Un tesoro que se derrite con el paso del tiempo

Dentro del Hospital Español de Belgrano y La Rioja se ubica la Capilla “de la Medalla Milagrosa”, proyectada y construida entre fines del siglo XIX y comienzos del siglo XX. Este inmueble de gran valor patrimonial se encuentra en estado de abandono y un juicio de quiebra impide avanzar a fondo con su restauración integral. De todos modos, los vecinos de Balvanera bregan por un pronto acuerdo.
“Es patrimonio invaluable y también parte de la mejora de Balvanera”, dijeron a este medio vecinos de la Red por la Manzana 66, quienes siguen de cerca el proceso.
La trama es compleja y el paso del tiempo es implacable. Todo comienza en 1852 con el nacimiento de la Sala Española de Comercio y Asilo de Beneficencia, la primera agrupación de españoles en el Río de la Plata para asistir a peninsulares indigentes.
La entidad tuvo cambios a lo largo de su historia y luego pasó a llamarse Sociedad Española de Beneficencia, la cual quebró en 2017 y su posterior juicio es el que en parte impide una puesta en valor.
En sus inicios y años pujantes, la sociedad logró construir lo que hoy se conoce como Hospital Español de Buenos Aires, en Balvanera. En ese contexto, se le pidió al arquitecto noruego Alejandro Pedro Guillermo Christophersen que construya la capilla en los primeros años del siglo XX. Cuenta con elementos eclécticos y obras pictóricas atribuidas a los muralistas José Bermudo Mateos y Francesco Paolo Parisi.
Christophersen es autor también de la Basílica Santa Rosa de Lima de Belgrano y Pasco, a pocas cuadras. También hizo el Panteón de la Sociedad Española de Socorros Mutuos en el Cementerio de la Chacarita.
En Belgrano y La Rioja hay casi 20.000 metros cuadrados edificados que hoy presentan rajaduras, desprendimiento de material, humedad en cimientos y otros problemas estructurales, según un relevamiento de 2018 a cargo de la Dirección General de Patrimonio, Museos y Casco Histórico (Ministerio de Cultura porteño).
“Esta invalorable obra edilicia se encuentra doblemente comprometida por el paso implacable del tiempo, la falta de mantenimiento y su clausura durante décadas, a lo que se suma una situación jurídica”, expone una nota de 2020 con las firmas del capellán del Hospital Español Ricardo Daniel León y el entonces arzobispo de Buenos Aires Mario Poli.
La dirigían a autoridades del Gobierno porteño a cargo de Mecenazgo, un programa que permite financiar distintos proyectos patrimoniales y culturales. Por caso, a través del mismo se logró la puesta en valor de la Casa Viacava de Rivadavia y Bulnes, en Almagro, y decenas de proyectos artísticos en la zona del Abasto.
Así, la quiebra de la Sociedad Española de Beneficencia cuenta con unos 1.500 acreedores. Hasta que no sean resarcidos, el litigio continuará. Entre ellos figuran la Administración Federal de Ingresos Públicos y distintos proveedores médicos.
Tres años antes de la quiebra de 2017, la Justicia autorizó al PAMI a manejar la institución. En el presente continúa haciéndolo. De hecho, lleva adelante un proceso de puesta en valor del hospital, por el cual se realizaron trabajos de reforma edilicia, tanto en las fachadas como al interior del hospital de Belgrano y La Rioja.
En el proceso de quiebra intervino el Arzobispado de Buenos Aires, atento al deterioro de la capilla. Ante el Juzgado Comercial N° 22 Secretaria 43 alertó que el inmueble puede sufrir “un perjuicio inminente o irreparable”.
Primero pidió el “derecho real de superficie” sobre el suelo, vuelo y subsuelo de la construcción, pero le fue denegado. Luego, la jueza a cargo autorizó que encare “las obras necesarias para la conservación y restauración a su costo” de la capilla. Es por esto que se presentaron ante Mecenazgo, en un proyecto que contó con la participación del arquitecto Norberto José de la Torre, estudioso de la obra de Christophersen.
Pese a esta iniciativa, la capilla de Balvanera continúa cerrada al público en general. Se la suele usar como depósito y está rodeada de andamios y volquetes por la obra de puesta en valor general del Hospital Español antes mencionada.
No obstante, los vecinos de Balvanera sueñan que su restauración sea una realidad en breve, por el bien común del barrio.

J.M.C.