas hipersensibles a ella).
Detectar esta diferencia y reconocer la enfermedad es algo que sólo puede hacer quien la padece. Por eso hablamos de autodiagnóstico y es nuestro objetivo primordial difundirlo masivamente y ofrecer nuestra experiencia de recuperación. El alcoholismo no se cura pero puede detenerse.
En Alcohólicos Anónimos contamos con literatura testimonial y a su vez éste tipo de textos con doce preguntas diagnósticas:
¿Ha tratado alguna vez de no beber por una semana o más sin haber logrado cumplir el plazo?
¿Le molestan los consejos de otras personas que han tratado de convencerlo de que deje de beber.
¿Ha tratado alguna vez de controlarse cambiando de una bebida a otra?
¿Ha bebido alguna vez por la mañana durante el último año?
¿Envidia usted a las personas que pueden beber sin que esto les ocasione dificultades?
¿Ha empeorado progresivamente su problema con la bebida durante el último año?
¿Ha ocasionado su modalidad de beber problemas en su hogar?
En reuniones sociales, donde la bebida es controlada, ¿trata usted de conseguir tragos extras?
A pesar de ser evidente que no puede controlarse, ¿ha continuado usted confiando que puede dejar de beber por sí solo cuando quiera hacerlo?
¿Ha faltado a su trabajo durante el último año por causa de la bebida?
¿Ha tenido alguna vez lagunas mentales a causa de la bebida?
¿Ha pensado alguna vez que podría tener más éxito en la vida si no bebiera?
La experiencia de miles de compañeros AA nos dice que si usted respondió 4 o más SI, y desea dejar de beber, podemos ayudarlo compartiendo recuperación y esperanza. En cada barrio hay un grupo. Recuerde que estamos para ayudarle.
Alcohólicos Anónimos
Grupo Santa Cruz
Urquiza 941